...Y brotaron cien tributos
A primera vista es un misterio la proliferaci¨®n de discos de homenaje. Con excepciones como Common thread, el saludo de los cantantes vaqueros a los Eagles, no son precisamente superventas. Y la abundancia de iniciativas hace que algunos artistas desconfiados echen directamente a la papelera las propuestas que les llegan.Para la mayor¨ªa, sin embargo, son tentaciones irresistibles. De alguna manera, permiten a los triunfadores del presente vincularse con los cl¨¢sicos; siempre hay una excusa, sea el destino caritativo de los beneficios, el socorrido "quiero reconocer mis ra¨ªces" o el siempre oportuno "quiero ayudar a un genio ca¨ªdo en el olvido". Es un grato juego de sociedad (musical) que deja buen sabor de boca a la industria y a los participantes.
Otro asunto es que proporcionen revelaciones. Inner city blues (Motown) se centra en la m¨²sica de madurez del asesinado Marvin Gaye, que mantiene su influencia en emisoras y pistas de baile. Los int¨¦rpretes son poderosos artistas negros m¨¢s Madonna, Lisa Stanfield y Bono. Este ¨²ltimo repite en Tower of song (A & M), el segundo tributo colectivo a la grandeza musical de Leonard Cohen; dado que el autor canadiense es pr¨¢cticamente una figura de culto en Estados Unidos, se ha optado por invitar a Son Henley, Billy Joel, Sting, Elton John y otros vendedores.
De los varios homenajes a John Lennon en marcha, el primero en llegar (Hollywood Records) enfrenta sus canciones con grupos de rock alternativo, como Red Hot Chili Peppers, Screaming Trees o Candlebox.
El recuerdo de Lennon est¨¢ presente en For the love of Harry, everybody sings Nilsson (Music Masters): las ganancias de esta colecci¨®n de 23 exquisitas versiones de piezas de Harry Nilsson van a una organizaci¨®n en contra de las armas de fuego, con la que ¨¦l colabor¨® tras la muerte de su amigo Lennon.
La plana mayor del emergente pop brit¨¢nico est¨¢ implicada en sendos homenajes a dos grupos que encamaron la idea juvenil del pop londinense, The Small Faces y The Jam. Por el contrario, son artistas estadounidenses los que han confeccionado Means to an end (Virgin), un recordatorio de las claustrof¨®bicas canciones de Joy Division, el frustrado grupo de Manchester.
Y Pink Floyd, que ciertamente no necesita reconocimiento ni derechos de autor, es celebrado en el doble A saucerful, of pink (Cleopatra).
En Espa?a, en octubre le llega el turno a Joan Manuel Serrat. Serrat, eres ¨²nico (RCA) es el sorprendente tributo al cantautor que protagonizan personajes aparentemente distantes, como Antonio Vega, Rosario, Juan Perro, Ketama, Enemigos, Sabina, Antonio Flores, Kiko Veneno, Tah¨²res Zurdos, El Pele, Say y Umpah-Pah.
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