Proceso de paz en Irlanda del Norte...
A UN a?o del alto el fuego del IRA, el proceso de paz en Irlanda del Norte sigue pendiente de un hilo. Ya se sab¨ªa que iba a ser as¨ª. La hip¨®tesis era y es que cuanto m¨¢s tiempo dure la paz, aunque sea precar¨ªa, m¨¢s costoso ser¨¢ para cualquiera de las partes romper ese hilo. Las partes son las comunidades protestante y cat¨®lica, y sus protectores respectivos, los Gobiernos de Londres y Dubl¨ªn. Durante a?os, tres de esos cuatro actores ten¨ªan en com¨²n su rechazo al nacionalismo violento representado por el IRA y su brazo pol¨ªtico, el Sinn Fein. El alto el fuego modific¨® esa relaci¨®n. El Gobierno de la Rep¨²blica de Irlanda, en cuyas c¨¢rceles penan numerosos presos del IRA, se convirti¨® en el abogado del Sinn Fein ante Londres en casi todos los pleitos, de procedimiento o contenido, que han ido plante¨¢ndose. Londres mismo, al comprometerse en la b¨²squeda de una soluci¨®n de consenso, pas¨® a ocupar una posici¨®n que ya no era la de defensor de una de las comunidades, la unionista, que es ahora, la que ve con mayor desconfianza el proceso.Si de todas formas los partidos representativos de la comunidad protestante, mayoritaria en el territorio, participan en ese proceso es porque han obtenido garant¨ªas de que, cualquiera que sea el resultado de las negociaciones, ninguna variaci¨®n del statu quo entrar¨¢ en vigor sin ser previamente aprobada en refer¨¦ndum. Frente a esa expresi¨®n del derecho a la autodeterminaci¨®n, que ha formado parte desde siempre de la ret¨®rica unionista, los republicanos del Sinn Fein defienden de manera no menos ret¨®rica que dicho derecho s¨®lo tiene sentido si se ejerce simult¨¢neamente en el conjunto de la isla. En la pr¨¢ctica, sin embargo, todas las personas comprometidas en la b¨²squeda de una soluci¨®n pac¨ªfica admiten que ¨¦sta deber¨¢ ser el resultado de un consenso. Lo que se someter¨¢ a refer¨¦ndum no ser¨¢ la opci¨®n entre los planteamientos contrapuestos de ambas comunidades, sino el resultado del acuerdo que se obtenga entre sus representantes respectivos.
El consenso dif¨ªcilmente se lograr¨¢ en torno a una f¨®rmula institucional definitiva. Lo que es factible de momento es acordar un marco que permita seguir buscando esa f¨®rmula de manera pac¨ªfica, aunque seguramente no sin conflicto. El texto conjunto aprobado en febrero por los Gobiernos brit¨¢nico e irland¨¦s contempla la creaci¨®n de una asamblea parlamentaria en Belfast y de un organismo consultivo integrado por representantes de las administraciones de ambos lados de la frontera. Este organismo, en el que no participar¨ªa el Gobierno de Londres, se relacionar¨ªa directamente con la Uni¨®n Europea y su objetivo ser¨ªa coordinar las pol¨ªticas, educativa, econ¨®mica, de servicios sociales y salud, agr¨ªcola y tur¨ªstica de las dos Irlandas.
La idea es que las poblaciones respectivas puedan apreciar las ventajas de la paz y de la cooperaci¨®n, a la vez que la creciente integraci¨®n europea relativiza el problema de la soberan¨ªa. La experiencia ir¨¢ indicando cu¨¢l es el grado ¨®ptimo de relaci¨®n institucional entre las dos Irlandas compatible con el respeto de los derechos de las minor¨ªas. De todas formas, es cierto que a largo plazo el proceso tiende hacia la reunificaci¨®n m¨¢s que hacia el mantenimiento del statu quo, que siempre se considerar¨¢ inestable y provisional. De ah¨ª la desconfianza unionista, y de ah¨ª tambi¨¦n la insistencia de Major en que antes de empezar a debatir las consecuencias pol¨ªticas de la paz -es decir, las reformas institucionales- se d¨¦ satisfacci¨®n a la exigencia de los partidos protestantes de que el IRA demuestre su voluntad de renuncia definitiva al terrorismo entregando las armas.
Pero el inter¨¦s m¨¢ximo del IRA es demostrar la influencia de su lucha en el desenlace, y para ello considera imprescindible que ese gesto de renuncia simb¨®lica a las armas sea la consecuencia, y no la condici¨®n de la negociaci¨®n pol¨ªtica: para poder afirmar que los bombazos han obligado a negociar a sus enemigos. De ah¨ª la dificultad del momento, y de ah¨ª tambi¨¦n las ¨²ltimas iniciativas de Londres respecto a la liberaci¨®n de presos republicanos, la aceptaci¨®n de contactos secretos directos entre los l¨ªderes del Sinn Fein y el ministro para Irlanda y la declaraci¨®n de ¨¦ste de que su Gobierno no pretende "la derrota del IRA".
Seguramente el l¨ªder del Sinn Fein, Gerry Adams, ha exigido esa declaraci¨®n ret¨®rica a su interlocutor, el ministro Patrick Mayhew, para facilitar su tarea de convencimiento de los responsables del aparato militar: victoria y derrota son las dos palabras clave para la mentalidad cl¨¢sica de los jefes terroristas, y a nadie interesa que Adams se vea obligado, en esta fase del proceso, a echar un pulso a los sectores m¨¢s militaristas de su movimiento. La reuni¨®n entre los primeros ministros de Irlanda y el Reino Unido anunciada para la pr¨®xima semana ser¨¢ seguramente la ocasi¨®n para dar a conocer una f¨®rmula de compromiso. Al parecer, la clave est¨¢ en la intervenci¨®n de una comisi¨®n internacional, algo que tambi¨¦n suelen apreciar mucho los dirigentes de organizaciones armadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.