Los geos reducen al francotirador enloquecido
Un espectacular asalto de los geos a la vivienda de Juan Vicente S¨¢nchez -un perturbado mental de 27 a?os- puso fin, a las 8.15 de ayer, a la madrugada m¨¢s larga vivida por los vecinos de la calle de Sirio (barrio de La Estrella).Juan Vicente se hizo fuerte en su casa la noche del martes -provisto de una escopeta y abundante munici¨®n- e hizo cundir el p¨¢nico vecinal disparando desde sus ventanas sobre todo cuanto se mov¨ªa. Hiri¨® levemente a tres miembros del Samur y a un polic¨ªa.
Su padre, de unos 55 a?os, le llev¨® el martes por la tarde al ¨¢rea de psiquiatr¨ªa del Gregorio Mara?¨®n al ver que estaba hist¨¦rico y discut¨ªa con sus hermanos y su madre porque ¨¦sta -profesora de ingl¨¦s- no quer¨ªa darle dinero "para comprar porros", seg¨²n relat¨® ayer el padre. Los m¨¦dicos decidieron internarle, pero s¨®lo unos minutos despu¨¦s se escap¨® del centro (aborrece la medicaci¨®n) y regres¨® lleno de c¨®lera a su vivienda de la calle de Sirio, una zona de semilujo anexa a la M-30. "Les dije a los m¨¦dicos que le vigilasen, que intentar¨ªa huir", se quejaba ayer un desconsolado y abatido padre, en medio de una mara?a de geos fuertemente armados.
Una vez en casa, Juan Vicente consigui¨® que su madre abriese la caja acorazada de la vivienda, con la excusa de que iba a coger un paquete de tabaco, y se apoder¨® de la escopeta, una Beretta italiana. Sus padres y hermanos abandonaron despavoridos la casa y se refugiaron en la vivienda de un familiar de M¨®stoles; desde all¨ª alertaron de la fuga al hospital.
Los m¨¦dicos avisaron a tres miembros del Samur (servicios de urgencia municipales) para que fuesen a por ¨¦l. Lo hicieron acompa?ados de dos polic¨ªas nacionales. Juan Vicente abri¨® la puerta y recibi¨® a la comitiva a tiros. "Hemos vuelto a nacer", explicaba instantes despu¨¦s, muy nerviosa, una de las v¨ªctimas. "Al ver la escopeta, tir¨¦ de la puerta para cerrarla, y conseguimos esquivar el grueso de los perdigones". Huyeron escaleras abajo, pero Juan Vicente corri¨® tras ellos abriendo fuego. Regres¨® enseguida a su bunker, se apost¨® en una ventana y esper¨® a tenerles a tiro en la calle para seguir dispar¨¢ndoles.
La larga pesadilla -que mantuvo con el alma en vilo durante toda la madrugada a los vecinos del barrio, a los geos, a decenas de polic¨ªas locales y nacionales, y a los concejales madrile?os Carlos L¨®pez Collado y Sim¨®n Vi?als- no hab¨ªa hecho m¨¢s que comenzar.
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