La paradoja del coronel
Rodriguez Galindo nunca ha tenido que declarar en relaci¨®n con el 'informe Navajas' pese a haber sido intensamente investigado
La pieza central del gran rompecabezas desplegado sobre las movedizas arenas de un c¨²mulo de sospechas y denuncias nunca probadas es el laureado coronel de la Guardia Civil, primer jefe de Intxaurrondo (Guip¨²zcoa), m¨¢ximo experto de la lucha contra ETA, Enrique Rodr¨ªguez Galindo (Granada, 1939). De forma parad¨®jica, el hombre al que se ha mantenido durante a?os bajo el foco de una duda, soterrada al principio y luego clamorosa, expresada incluso p¨²blicamente por parlamentarios del PNV, jam¨¢s ha sido llamado a declarar por los jueces o los fiscales que han investigado la presunta trama. Y es que en este endiablado asunto, plagado ciertamente de paradojas, lo que ocurre es que las sospechas aventadas por quienes filtraron los datos en su d¨ªa han ido siempre muy por delante de los indicios suficientes y de las pruebas obtenidas en una investigaci¨®n cortocircuitada pol¨ªticamente en sus comienzos y boicoteada despu¨¦s por quienes vieron en ella un ataque desleal y en toda regla al primer jefe de Inxtaurrondo.En el informe Navajas, elaborado por la Fiscal¨ªa de San Sebasti¨¢n con fecha 12 de mayo de 1989, las referencias textuales al entonces teniente coronel de la 513 Comandancia y a punto de ser ascendido a general -el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, ha anunciado que llevar¨¢ el nombramiento a un pr¨®ximo Consejo de Ministros- le situaban "directamente conectado al grupo de supuestos contrabandistas y narcotraficantes formado por Jos¨¦ Antonio Santamar¨ªa, Manuel Carballo y Ram¨®n Ezcurdia, con los que, al parecer, ha tenido peri¨®dicas reuniones en un chal¨¦ propiedad de Ezcurdia y situado en alg¨²n punto de La Rioja. Posee, al parecer, importantes bienes inmobiliarios (11 viviendas) distribuidos por diversos puntos del territorio nacional y registrados siempre a nombre de sus hijos. Como dat¨® interesante se recalca que, pese a residir durante los ¨²ltimos nueve a?os en Guip¨²zcoa, no figuran datos suyos como contribuyente. La investigaci¨®n al mismo habr¨ªa de hacerse con sumo cuidado al ser un elemento destacado de la lucha antiterrorista".
A la vista del nombre de Rodr¨ªguez Galindo, el fiscal general de la ¨¦poca, Javier Moscoso, opt¨® por guardar en su caj¨®n las diligencias previas que el propio fiscal donostiarra, Luis Navajas, le entreg¨® en mano. Una actitud asimilada como "la t¨ªpica reacci¨®n de v¨¦rtigo" Ante lo trascendente del caso, de miedo a que la honorabilidad del guardia civil m¨¢s condecorado, del primer espada contra ETA, quedara arrumbada en el esc¨¢ndalo.
El asunto permaneci¨® dormido durante a?o y medio, pero una copia de ese informe lleg¨® al entonces director de la Guardia Civil, Luis Rold¨¢n, a trav¨¦s, quiz¨¢, del propio vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, o del secretario de organizaci¨®n del PSOE, Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas.
La Direcci¨®n General de la Guardia Civil elabor¨¦ a continuaci¨®n un informe, origen de las diligencias 491 / 91, instruidas posteriormente por el juez Fernando Andreu, en el que, tras subrayar la escasa credibilidad de las fuentes acusatorias, se exculpaba al jefe de Intxaurrondo de buena parte de las imputaciones establecidas en el informe Navajas. As¨ª, se afirmaba que "no se ha sabido de relaci¨®n alguna entre Rodriguez Galindo y Jos¨¦ Antonio Santamar¨ªa Vaqueriza" y se indicaba que el primer jefe de Intxaurrondo rompi¨® la relaci¨®n amistosa que mantuvo con un tal Luis Astiazar¨¢n Iraola, "distribuidor habitual de coca¨ªna", seg¨²n se indicaba en el informe Navajas, al tener noticias que relacionaban a este ¨²ltimo con actividades il¨ªcitas.
En el informe ordenado por la Direcci¨®n de la Guardia Civil, conocido como el contrainforme, se a?ad¨ªa que Rodr¨ªguez Galindo inici¨® en ese momento una investigaci¨®n sobre las supuestas actividades de Astiazar¨¢n y que ¨¦l mismo "solicit¨® la intervenci¨®n de su tel¨¦fono en l986". Seg¨²n ese escrito, "el chal¨¦ situado en alg¨²n punto de La Rioja" al que se hac¨ªa referencia en el informe Navajas era probablemente "la casa de Oy¨®n", propiedad de Astiazar¨¢n. La "relaci¨®n amistosa" entre el entonces teniente coronel y el sospechoso de narcotr¨¢fico se explicaba en el contrainforme argumentando que este ¨²ltimo "es una de esas personas que alardean de ser simpatizantes del cuerpo y son conocidas las relaciones de este se?or con bastantes otros jefes y oficiales que est¨¢n o han estado destinados en unidades de la quinta zona". El mismo informe descartaba igualmente la posibilidad de que Rodr¨ªguez Galindo hubiera intervenido en la adjudicaci¨®n de la obra del acuartelamiento de Intxaurrondo al antiguo contrabandista y constructor Ram¨®n Ezcurdia Fagoaga, a quien uno de los confidentes interrogados por Navajas consideraba "socio" del jefe de la 513 Comandancia. Tras anotar que Ezcurdia fue inculpado por contrabando de tabaco por fuerzas de la Guardia Civil de Guip¨²zcoa en dos ocasiones durante 1982, el contrainforme se?alaba que Rodr¨ªguez Galindo desempe?a el cargo de jefe de la comandancia desde el 23 de junio de 1986 y que la obra del acuartelamiento de Intxaurrondo, en la que "intervinieron hasta cinco empresas", finaliz¨® entre 1979 y 1980.
