El d¨ªa de la Virgen
No procede en esta hora sino derramar alabanzas y entonar loores a la Virgen, puesto que es su d¨ªa. Espa?a entera lo celebra y rara ser¨¢ la poblaci¨®n del pa¨ªs, especialmente en la Comunidad madrile?a, donde falten manifestaciones religiosas y jolgorios paganos dedicados a aliviar la transverberaci¨®n, honrar la virginidad, corresponder al amor materno de la Gloriosa.Ave Maria gratia plena, consignaron, las liturgias para que repitiera el orbe entero en un solo idioma la famosa salutaci¨®n ang¨¦lica. Y los pueblos de Iberia, entre ellos el que llaman con propiedad madrile?o, entendieron de inmediato por d¨®nde iba la vaina. Y puestos a enaltecer en su d¨ªa propio las virtudes m¨¢ximas de la De¨ªpara, tan Dolorosa como Concepci¨®n Inmaculada, tiraron la casa por la ventana y organizaron verbenas.
No s¨®lo organizaron verbenas: tambi¨¦n corridas de toros. En el d¨ªa de la Virgen -el m¨¢s taurino del a?o, sin lugar a dudas- se da tal n¨²mero de festejos en el solar patrio, que la grey taur¨®maca ha incorporado a su realidad estructural el siguiente aserto: "El que no torea el d¨ªa de la Virgen, o tiene una cornada en la ingle o no es torero".
Bailes populares se incorporan a Ia exaltaci¨®n mariana, mejor si son de la modalidad que llaman agarrao, conducidos por disciplinadas bandas municipales, finas orquestas, orquestinas selectas, sonoras charangas o entusiastas collas, seg¨²n decida cada comisi¨®n de festejos y permita el presupuesto. Vocalista no puede faltar nunca, con corbata de pajarita si es hombre, ense?ando la pierna si es mujer.
Complace a la Virgen que sus honras y preces se sustancien con alegr¨ªa. Y pues donde no hay harina viene moh¨ªna, el pueblo empezar¨¢ sus celebraciones con abundante despensa y buen yantar, viandas que se peguen al ri?¨®n, vinos que limpien el diente y regalen el gaznate. Hace al caso consumir los guisos y los dulces propios de cada lugar, en cuya elaboraci¨®n se esmeran las amas de casa y los virtuosos del fog¨®n: aqu¨ª la mona, all¨¢ la caldereta; adobos y empanadas, pistos y gazpachos, tortas y hojaldres bien empapados de mieles y. az¨²cares, puede ser con a?adido de licor y entonces los llaman borrachos.
Algunos pueblos se cenan el toro que lidiaron los toreros por la tarde. El planteamiento de esta funci¨®n suele estar rodeado de gran controversia, pues para la corrida exige la gente que sea toro, con su edad cinque?a y su inherente poder¨ªo, generadores de peligrosos incidentes y m¨²ltiples emociones, a la manera de Cenicientos, mientras que para la cena lo prefieren novillo, tirando a becerro antes que a eral, pues tiene las carnes m¨¢s tiernas. De ah¨ª que quienes disfrutan a la tarde penar¨¢n de noche mascando suela -justo castigo-, y al rev¨¦s.
La mayor¨ªa de lo! pueblos madrile?os no paran de glorificar a la Virgen en todo su santo d¨ªa. Se estrenan con la diana al amanecer atronando el. cielo mediante fren¨¦tica tamborrada, la cantan. gozos en misa mayor a media ma?ana, la pasean por las calles en solemne procesi¨®n, la enaltecen saboreando el abundante condumio, la invocan cuando el torero huye despavorido del toro que est¨¢ a punto de alcanzarle el fondillo, musitan laudes al sentir el aroma de las chuletas sobre las brasas, les salta el coraz¨®n de fervor marial al marcarse el pasodoble adheridos a sus parejas sin dejar fisura, y a¨²n queda tiempo para darse una vuelta por la verbena y su calle del infierno (que por una vez y sin que sirva de precedente no es pecado) o, sigui¨¦ndola recto con la mirada puesta al frente, salirse del recinto como quien no quiere la cosa y perderse en la era.
Compa?¨ªas de circo levantan sus carpas en diversas poblaciones madrile?as. Donde no, acude la cabra en funci¨®n subsidiaria, y sube y baja la escalera a toque de trompeta. Los viajantes ponen mercadillo y ofrecen a precio de saldo desde relojes digitales hasta boinas, capadas o sin capar. Todo esto y, mucho m¨¢s en honor de la Virgen en su d¨ªa grande, fiesta mayor sin parigual, referencia obligada en cuanto pueblo se precie. La tienda de Jano, en Navas del Rey, exhib¨ªa el siguiente aviso: "El martes 15 de agosto, Festividad de la Virgen (as¨ª, bien destacado, en negrita), se har¨¢ el reparto de gas butano en esta poblaci¨®n". Firmado, el agente distribuidor, Lucio Silv¨¢n.
El d¨ªa de la Virgen no pasa inadvertido para nadie aunque sus, fiestas caigan en otras fechas, que suelen ser por septiembre, con motivo de la recolecci¨®n. Hay incluso un v¨ªnculo indisoluble: se agradece en su festividad a la Virgen que la cosecha venga buena o se implora que la remedie en el transcurso del mesecito subsiguiente, si viene mala.
En Madrid, capital, difieren algo los prop¨®sitos. En Madrid capital las preces poseen un matiz urbano, lo cual no impide que la Virgen, llamada Paloma, las atienda con agrado si el pueblo sabe homenajear la con los mismos fastos que la poblaci¨®n rural. Y eso es lo que pasa, el 15 de agosto en Madrid: que no hay oficina ni taller; y s¨ª misas, procesiones, oficios parvos, toros y verbenas.
Y el ciudadano castizo entona las letan¨ªas lauretanas bendiciendo cada principio de vers¨ªculo con la libaci¨®n lit¨²rgica de un trago largo de mollate. O quiz¨¢ sean dos. Mas poco importa. La cantidad no, supone desdoro, al cabo; antes al contrario. A fin de cuentas, siempre se empina invocando el nombre de la Virgen -"?Va por la Paloma!"- y, ya puestos, de toda la corte celestial. Am¨¦n.
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