Eutanasia

En estos d¨ªas se ha anunciado que en el nuevo proyecto de ley se rebaja a seis a?os la pena por la pr¨¢ctica de la eutanasia; es decir, los m¨¦dicos que ayuden a morir a un enfermo terminal o irreversible, en vez de ir a la c¨¢rcel entre 12 y 20 a?os, s¨®lo ir¨¢n seis. Se?or Belloch, nos deja como est¨¢bamos. Los enfermos en fase terminal o irreversible no se quejan, no se manifiestan, no hacen huelgas. La enfermedad los deja mudos y en la mayor¨ªa de los casos anulados. Los enfermos agonizan en silencio, no molestan, y si no molestan, para qu¨¦ tocar un tema tan espinoso como la eutanasia.Los que rechazan la eutanasia no defienden la vida, defender la vida es defender el bien morir, lo otro es coartar la libertad individual. Sin libertad no hay vida y nadie es libre si est¨¢ enchufado a una m¨¢quina o depende de otros para todo. No se trata de matar a nadie, es ayudar a morir a quienes ya no pueden curar y sufren in¨²tilmente. Es as¨ª de sencillo.

Los que reivindicamos el derecho a decidir sobre nuestra propia muerte entendemos que regular la eutanasia se debe hacer con mucha prudencia y el primer paso para ello es que los enfermos o no enfermos lo hayan solicitado reiteradamente mediante un testamento vital o personalmente. Nos tememos que la, esperanza depositada en este Gobierno para enfrentarse decididamente a este tema est¨¢ agotando sus ¨²ltimos plazos. De cumplirse los pron¨®sticos electorales, el derecho a una muerte digna no tendr¨¢ precisamente un futuro solidarlo