Una hormona de control de la obesidad hace adelgazar espectacularmente a los ratones
La empresa que ha comprado el hallazgo quiere probarlo en personas el a?o que viene
Hasta un 30% de su peso perdieron los ratones del laboratorio de Jeffrey Friedman, en dos semanas, al ser inyectados diariamente con una hormona que sus genes defectuosos no son capaces de producir. Pero adelgazamiento no s¨®lo es espectacular en estos ratones, patol¨®gicamente obesos, sino que tambi¨¦n en animales normales. Aunque dar el paso de ratones a seres hu manos no es sencillo en estas investigaciones, los cient¨ªficos creen que el mismo mecanismo molecular de control de peso funciona en las personas y esperan desarrollar un tratamiento adelgazante enseguida.
La empresa estadounidense Amgen que pag¨® 20 millones de d¨®lares (unos 2.500 millones de pesetas) por la licencia de productos basados en el gen de la obesidad, pretende empezar ensayos en humanos el a?o que viene y cree que en cuatro o cinco a?os podr¨ªa estar un producto en el mercado, informa Reuter. La cotizaci¨®n en Wall Street de sus acciones ha subido en cuanto se han hecho p¨²blicos los trabajos cient¨ªficos, publicados hoy en la revista Science, en tres art¨ªculos complementarlos sobre los efectos adelgazantes de la nueva prote¨ªna (hormona) reguladora de la obesidad. La inyecci¨®n diaria de la prote¨ªna OB produjo una reducci¨®n del peso del cuerpo de los ratones, que ten¨ªan el gen de la obesidad defectuoso, en un 30% tras dos semanas de tratamiento, sin que se apreciase toxicidad y sin efectos secundarios, afirman Friedman (Instituto Hughes de la Universidad Rockefeller) y sus colegas. En los animales se apreci¨® un incremento del metabolismo, un aumento de su actividad f¨ªsica y la desaparici¨®n de la diabetes asociada a su enfermedad.
Ingenier¨ªa gen¨¦tica
Por si fuera poco, se prob¨® al, mismo tiempo el efecto que esas inyecciones tendr¨ªan en animales normales y se observ¨® una reducci¨®n dr¨¢stica de grasas, del 12% al 0,6%. La prote¨ªna de rat¨®n fue fabricada por ingenier¨ªa gen¨¦tica (se introduce el gen responsable en bacterias Escherichia coli para que ¨¦stas la produzcan).Pero tambi¨¦n se ha probado el efecto en ratones de laboratorio de la prote¨ªna humana correspondiente, "La bioactividad en los ratones de la prote¨ªna OB humana y de rat¨®n plantea la posibilidad de que su administraci¨®n a humanos tenga efectos similares", afirman Friedman y sus colegas. De todas formas, el mecanismos puede no ser id¨¦ntico en ratones y en humanos y queda mucha investigaci¨®n por hacer antes de que se pueda pensar en un tratamiento seguro contra la gordura. Adem¨¢s, no todos los casos de obesidad se deben a esta rara mutaci¨®n del gen ob, seg¨²n los expertos.
Estos investigadores descubrieron, a finales del a?o pasado, el gen ob en ratones e identificaron el hom¨®logo en humanos (ver EL PA?S, 1 de diciembre de 1994); tambi¨¦n identificaron el gen hom¨®logo en humanos. Recibieron entonces la millonaria subvenci¨®n de Amgen por los derechos de explotar los productos derivados del gen. Mientras tanto, un equipo de investigaci¨®n de la misma empresa, dirigido por Frank Collins, ha desarrollado una investigaci¨®n paralela cuyos resultados coincidentes se presentan tambi¨¦n hoy.
El gen ob contiene instrucciones para producir una prote¨ªna que act¨²a como se?al en sistema regulador de la grasa en el cuerpo y la mutaci¨®n induce un s¨ªndrome caracterizado por la obesidad. El mecanismo, a grandes rasgos, es el siguiente: la prote¨ªna OB, producida por las c¨¦lulas grasas, es una se?al que informa al cerebro de las reservas en el organismo de forma que cuando la se?al es nula, por ausencia de la prote¨ªna en la sangre, el cerebro desencadena la sensaci¨®n de apetito y reduce el metabolismo para ahorrar energ¨ªa; pero cuando el gen responsable de fabricar la prote¨ªna produce suficiente cantidad de ¨¦sta, porque el nivel de reservas en las c¨¦lulas grasas es alto, el cerebro recibir¨¢ la se?al intensa y surge la sensaci¨®n de saciedad.
Si el gen est¨¢ estropeado no producir¨¢ la prote¨ªna, el cerebro no se entera de que hay suficientes reservas acumuladas, considera que el animal se est¨¢ muriendo de hambre y da las ¨®rdenes pertinentes para seguir comiendo, a no ser que se introduzca artificialmente la prote¨ªna en el organismo, como se ha hecho en los experimentos.El tercer grupo de investigaci¨®n que hoy ha dado a conocer sus resultados, dirigido por Arthur Campfield (de Hoffmann-La Roche) se dirige precisamente a los procesos desencadenados en el cerebro por la hormona en cuesti¨®n y afirman que "puede actuar directamente sobre las redes de neuronas que controlan la alimentaci¨®n y el balance de energ¨ªa".
Los resultados de los experimentos indican que la p¨¦rdida de peso se debe a que los animales inyectados con la prote¨ªna comen menos aunque tengan la comida a su disposici¨®n y a que aumenta su consumo energ¨¦tico.
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