Un mayoral vocinglero

Las recias voces del mayoral de la ganader¨ªa titular durante la faena de muleta de El Molinero al sexto galafate atronaron en el cotarro, rasgaron el pl¨²mbeo calor del embudo vente?o, y hasta despertaron del sesteo a alg¨²n turista ya harto del tambi¨¦n aplomado festejo. Pero fueron vanas, ya que el coletudo no le hizo ni caso y merced a ello se le fue una ocasi¨®n de oro de pegar un aldabonazo en su carrera. "Dale sitio", "ponte m¨¢s lejos"no le ahogues", bramaba mes¨¢ndose los gris¨¢ceos cabellos el mayoral. Y con raz¨®n, pues la casta del toro tambi¨¦n ped¨ªa esas condiciones para lucir y permitir el lucimiento de su matador.

Paradojas de la vida: El Molinero, arrollado y volteado sin consecuencias por el de la confirmaci¨®n, que por su flojera qued¨® a la defensiva, siempre ha intentado un toreo de corte rinconiano. Es decir, dando distancia a sus enemigos para embeberlos en la pa?osa, y con estas armas goz¨® de gran cartel aqu¨ª en la c¨¢tedra en su a¨²n reciente etapa novilleril. Sin embargo ayer apost¨® por el encimismo con este sexto bicho. Y es que estos coletudos que est¨¢n sentados en la balaustrada de la fiesta, a la espera de la oportunidad, cuando les llega, acusan sus pocos festejos y se precipitan. Cosa l¨®gica al pretender demostrar en 10 minutos todos sus arcanos t¨¢uricos.

Ahogar la embestida

El Molinero, cuyo subalterno Luis Carlos Aranda s¨ª brill¨® a lo grande con los rehiletes, hab¨ªa empezado fiel a s¨ª mismo sobre la mano izquierda y reunidito, pero su labor fue a menos por ahogar la embestida y, adem¨¢s, la remat¨® con un feo sartenazo en los s¨®tanos. Tambi¨¦n algo as¨ª le ocurri¨® con el quinto, de derrotona cabeza, a Mond¨¦jar, que ya hab¨ªa pasaportado f¨¢cil al enorme y nada colaborador tercero. El murciano logr¨® acelerar los pulsos con naturales y trincherillas sueltas, mas por su falta de puesta a punto tambi¨¦n se aceler¨® en demas¨ªa y adoleci¨® de ligaz¨®n.Quien bord¨® el toreo fue Silvera. Pero toreo de sal¨®n, est¨¦tico y sin emoci¨®n, porque el protestado segundo hizo honor a su nombre, Cansino, y rodaba lastimosamente por la arena. Tal pespunteo art¨ªstico ya no se lo permiti¨® el descastado cuarto, que se hizo fuerte en tablas y s¨®lo el subalterno Formidable II brill¨® al jug¨¢rsela de verdad de la buena en el tercio de banderillas.