El respeto a un esquema de trabajo
Sabino Padilla era profesor de Fisiolog¨ªa animal en la Universidad de Vitoria cuando recibi¨® la llamada de Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri para entrar a formar parte del equipo. Reynolds-Banesto. Agosto de 1990. Pedro Delgado era el l¨ªder indiscutible del ciclismo espa?ol, pero Ech¨¢varri le coment¨® a Padilla que, de no tener mucho tiempo disponible, se dedicara a Miguel Indur¨¢in porque "pod¨ªa hacer grandes cosas". Padilla tard¨® medio a?o en dar una respuesta afirmativa. Observ¨® a los corredores en una concentraci¨®n invernal. Luego, tuvo la oportunidad de examinarlos. A Delgado, Gorospe, Bernard e Indur¨¢in entre otros. Los datos de Indur¨¢in estaban claramente por encima de los dem¨¢s. Era algo m¨¢s que una buena materia prima.En 1986, Indur¨¢in, en compa?¨ªa de Ech¨¢varri, hab¨ªa visitado la cl¨ªnica del doctor Francesco Conconi, el m¨¦dico m¨¢s prestigioso del ciclismo y actor principal en el r¨¦cord de la hora de Moser. Mucho se ha especulado sobre la importancia de esa visita, pero el paso del tiempo demostr¨® que hubo mucha exageraci¨®n. Conconi se limit¨® a recomendar a Indur¨¢in que perdiera peso, con un trabajo espec¨ªfico y una dieta. Desde 1986 hasta 1991 no hubo m¨¢s consultas. Indur¨¢in siempre recuerda que sus problemas de peso (90 kilos al comienzo de su carrera) los detectaba hasta su propio padre: "Hijo m¨ªo, con ese culo nunca vas a poder subir un monte".
S¨ª sub¨ªa montes
Pero Indur¨¢in ya empez¨® a subir montes en 1986, cuando gan¨® el Tour del Porvenir.
La llegada de Padilla coincidi¨® con el primer Tour completo de Indur¨¢in. En 1990, era un hecho que ese corredor pod¨ªa con una carrera de tres semanas entre los mejores (hab¨ªa terminado d¨¦cimo). Hab¨ªa conseguido un buen puesto teniendo en cuenta que tuvo esfuerzos extra porque hubo de trabajar para Delgado. Padilla empez¨® a trabajar con Indur¨¢in en febrero de 1991. Fue al Tour con una preparaci¨®n especial y, sobre todo, el trabajo de un jefe de filas. Indur¨¢in termin¨® muy bien la Vuelta a Espa?a aunque no pudo pasar del segundo puesto (se la adjudic¨® Melchor Mauri). En las pruebas previas al Tour, super¨® claramente los datos de Delgado. Esa informaci¨®n s¨®lo la manejaba Ech¨¢varri, que se limitaba a decir: "Ser¨¢ la carrera la que decida entre Indur¨¢in y Delgado". Indur¨¢in se adjudic¨® el Tour. El sue?o de Ech¨¢varri se cumpli¨®.
Desde entonces hasta hoy, Indur¨¢in ha respetado unos esquemas de trabajo que van encaminados a encauzar su capacidad de resistencia con una eficaz recuperaci¨®n. Tiene una ventaja: le gusta el entrenamiento. S¨®lo en este punto trabaja con puls¨®metro. Dicen de Indur¨¢in que es el hombre que mejor conoce los Pirineos: toma el coche en Pamplona y se dirige a cualquier puerto. Algunas de sus sesiones en monta?a duran ocho horas. "El Tour se empieza a ganar en enero", argumenta Padilla.
1992 y 1993 fueron a?os de simple evoluci¨®n. Se cumpl¨ªan los dos grandes objetivos: Giro y Tour. No hubo ning¨²n dato significativo: la m¨¢quina funcionaba. En 1994 vienen los primeros problemas: se registraron demasiadas rupturas en el plan de trabajo. Indur¨¢in acude al Giro de 1994 en peores condiciones. Lo gana Bezin. En el Tour logra una posici¨®n de gran ventaja en la segunda semana, que le permite maniobrar. A la tercera semana acusa cansancio: pierde claramente la cronoescalada de Avoriaz ante Ugrumov. No hay una actitud de reserva por su parte. Sencillamente, Ugrumov est¨¢ m¨¢s fuerte y se adapta mejor a ese tipo de etapa.
Las consecuencias del cuarto Tour se aplican para el quinto. Llega con el mismo volumen de trabajo, pero con menos intensidad. Se le cambia la competici¨®n. Toma la salida m¨¢s entero que en a?os anteriores. Quienes le observan aprecian que est¨¢ m¨¢s delgado, m¨¢s fino. Sus rivales, por el contrario, dicen que le ven m¨¢s gordo. "Es una cuesti¨®n de sensaciones", responde Padilla.
La m¨¢quina Indur¨¢in ha progresado en 1995. Es una m¨¢quina perfecta porque ha superado la esclavitud de la tecnolog¨ªa: Indur¨¢in s¨®lo se gu¨ªa por sus sensaciones; sabe cu¨¢ndo est¨¢ en perfecta forma o a cu¨¢nta distancia le separa de su mejor momento. Su entrenamiento, a estas alturas, est¨¢ mucho menos dirigido que el de muchos ciclistas. Un cambio de preparaci¨®n este a?o le ha permitido ser m¨¢s ofensivo en este Tour. Seg¨²n su m¨¦dico, "es imposible determinar, con los datos en la mano, que ha alcanzado su techo".
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