Colombia declara el estado de emergencia tras la detenci¨®n del ex ministro de Defensa
El presidente de Colombia, Ernesto Samper, declar¨® ayer el estado de emergencia tras la detenci¨®n del ex ministro de Defensa Fernando Botero (hijo del escultor y pintor del mismo nombre), investigado como presunto responsable de la filtraci¨®n de dinero de los narcotraficantes del cartel de Cali en la campa?a que llev¨® ¨¦l a?o pasado al liberal Samper a la jefatura del Estado. Samper ampar¨® la decisi¨®n, que da paso a un paquete de medidas represivas, en conjurar la crisis social y de violencia que azota el pa¨ªs y que, seg¨²n cifras presidenciales, se expresa en el asesinato de 19.450 personas y el secuestro de otras 700, entre enero y junio, y la impunidad en que quedan 97 de cada 100 casos de delincuencia com¨²n.
"No voy a aceptar que se queden con el pa¨ªs los delincuentes, los narcotraficantes, los subversivos; ni que cada quien vaya con un arma en la mano. Dedicar¨¦ todas mis energ¨ªas a la tarea de gobernar hasta el 7 de agosto de 1998", declar¨® Samper al notificar el "estado de conmoci¨®n interior", uno de los tres niveles en que est¨¢ graduado el estado de sitio. Estas palabras revelan su voluntad de mantenerse en el poder, pese a los vientos en contra que soplan desde la Fiscal¨ªa General, por cuenta del llamado Proceso 8.000. La investigaci¨®n por supuestos aportes de la mafia de la droga a la campana puso en la c¨¢rcel, hace tres semanas, al ex tesorero del aparato electoral samperista, Santiago Medina. El martes pasado, Fernando Botero, ex gerente de la campa?a que el 2 de agosto renunci¨® a la cartera de Defensa ante el acoso del esc¨¢ndalo, segu¨ªa sus pasos. Ambas detenciones acercan cada vez m¨¢s a los fiscales hasta la Casa de Nari?o, y colocan al presidente en el dilema de renunciar o aguantar los embates del Proceso 8.000.
La declaraci¨®n del estado de conmoci¨®n interior por 90 d¨ªas estuvo precedida de un consejo de ministros y de una junta de parlamentarios del opositor Partido Conservador, que aprob¨® mantener el apoyo al Gobierno liberal, por una votaci¨®n de 46 a favor y 25 en contra. "La patria por encima de los partidos", fue la consigna de los conservadores que participaban en el Gabinete de Samper desde su formaci¨®n con tres ministros (Comercio, Exterior, Trabajo y Transportes), y ahora con cuatro, al reemplazar Juan Carlos Esguerra a Botero Zea.
C¨²pula insurgente
"En el futuro la acci¨®n militar ser¨¢ medida en funci¨®n de resultados concretos", advirti¨® Samper, que anunci¨® la formaci¨®n de bloques de b¨²squeda contra los comandantes guerrilleros, similares al que puso tras las rejas a los hermanos Rodr¨ªguez Orejuela y otros miembros de la c¨²pula del cartel de Cali. Adem¨¢s de anuncios, de recompensas en met¨¢lico por radio y televisi¨®n, para quien d¨¦ pistas sobre la c¨²pula insurgente.
"Combatiremos los grupos paramilitares hasta que el Estado recupere el monopolio de las armas", a?adi¨®. Ayer mismo, fueron detenidos 13 miembros de un grupo paramilitar ultraderechista por la matanza de 18 personas en Uraba el s¨¢bado pasado.
Se aumentar¨¢ la pena m¨¢xima a 60 a?os de prisi¨®n para delitos atroces como secuestro y violaci¨®n. Tambi¨¦n se presentar¨¢ al Parlamento un proyecto de ley que imponga la cadena perpetua. Otra de las medidas anunciadas es la eliminaci¨®n del tratamiento especial para los delincuentes entre 14 y 18 a?os.
