Bayreuth inicia su festival wagneriano con una representaci¨®n de 'Tannh?user' s¨®lo correcta
La m¨¢s celebre fiesta de la m¨²sica alemana se abre con mucho lujo y pocas sorpresas
La obsesi¨®n por el orden dominaba hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la ciudad en las horas previas a la inauguraci¨®n del festival. Jardineros, servicio de limpieza, escaparatistas, redoblaban sus esfuerzos para que todo estuviese inmaculado en el momento que la orquesta acometiese los primeros compases de la obertura de Tannhd?ser. La procesi¨®n de limusinas, Rolls Royces Y Mercedes se vio perturbada por una manifestaci¨®n estudiantil. Hubo tiempo hasta de que uno de los pol¨ªticos locales se fotografiase sonriente con los manifestantes.
Arriba, en la puerta del teatro centenares de personas se hab¨ªan agrupado para ver y aplaudir caras famosas de la pol¨ªtica, la aristocracia y las finanzas. Roman Herzog, presidente alem¨¢n, y su mujer, Christiane, recibieron abundantes muestras de apoyo al principio, en los intermedios y al final de la funci¨®n. Una de las parejas m¨¢s llamativas era la formada por la princesa Gloria von Thurn und Tasis, de generoso escote, con el cantante negro de soul Quincy Jones. El gran rito wagneriano estaba a punto de volver a empezar, pero el espect¨¢culo tambi¨¦n estaba en la- calle.En Bayreuth se respira hasta el acoso la presencia de Wagner. En estos d¨ªas coinciden exposiciones dedicadas a temas monogr¨¢ficos como Wotan en Bayreuth, Wagnery el erotismo, Wagner en Venecia, etc¨¦tera . Llama la atenci¨®n una de Antoni T¨¤pies bajo el t¨ªtulo Carrer de Vagner, en que el artista catal¨¢n acompa?a varios de sus grabados con textos de Joan Brossa, que hacen alusi¨®n a la m¨²sica "rocosa y roja" de Wagner o evocan a alguno de sus personajes como el Holand¨¦s Errante o Waltraute. Lo espa?ol, y no precisamente wagneriano, est¨¢ tambi¨¦n en el teatro R?mischen de los jardines del Ermitage, donde una compa?ia local representa desde Junio y hasta el 19 de agosto La corte de los milagros, de Lope de Vega.
Renovaci¨®n
Este a?o se ha renovado el techo y otros espacios del Festpielhaus, restaurando colores y detalles decorativos con la intenci¨®n de, seg¨²n Wolfgang Wagner, "reencontrar el aspecto hist¨®rico conforme al original". La sala queda, efectivamente, m¨¢s "bonita", con estas tonalidades cremas, azules y pastel. Hay, asimismo, un esfuerzo de renovaci¨®n en los programas de mano desde la edici¨®n anterior, y en resaltar las caracter¨ªsticas de Bayreuth como festival no nacional, ni nacionalista, sino europeo, seg¨²n (como siempre) las "inten ciones de Wagner".No parece Tannh?user la ¨®pera m¨¢s apropiada para una premiere de no ser que se tengan algunas en la manga como un cantante de relumbr¨®n, una propuesta esc¨¦nica novedosa o un director de orquesta con carisma. Nada de ello concurr¨ªa en est¨¢ ocasi¨®n.
La representaci¨®n de Tannh?user de la noche inaugural no pas¨® de la correcci¨®n, salvo alg¨²n momento excepcional como todos aquellos en los que intervino el coro dirigido por Norbert Balatsch. Es admirable comprobar c¨®mo a?o tras a?o los coros mantienen un nivel tan envidiable de fuerza y conjunci¨®n. La orquesta, dirigida por Ronald Runnicles, aprovech¨® las oberturas para mostrar su buen hacer, dentro de una l¨ªnea que aprovechaba al m¨¢ximo las peculiares condiciones ac¨²sticas de la sala, tan elogiadas por muchos artistas y tambi¨¦n tan vilipendiadas por otros, como el director de orquesta Georg Solti. En cualquier caso, el sonido aqu¨ª es distinto y tanto las masas orquestales como corales se adecuaron con celeridad.
Los cantantes mantuvieron un nivel medio aceptable. W. Neumann, debutaba en Bayreuth. Su Tarinh¨¢luserjesult¨® forzado en muchos momentos, con apoyos desiguales, y falto de continuidad, dentro de una l¨ªnea estimable. Especialmente aplaudidos fueron A. Sotin (Landgraf) por su veteran¨ªa y C. Hossfeld (joven pastor) por su juventud. Alg¨²n abucheo se escuch¨® para T. Kiberg (Elisabeth), pero su prestaci¨®n no fue en absoluto inferior al resto de sus compa?eros, y hasta si me apuran mantuvo una l¨ªnea de canto m¨¢s compacta que ellos.
La puesta en escena de Wolfgang Wagner para esta obra se ha quedado anticuada. Algunos aciertos como la escena del bosque no ocultan la visi¨®n trasnochada y hasta discotequera de la bacanal, su vinculaci¨®n a la organizaci¨®n circular de los espacios o su convencional y plana direcci¨®n de actores. En conjunto, fue un Tannh?user irrelevante en el primer acto, mon¨®tono en el segundo y con alg¨²n atisbo de levantar el vuelo en el tercero (sobre todo, por los coros). No fue superior a los que se pueden ver y escuchar en Hamburgo, Berl¨ªn o M¨²nich, y, por citar un lugar fuera de Alemania, en Seattle. Tal vez para muchos sea suficiente dado el magnetismo que ejerce este lugar, pero a Bayreuth hay que exigirle mucho, much¨ªsimo, m¨¢s.
Babelia
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