Sordos, no mudos
Un mill¨®n de espa?oles discapacitados auditivos en un mundo de oyentes
Fueron calificados como los tontos del pueblo, maltratados por unos seres frustrados de sus propias incomprensiones, encerrados y olvidados con otros deficientes en centros de caridad, explotados como mano de obra, barata en plazas de inserci¨®n laboral, o en el mejor de los casos, ignorados por completo. Esta ha sido la experiencia de muchos de los sordos espa?oles, los marginados sin gueto, marginados que cada vez, tienen m¨¢s voz. Son sordos, pero no mudos.En Espa?a hay 200.000 sordos que utilizan el lenguaje de signos, los dem¨¢s, hasta un mill¨®n, utilizan pr¨®tesis, pueden hablar o pertenecen al grupo de o¨ªdo duro que convive con los oyentes. Hay muchos que no quieren el certificado de minusval¨ªa por la discriminaci¨®n que esto les supone.
Leandro Herranz trabaja en la Biblioteca Nacional de mozo. "De peque?o me rega?aban cuando intentaba expresarme con gestos, con signos que me inventaba con el cuerpo. Mis padres pensaban que era un ni?o perezoso y que no quer¨ªa hablar", comenta Leandro. Sus padres le enviaron a un colegio lejos de casa donde ni entend¨ªa ni le entend¨ªan.
Pilar Rodr¨ªguez, directora del Instituto Hispano Americano de Sordos, recibi¨® este mismo verano a la abuela de un alumno encolerizada diciendo "no soporto la idea de que mi nieto hable el lenguaje de los signos, tiene que hablar como yo". "Muchos padres est¨¢n avergonzados de tener hijos sordos", a?ade la directora.
En las Primeras Jornadas de Integraci¨®n de Sordos celebradas este a?o en M¨®stoles (Madrid) Jes¨²s Cifuentes, presidente, de la Asociaci¨®n de Sordomudos de Madrid, declaraba que "cuando un sordo busca trabajo, las posibilidades que tiene simplemente de ser atendido casi no existen, y a m¨ª eso no me parece bien". Por el mismo motivo, de entre el p¨²blico un oyente padre de un sordo ofrec¨ªa todo un recital de insultos a los responsables de las graves dificultades que sufren los sordos; al int¨¦rprete le faltaban brazos para traducir tanta verdad. Los sordos aplaud¨ªan efusiva y silenciosamente con los brazos en alto.
Leandro Herranz ha aprendido a hablar y se siente privilegiado. "Tengo compa?eros que no pueden decir absolutamente nada, lo que les aleja a¨²n m¨¢s del oyente".
Alternativas al sonido
"En mi casa, como la de muchos sordos, no hay televisi¨®n, radio o tel¨¦fono, electrodom¨¦sticos decorativos para nosotros, sin embargo tengo todo un sistema el¨¦ctrico para cuando suena la puerta, el despertador, otros chismes de lo m¨¢s luminoso y un 'busca vibrador", sonr¨ªe.
"Cuando el golpe del 23-F", comenta Leandro, "unos amigos sordos de Valencia salieron a pasear ignorando lo que estaba sucediendo. Extra?ados de no ver un alma por las calles y pasmados cuando vieron los tanques, volvieron a toda prisa a la casa y hasta el d¨ªa siguiente no pudieron averiguar de qu¨¦ se trataba".
"?Qu¨¦ puedo hacer yo en la reuni¨®n de vecinos?", argumenta Leandro. "?Y en tantas otras situaciones que surgen si no voy con int¨¦rprete? Yo no puedo ir a todas partes con ¨¦l como si fuera un ministro, pero si el oyente me presta un poco de atenci¨®n, cosa que est¨¢ muy cara, podemos mantener una conversaci¨®n perfectamente".
Higinio es sordo pero tiene hijos oyentes, y le comenta a su hija Ana que siendo ella un beb¨¦ su madre se pon¨ªa un cordoncito atado a las mu?ecas para sentirla si lloraba durante la noche. "Ahora hay un sistema electr¨®nico para detectar estos sonidos, lo que sucede es que tambi¨¦n se pone en marcha con cualquier ruido y a veces la casa parece una verbena".
Hay varios tipos de sordera: la profunda, hipoac¨²stica y dura de o¨ªdo. Los sordos profundos tienen una falta total de audici¨®n, los hipoac¨²sticos perciben algo de sonido y los duros de o¨ªdo oyen algo m¨¢s. Los poslocutivos y prelocutivos son personas qu¨¦ pierden el o¨ªdo despu¨¦s de un tiempo oyendo.
Encarnaci¨®n Morello, prelocutiva, perdi¨® el o¨ªdo a los tres a?os cuando, sin saber todav¨ªa porqu¨¦, se despert¨® sobresaltada, y llorando; despu¨¦s de aquella noche no ha vuelto a o¨ªr ning¨²n sonido. Es madre de un ni?o, oyente como su mando Juan. ?ste es uno de los pocos matrimonios mixtos donde la sorda es la mujer.
Juan ha levantado a pulso la Asociaci¨®n de Sordos de Alcal¨¢ de Henares, que cuenta en este momento con 100 socios y cuatro meses de vida. Juan es el secretario general y se siente orgulloso de ayudar a esta gran familia de sordos.