En cierta medida, el estado de conmoci¨®n interior sirve de escenario al Acuerdo Nacional contra la Violencia, con el que Samper aspira a aglutinar a los sectores empresariales, la iglesia cat¨®lica, los sindicatos y los partidos, para preservar las resquebrajadas instituciones. La persecuci¨®n frontal a la guerrilla, que exigir¨¢ un incremento del presupuesto para las Fuerzas Armadas, supone un viraje con respecto a la propuesta de paz a la que Samper dedic¨® buena, parte de su discurso de toma de posesi¨®n, en agosto de 1994.
Pero en estas dif¨ªciles circunstancias, Samper no ha querido hacer o¨ªdos sordos a voces como la del presidente de la Corte Suprema, Carlos Esteban Jaramillo, que pidi¨® restablecer la pena de muerte, abolida en 1903.
El martes, a primeras horas de la tarde, reporteros, soldados y agentes de seguridad se confundieron con vendedores de frutas, reliquias y aguas milagrosas, hasta colmar la calle 11, del populoso sector de San Victorino, en el centro de Bogot¨¢, donde funciona la unidad regional de la Fiscal¨ªa. Por all¨ª han desfilado en los dos ¨²ltimos meses, para ser interrogados, los capos del cartel de Cali. Anteayer fue el turno de quien hasta hace dos semanas, cuando se desat¨® el esc¨¢ndalo del Proceso 8.000, era ministro de Defensa y m¨¢ximo responsable de la lucha contra la c¨²pula de la coca¨ªna: Fernando Botero Zea. Ahora el ex ministro detenido deber¨¢ dar cuenta de su papel en la presunta filtraci¨®n de dinero de los narcotraficantes en la campa?a que hace un a?o condujo a Ernesto Samper a la presidencia de Colombia. Despu¨¦s del interrogatorio, que se prolong¨® por cinco horas, Botero fue conducido a la Escuela de Caballer¨ªa, en el norte de la ciudad, donde permanecer¨¢ 15 d¨ªas.
Fernando Botero, el 'delf¨ªn' enjaulado
Fernando Botero Zea reun¨ªa todos los ingredientes para ser presidente y, de hecho, figuraba en la lista de posibles candidatos para que el liberalismo hiciera el tr¨¢nsito en el poder hacia el siglo XXI. Miembro de la casta de los delfines por ser nieto del ex embajador en Washington Germ¨¢n Zea, de quien hered¨® los rasgos f¨ªsicos, e hijo de padres famosos (el pintor Fernando Botero y la directora del Museo de Arte Moderno, Gloria Zea), inici¨® su carrera p¨²blica a los 25 a?os.Concejal de Bogot¨¢, viceministro de Gobierno, senador, gerente de la campa?a presidencial de Samper y ministro de Defensa son los hitos de una vertiginosa carrera que pronto le hicieron que olvidara sus escarceos con el Partido Comunista Franc¨¦s, cuando estudiaba en Par¨ªs, y sus v¨ªnculos con el partido mao¨ªsta colombiano en sus ¨¦pocas de universitario en Bogot¨¢.
Hace dos a?os, cuando Samper form¨® su equipo de campa?a y lo nombr¨® segundo al mando, ya era exponente caracterizado del ala neoliberal del Partido Liberal, en el que Samper encamaba la corriente socialdem¨®crata.
En el Ministerio de Defensa, en el que estuvo un a?o y al que renunci¨® el 2 de agosto, en medio del esc¨¢ndalo del Proceso 8.000, el delf¨ªn dio pruebas de su convicci¨®n ideol¨®gica al promover las cooperativas de seguridad privada rural, lo que para muchos era v¨ªa libre a un aparato de la guerra sucia.
Pero en Colombia eso no pone punto final a ninguna carrera pol¨ªtica. Y hasta el Proceso 8.000 tampoco la filtraci¨®n de dinero del narcotr¨¢fico en las campa?as, un secreto a voces desde fines de los setenta, tanto para liberales como para conservadores. Sin embargo, la dimensi¨®n de las denuncias que se?alan la presunta responsabilidad de Botero en el manejo de una doble contabilidad e, incluso, la utilizaci¨®n de cuentas bancarias en EE UU, alguna presumiblemente de su padre, tienen ahora al delf¨ªn en una guarnici¨®n militar, no como jefe de las Fuerzas Armadas, sino como detenido. Parece que los tiempos de Macondo est¨¢n cambiando.
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