"El morbo lo borra la dignidad"
Carlos Carnicero, periodista, contertulio de la SER y comentarista pol¨ªtico, ha remontado la audiencia de Confesiones (los domingos, a las 23.30, en Antena 3) en esta segunda entrega que la cadena privada ofrece durante el verano. Zaragozano de 44 a?os, Carnicero asegura que le interesan las "zonas ocultas del alma" que desvelan, los arrepentidos que se confiesan sus culpas en su programa, y rechaza rotundamente las acusaciones de que los testimonios sean falsos.Pregunta. Da la impresi¨®n de que lo suyo es otro tipo de periodismo, m¨¢s alejado del reality show.
Respuesta. Es cierto. Para m¨ª hacer televisi¨®n era un reto para conocer el medio, por lo que acept¨¦ lo que me propusieron. Y decid¨ª hacerlo por tres razones: por un reto personal, por probarme a mi mismo y porque los temas me interesan.
P. ?Qu¨¦ le interesa?
R. Averiguar qu¨¦ hay en el alma humana detr¨¢s de situaciones conflictivas. Ese es un tipo de periodismo que siempre se ha hecho -de sucesos, de investigaci¨®n, sociol¨®gico-, y que, pese a la servidumbre de la televisi¨®n, se puede hacer.
P. ?C¨®mo debe ser un reality?
R. A la hora de hablar de televisi¨®n hay que separar realidad y deseos. Una cosa es lo que a uno le gustar¨ªa hacer y otra el reto entre cadenas y mercado publicitario. Es bueno enterarse de que estamos esclavizados por las audiencias. Probablemente el reality show no puede ser de otra manera. Aunque cualquier informaci¨®n bien presentada tiene cabida en cualquier medio.
P. Pero en un espect¨¢culo de este tipo todo vale.
R. Porque tienen una liturgia para enganchar a la audiencia, y eso arrastra unos componentes -los famosos docudramas, un coeficiente de inter¨¦s en la formulaci¨®n de los temas y un fondo de problemas que interesen a la gente- que llegan impuestos.
P. ?Son sinceros sus invitados?
R. Algunos nos intentan enga?ar. Cuando el personaje es muy falso no se llega ni a emitir. Pero un 90% son desgarradoramente aut¨¦nticos.
P. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le llama la atenci¨®n de esas personas?
R. La soledad -pat¨¦tica en algunos-, el exhibicionismo, pero es la desesperanza lo que mas me interesa.
P. ?Y no se siente un poco verdugo?,
R. Tengo m¨¢s la tentaci¨®n de ser la madre Teresa de Calcuta, pero no me lo puedo permitir. Nunca me he sentido con ¨¢nimo de juzgar al que tengo enfrente. A veces siento repulsi¨®n y lo manifiesto.
P. ?Le dejan dormir las tragedias de sus invitados?
R. No me puedo permitir el lujo de arrastrar los problemas a casa porque eso me destrozar¨ªa.
P. ?C¨®mo logra evadirse?
R. Con el olvido.
P. ?Pasar¨¢ la moda de los reality show?
R. No, porque siempre hay un inter¨¦s por lo desconocido. La gente de las ciudades no quiere ver lo que pasa a su alrededor, en los extrarradios, all¨ª donde llega el reality show. Yo no soy un conformista, no me gusta que haya drogadictos ni gente durmiendo en la calle. No me gusta que la gente est¨¦ perseguida ni que mate, y el reality show profundiza en el alma humana para tratar de impedir eso.
P. Tambi¨¦n provoca morbo.
R. El morbo lo borra la dignidad. Una informaci¨®n bien hecha acerca los problemas de los d¨¦biles a los ciudadanos felices.
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