Otro toro al corral

Rafael de Paula a?adi¨® otro negro bord¨®n sobre su amplio y triste historial en la fiesta, en cuya hoja de servicios tambi¨¦n aparecen breves m¨¢gicos momentos, y ayer obtuvo el desafuero de ver c¨®mo sonaban los tres avisos en su segundo toro. Con la cara demudada, tembloroso y pleno de jinda el jerezano intent¨® mechar de cualquier forma a su enemigo sin conseguirlo. El torero, que todav¨ªa es capaz de concitar a gran n¨²mero de compa?eros de su l¨ªnea art¨ªstica en los tendidos (Curro V¨¢zquez, Aparicio y Francuelo, entre otros contemplaban, con pena y cariacontecidos, el esc¨¢ndalo) ofreci¨® una lastimosa imagen de impotencia. Y el caso es que parec¨ªa que quer¨ªa hacer las paces con el p¨²blico en este toro, despu¨¦s de no haber querido ni ver al tambi¨¦n noblote inicial al que le quit¨®, despavorido, las moscas.

Sin embargo, con el de marras, Paula sali¨® decidido. La gente chist¨®, se hizo un silencio abacial, el torero ofreci¨® el medio pecho, cit¨®... fuese y no hubo nada. Aun as¨ª, dej¨® en los paladares la dormici¨®n de tres atisbos de cante jondo. Tras bregar magn¨ªficamente Curro ?varez, Paula iba por similar camino con la fl¨¢mula, pero de s¨²bito le lleg¨® un hachazo de canguelo. Y llegaron los momentos bufos, grotescos, de pavor y terror atroz. Lleg¨® otro borr¨®n sobre su curr¨ªculum que otrora fuera religi¨®n olorosa. Si Paula tristemente fue fiel a s¨ª mismo, Barrera, felizmente, tambi¨¦n se comport¨® como corresponde: m¨¢xima quietud y valor estoico, siempre con su estilo amanoletado, con pases de corto recorrido y mucho mando.

Tambi¨¦n el local Jes¨²s Romero, que extrajo lo poco que ten¨ªa su primer enemigo y que tan maltratado est¨¢ en los despachos, brill¨® con su habitual toreo de empaque, arte y pureza. Con el capote dio un recital de ortodoxia y calidad, adem¨¢s con el sortilegio de la variedad. Y as¨ª hizo tambi¨¦n con la muleta, donde se rompi¨® a torear con m¨¢xima pureza y sentimiento.