"Las sanciones tienen efecto perverso en el trabajo de los ni?os"
El Programa Internacional para la Erradicaci¨®n del Trabajo Infantil (IPEC), de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (01T), arranc¨® en 1992 en seis pa¨ªses gracias a la financiaci¨®n de Alemania. Hoy su segundo financiador en importancia es Espa?a, que ha comprometido una contribuci¨®n de unos 1.440 millones de pesetas para su extensi¨®n a Centroam¨¦rica en una primera etapa de cinco a?os. Precisamente los dos pa¨ªses que conforman el origen de su directora, Gabriele Stoikov, nacida y criada en Barcelona, de padres alemanes , y que parecen haber dejado en ella a partes iguales un aire de eficacia germ¨¢nica y un ¨ªmpetu y una claridad muy mediterr¨¢neas.Boicotear o imponer sanciones comerciales a los productos fabricados por ni?os, como proponen muchas voces en el mundo industrializado, es, para Stoikov, una medida que puede tener efectos "perversos". "Boicotear una industria de alfombras y hundirla sin dar alternativas equivale a mandar a los ni?os a la prostituci¨®n o al tr¨¢fico de drogas", afirma. El IPEC trabaja con decenas de pa¨ªses para prevenir el trabajo infantil, mejorar la situaci¨®n de los m¨¢s de 200 millones que trabajan en el mundo y liberar a los que est¨¢n sometidos a esclavitud o servidumbre.
Formada en idiomas y ciencias sociales y econ¨®micas en la Universidad de Ginebra, antes de dirigir el IPEC en la sede de la OIT en esa ciudad, trabaj¨® e investig¨® en el desarrollo de recursos humanos y direcci¨®n de empresas. Posibilismo y gradualismo dominan en su estrategia de trabajo. "Cuando pienso en lo que queda por hacer me falta coraje, prefiero pensar en lo que vamos haciendo. Y prefiero hacer un good boys club [club de chicos buenos] a un club de chicos malos. Para imponer sanciones siempre hay tiempo", dice, "aunque creo firmemente que es mejor al rev¨¦s: dar incentivos comerciales a los pa¨ªses que avancen en la soluci¨®n del problema".
El programa act¨²a con energ¨ªa para liberar a los ni?os de la esclavitud o la servidumbre, de los trabajos peligrosos o de la prostituci¨®n, pero es en la prevenci¨®n y en la protecci¨®n donde hace m¨¢s hincapi¨¦.
Un buen ejemplo de su filosof¨ªa es el memor¨¢ndum de entendimiento alcanzado con 1.400 empresas del vestido de Bangladesh, que va a servir de modelo para otros pa¨ªses. Esa industria se ha comprometido colectivamente a los puntos siguientes:. prohibici¨®n total de nuevos contratos a menores de 14 a?os; a los de 12 a 14 a?os se les mantiene el mismo sueldo, pero disminuyen las horas de trabajo, y el tiempo liberado se dedica a aprendizaje. Los menores de 12 ser¨¢n reemplazados por alguien de su familia; cuando esto no sea posible, se les dar¨¢ un peque?o estipendio, financiado por la OIT y el Unicef al principio, y poco a poco por la comunidad y por los padres, y se les enviar¨¢ a una escuela especial dirigida por una ONG local que les impartir¨¢ unos programas-puente especiales. "Con 400.000 d¨®lares [unos 48 millones de pesetas] podemos limpiar una industria completa en un a?o", concluye Stoikov. Muchos pa¨ªses se resisten a reconocer el problema por miedo a las sanciones comerciales -y muy especialmente en lo que respecta al trabajo forzoso, peligroso o de ni?os muy peque?os-, pero a veces entran cuando se les plantea la prevenci¨®n. Entonces se llega a un compromiso formal con ellos y se constituye una especie de peque?o consejo de administraci¨®n, formado por el Gobierno, los empleadores y los trabajadores, adem¨¢s de algunas ONG marco del pa¨ªs, que eligen entre los proyectos que se presentan. "Ahora mismo hay 500 proyectos en marcha y no hay dos iguales", subraya Stoikov.
"Es fundamental que sientan que es un problema suyo, no algo que les viene de fuera", afirma la directora del IPEC. "No tenemos a nadie que no sea nacional trabajando en proyectos nacionales, salvo expertos internacionales durante una semana o dos para cosas concretas. La eliminaci¨®n del trabajo infantil debe ser una pol¨ªtica integrada en las pol¨ªticas de desarrollo social y econ¨®mico del pa¨ªs".
Huir de la esclavitud y de la prostituci¨®n
Hay ni?os vendidos, secuestrados o tomados en prenda por una deuda; ni?os que trabajan 100 horas a la semana, que est¨¢n encadenados haciendo alfombras, que est¨¢n prostituidos; ni?os menores de 10 a?os que trabajan en la construcci¨®n o en las minas. Gabriele Stoikov afirma: "Hay que sacarlos inmediatamente. Sin embargo, hay unos casos m¨¢s complicados que otros. Se puede conseguir que a los ni?os que ponen mechas en las minas, un trabajo muy peligroso, se les traslade a seleccionar el carb¨®n; que los ni?os, peque?¨ªsimos, que echan pesticidas gateando bajo los arbustos de t¨¦ sean sustituidos por m¨¢quinas. Pero liberar un ni?o esclavo es un proceso largo y penoso; cuando se llega al final del hilo, muchas veces el ni?o ya ha sido revendido.
En el norte de Tailandia hay, una zona que linda con Birmania y Camboya en la que abunda el tr¨¢fico de drogas, de piedras preciosas y de ni?as, muchas de ¨¦stas importadas de los pa¨ªses vecinos. Hay un ¨ªndice muy alto de consumo de drogas entre la poblaci¨®n. Una ONG local aplica en esa zona, con apoyo del IPEC, un programa preventivo de la explotaci¨®n infantil.
Las familias que son presa f¨¢cil de los reclutadores de ni?as son aquellas en que los padres est¨¢n divorciados, tienen deudas, son drogadictos o alg¨²n hijo o hija ya ha sido llevado a una ciudad. La ONG les visita y les explica que existe la alternativa del pensionado, normalmente muy modesto, costeado por la comunidad local. Las ni?as aprenden a leer y a escribir y un oficio que les permite ganarse la vida sin salir de la regi¨®n.
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