Tragedia minera

LA MINER?A siempre ha estado ¨ªntimamente ligada a la tragedia, por accidentes o por el terrible desgaste que esta labor impone a los hombres. Todas las innovaciones y el desarrollo tecnol¨®gico no han podido despejar a uno de los trabajos m¨¢s antiguos de su dureza, su ¨¦pica, su riesgo y su dolor. Este ¨²ltimo ha sacudido de nuevo con la cat¨¢strofe minera del pozo San Nicol¨¢s, en la localidad asturiana de Mieres. Catorce mineros murieron ayer a causa de una explosi¨®n de origen a¨²n no determinado, que algunos atribuyen al gris¨², la ancestral amenaza en la mina de carb¨®n.Para Asturias, el terrible accidente de ayer es otro triste episodio en una larga tradici¨®n minera que agoniza. Y, sin embargo, si fue el gris¨² la causa de esta tragedia, es dif¨ªcil de entender que no funcionaran los mecanismos de seguridad de que est¨¢n dotadas estas instalaciones. Es preocupante que en el marco general de desmantelamiento de gran parte de los recursos mineros surjan sospechas de que se pueda estar ahorrando en contra de la racionalizaci¨®n suprema que es la seguridad de los trabajadores. Y en este sector de larga tradici¨®n sindical, las organizaciones obreras, con su conocimiento de los riesgos que asumen los mineros, tienen que tener garantizada su voz en la aplicaci¨®n estricta de la seguridad laboral. Siempre puede haber accidentes fortuitos en una mina. Pero el mejor baremo del grado de desarrollo de un pa¨ªs est¨¢ en su nivel de prevenci¨®n.