De p¨¢ramos y hoces

De la interesante carta de Aurelio Rubio -Burgos, 8 de julio- sobre el manido tema de las hoces del Cabriel, es de elogiar el inteligente acertamiento al problema que hace el autor, basado en un m¨¢s que suficiente dominio de la iron¨ªa.Sin embargo, decepciona su tendenciosa obcecaci¨®n en desprestigiar, sin el m¨¢s m¨ªnimo argumento s¨®lido exigible, un paraje natural de tal belleza, que ninguno de los nombres propios citados por el remitente, y mucho menos, me temo, el remitente mismo, han sabido o han querido captar.

Coincido con el se?or Rubio en una obviedad: las hoces han sido objeto de una execrable utilizaci¨®n electoralista, a la postre rentabilizada con mayor o menor ¨¦xito por una de las partes que ¨¦l cita. Pero lamento la inconsistencia y ligereza con las que ironiza sobre el valor ecol¨®gico del paraje, objeto pasivo y paciente de la pol¨¦mica.

Su belleza resultar¨¢, sin duda, de dif¨ªcil apreciaci¨®n des de una "finca de empresarios de tragaperras", m¨¢xime si uno acude en su b¨²squeda, tentado por el gusanillo de la pol¨¦mica electoralista suscitada en torno a ¨¦l. 0 por su aparici¨®n o no en alguna de las gu¨ªas tur¨ªsticas por las que suelen guiarse, valga la redundancia, los viajeros, tan bien retratados, por otra parte, en el suplemento semanal de la fecha de la carta, por Juanjo Mill¨¢s.

Se?or Rubio, siento que las maravillas prometidas, a las que usted se acerc¨® con tanta curiosidad y buena fe desde su inigualable p¨¢ramo burgal¨¦s, le decepcionaran tan profundamente; a m¨ª me encantan.-