?Demasiadas subvenciones?
LA MULTINACIONAL General Electric Plastics, que ha comenzado a invertir 92.000 millones de pesetas en una factor¨ªa de pl¨¢sticos para ingenier¨ªa industrial en Cartagena, va a recibir del Ministerio de Industria y y Energ¨ªa un 34% del dinero previsto y un 8% adicional procedente de las arcas de la Comunidad de Murcia. La nada desde?able cuant¨ªa de las subvenciones estatatal y auton¨®mica ha evitado, probablemente, que la f¨¢brica de General Electric se instalara en otro pa¨ªs o en otra comunidad aut¨®noma. No es nada nuevo. Ha sucedido ya con las plantas de fabricaci¨®n de autom¨®viles, con la factor¨ªa de AT&T en Tres Cantos o con otras muchas inversiones de multinacionales. Y en la rifa de qui¨¦n da m¨¢s para lograr los favores de las multinacionales recu¨¦rdense las ofertas para atraer Eurodisney- todos los pa¨ªses y todos los Gobiernos pujan con dinero p¨²blico.
El ministro de Comercio y Turismo, Javier G¨®mez-Navarro, que no ignora esta competici¨®n entre pa¨ªses y regiones -por atraer grandes empresas hacia sus territorios y que se muestra p¨²blicamente muy satisfecho de los 800.000 millones de pesetas de inversi¨®n directa logrados por Espa?a en el primer semestre, aseguraba en una entrevista recogida en estas mismas paginas que "hay que abandonar la cultura de la subvenci¨®n". En Espa?a, explicaba, todo el mundo est¨¢ convencido de que hay que recortar el gasto p¨²blico, "pero el que generan los dem¨¢s, no el de ellos"'. Su discurso, que puede parecer contradictorio con las subvenciones a General Electric o a otras multinacionales, sintoniza con las advertencias del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda de que probablemente habr¨¢ que eliminar muchas ayudas a las empresas el pr¨®ximo a?o si se quiere reducir el d¨¦ficit p¨²blico en los porcentajes previstos y converger con los principales pa¨ªses de la UE con vistas a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria.
Indudablemente, hay que cortar por alg¨²n sitio en los Presupuestos, y mas si no se quiere recortar el gasto social, para converger con Europa. Sin embargo, hay un cierto contrasentido si se tiene en cuenta que buena parte del presupuesto de esa Uni¨®n Europea con la que queremos converger se destina a financiar la agricultura, a subvencionar la reconversi¨®n de sectores industriales en declive o a sufragar la creaci¨®n de infraestructuras o. la formaci¨®n permanente de trabajadores. Tampoco es que haya m¨¢s ayudas en Espa?a o que aqu¨ª se aten los perros con longaniza. Un reciente informe de la Uni¨®n Europea citaba a Espa?a como el pa¨ªs que menos ayudas del Estado presta a las empresas.
Es cierto, sin embargo, que decenas de organismos espa?oles y europeos disponen de l¨ªneas de cr¨¦dito blandas por valor de centenares de miles de millones de pesetas a disposici¨®n de los empresarios espa?oles. Tambi¨¦n lo es que, por desconocimiento, apenas una minor¨ªa de ellos acceden a estas l¨ªneas de financiaci¨®n especiales a bajo coste, en las que pueden conseguir pr¨¦stamos a tipos. de inter¨¦s a veces hasta siete u ocho puntos por debajo de los del mercado y con plazos de amortizaci¨®n de hasta 10 a?os.
Bastantes proyectos acometidos por las pymes espa?olas acaban por naufragar o nacen hipotecados por financiaciones excesivamente caras, simplemente porque sus responsables desconocen todas las posibilidades que existen para obtener financiaciones m¨¢s baratas. Las pymes son, por otra parte, las empresas que reciben mayor volumen de ayudas en la UE y en las que cada uno de los pa¨ªses miembros porque son generan m¨¢s empleo.
Tampoco hay que obviar el mucho dinero p¨²blico despilfarrado hist¨®ricamente en subvenciones a fondo perdido y otras ayudas a empresas y sectores en Espa?a. Tampoco ha sido muy glorioso el destino de los cientos de miles de millones de pesetas de dinero p¨²blico invertidos en el saneamiento de Seat previo a su venta a la alemana Volkswagen o las decenas de miles de millones entregados a Iberia en los ¨²ltimos tiempos, a la vista de la situaci¨®n de ambas compa?¨ªas.
Son muchos los ejemplos que podr¨ªan citarse de la mala utilizaci¨®n y hasta del fraude que en muchos casos han acompa?ado estas pol¨ªticas de ayudas a empresas o sectores. Entre uno y otro extremo habr¨¢ que encontrarla soluci¨®n. Ser m¨¢s selectivos en las ayudas -hay muchas que se solapan-, limitar la complementariedad de unas y otras subvenciones hay actividades que pueden tener legalmente financiaci¨®n superior al 100% de la inversi¨®n entre dinero comunitario, estatal y auton¨®mico- y ser mucho m¨¢s exigentes en el seguimiento de esos dineros p¨²blicos para que se empleen en los objetivos para los que han sido concedidos.
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