Los investigadores no encontraron los 11 pisos atribuidos a Rodr¨ªguez Galindo. "El cuarto lo re o", ha repetido insistentemente el coronel, para quien la primera cifra es el resultante de la suma de las viviendas adquiridas a lo largo de su vida tanto por ¨¦l como por sus hijos y de los inmuebles de un sevillano que responde a su mismo nombre y apellidos. Tampoco la investigaci¨®n por la Guardia Civil de "las cuentas corrientes de sus familiares en tercer grado", como afirm¨® en su d¨ªa el siguiente fiscal general del Estado, Leopoldo Torres, dio fruto alguno. Cuando, tras la filtraci¨®n a la prensa, Torres decidi¨® finalmente dar luz verde a la investigaci¨®n judicial y poner en manos del fiscal donostiarra los medios humanos y materiales solicitados, el juez Andreu no consider¨® necesario u oportuno investigar las cuentas del jefe de Intxaurrondo ni intervenirle el tel¨¦fono.
Lo cierto es que los an¨®nimos contra Rodr¨ªguez Galindo empezaron a circular hace ya siete a?os. En uno de esos estos remitidos a medios de comunicaci¨®n se afirmaba que el jefe de la Guardia Civil en San Sebasti¨¢n "tiene o ha tenido bastantes relaciones con Amedo, Navascu¨¦s y una mujer francesa que es de los GAL. Este jefe maneja mucho dinero y como ejemplo dicen que tiene un coche Mercedes, propiedades inmobiliar¨ªas en Zaragoza, Santander..., inversiones en Bolsa".
[El ex comisario Francisco ?lvarez, ex responsable de la lucha antiterrorista, ha declarado al juez Baltasar Garz¨®n que Enrique Rodr¨ªguez Galindo era uno de tres jefes del instituto armado implicados en el GAL verde, el de la Guardia Civil].
El an¨®nimo, firmado a nombre de Patxi-Jon, indicaba que Galindo "tiene ¨ªntima amistad con el director Rold¨¢n y el abogado Argote y se vanagloria de mandar m¨¢s que los generales y coroneles -¨¦l [entonces] es s¨®lo comandante- y dice que puede hacer lo que quiera porque sus superiores le tienen miedo por lo que ha hecho. Hace unos dos a?os fueron detenidos en Ir¨²n un sargento y dos n¨²meros de ese cuerpo que eran ¨ªntimos colaboradores suyos y llevaban pistolas entregadas por Galindo iguales a las de los GAL. Estaban robando y les detuvo la polic¨ªa y han recibido cantidad de dinero y ayudas de Galindo para que no hablen, saben mucho de las andanzas de los GAL".
El sargento detenido al que alud¨ªa el an¨®nimo es, sin duda, Enrique Dorado Villalobos, condenado por la Audiencia de San Sebasti¨¢n en tres ocasiones: la primera, por torturas; la segunda, por robo, atentado y tenencia il¨ªcita de armas, y la tercera, por cohecho en complicidad con el grupo de Jos¨¦ Antonio Santamar¨ªa. Expulsado en junio ¨²ltimo de la Guardia Civil, Dorado Villalobos figuraba en el informe Navajas como colaborador de Santamar¨ªa y de Jos¨¦ Luis Migu¨¦liz Areta y perteneci¨® de hecho al n¨²cleo de confianza de Rodr¨ªguez Galindo en Intxaurrondo. Ante uno de los tribunales que le juzg¨®, Dorado se revolvi¨®, iracundo, cuando la acusaci¨®n particular aludi¨® a Rodr¨ªguez Galindo. "Nadie puede manchar al honorable coronel Galindo", proclam¨®.
Por otra parte, el comandante M¨¢ximo Blanco L¨®pez, mano de recha hasta 1993 de Rodr¨ªguez Galindo, fue trasladado fulminantemente despu¨¦s de que se descubriera que hab¨ªa pedido dos millones a Jos¨¦ Manuel Olarte Urreizti,Plomos, un supuesto contrabandista y narcotraficante que fue asesinado por ETA, y de que, mientras era investigado, formulase en 1992 una denuncia secreta ante mandos del cuerpo contra su superior y otros oficiales implic¨¢ndoles en operaciones de contrabando cuyos beneficios se utilizaban en la lucha contra ETA.
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