Aunque el lenguaje de signos s¨®lo est¨¢ reconocido oficialmente en Catalu?a, tanto el reciclaje de int¨¦rpretes como la incorporaci¨®n de nuevas palabras al aprendizaje son una realidad. Los j¨®venes est¨¢n renovando, pidiendo explicaciones y explicando a sus mayores por ejemplo, que el chorizo no es s¨®lo para el cocido, tambi¨¦n un chorizo puede meterte mano a la cartera.
Jos¨¦ Mar¨ªa Criado, Chema, int¨¦rprete y profesor de lenguaje de signos, oyente e hijo de padres sordos, comenta las dificultades que tienen las personas sordas para adquirir un m¨ªnmo nivel cultural por la cantidad de barreras que todav¨ªa existen para ellos, por lo que hay un porcentaje muy elevado de iletrados.
Giros y bromas
"En la Asociaci¨®n de Sordos de Madrid tenemos una clase llamada 'comprensi¨®n de frases', porque no entienden los giros e interpretaciones que los oyentes hacemos. Recuerdo que ley¨¦ndoles un peri¨®dico que dec¨ªa el partido fue una bomba', ellos lo entend¨ªan literalmente. Casos como ¨¦ste suceden con harta frecuencia, porque el sordo tienen su manera de expresarse diferente a la nuestra y a la que tiene que adaptarse", explica.
Chema tambi¨¦n trabaja de int¨¦rprete de sordos en centros de formaci¨®n profesional. "Son poqu¨ªsimas las horas con int¨¦rprete que tienen los. alumnos sordos", comenta. "En la universidad no hay int¨¦rpretes ni reciben ninguna atenci¨®n especial", a?ade Chema.
Carlos V¨¢zquez, profesor de signos y actor de pantomima, quiere quitar hierro al asunto de la penicilina que le dej¨® sordo a los tres meses. "Yo por lo menos no me acuerdo", comenta con sarcasmo.
A Carlos le encanta conducir. "Ni me molestan las pitadas que se organizan ni tengo el ruidoso gusto de colaborar en ellas, pero veo como os desga?it¨¢is al volante", refiri¨¦ndose a los oyentes.
Las personas sordas tienen delimitada la velocidad, obligaci¨®n de llevar tres retrovisores y el desconocido placer de conducir insonorizados.
En la actualidad, el mill¨®n largo de personas en Espa?a con dificultades auditivas apenas tienen programas en la televisi¨®n. La TVE, mediante la p¨¢gina 883 del teletexto, les brinda 40 horas al a?o, mientras la TV-3 en Catalu?a y la TVG de Galicia parecen ser m¨¢s generosas subtitul¨¢ndoles algunos informativos.
A la casi totalidad de espect¨¢culos y conferencias no pueden asistir por falta de int¨¦rpretes. En la ¨²ltima entrega de premios del Inserso, presidida por la ministra Cristina Alberdi, situaron a los presentadores y famosos en el extremo de una larga tribuna y al otro una int¨¦rprete para sordos. Las personas sordas tuvieron que elegir entre saber quienes eran los premiados sin verlos o verlos sin saber quien ni porqu¨¦. "?sta es la foto", comentaba una fot¨®grafa en la sala viendo el desencuadre.
Julia Mart¨ªnez y Miguel Iglesias son un matrimonio campe¨®n en salto,de obst¨¢culos: el familiar, escolar, administrativo y finalmente laboral. Miguel es sordo de nacimiento, Julia prelocutiva que perdi¨® el o¨ªdo con nueve a?os; ella habla perfectamente y lee los labios con asombrosa naturalidad.
Julia no quiere hablar del pasado, pero s¨ª de algo m¨¢s reciente. "Hace pocos meses en un juicio, por un problema casero, tuvimos que soportar las iras de un juez que nos negaba un int¨¦rprete arguyendo que nos quer¨ªamos hacer 'los tontos' para ganarlo. Nos result¨® vergonzoso y. humillante", recuerda.
Alerta con medicamentos, ruidos y catarros
"La precauci¨®n es el mejor medicamento", apunta la doctora ?lvarez, especialista en Medicina Preventiva. Y aunque la prevenci¨®n en Espa?a est¨¢ en pa?ales, las recomendaciones que la doctora da son tan sencillas como ¨²tiles.Quiz¨¢ lo m¨¢s importante, cuidado con los otot¨®xicos, es decir, con los antibi¨®ticos en general y la estreptomicina en particular. No ser¨ªa la primera vez que un f¨¢rmaco mal administrado arrastra a un oyente a engrosar las listas de sordos del pais.
Cuerpo a tierra con las estridencias ensordecedoras, que producen exactamente lo que su calificativo indica. Taladradoras, decibelios musicales y otras alegr¨ªas nos pueden dejar cuando menos con la audici¨®n debilitada.
Atenci¨®n al agua que nos pasa de las orejas, buceadores y otros chapoteadores son los m¨¢s afectados, porque pueden pescar, sin adentrarse mucho, desde hongos hasta una dolorosa otitis por ir sin protecci¨®n. Y algo tan inofensivo c¨®mo un catarro puede terminar poni¨¦ndonos los o¨ªdos en fermentaci¨®n por la conexi¨®n laringe o¨ªdos tan perfecta que tenemos.
Por otro lado est¨¢ la observaci¨®n a los m¨¢s peque?os, no siempre un ni?o que no atiende es travieso, alguna vez lo de "?Ni?o! ?Est¨¢s sordo?", ha sido textual.
Este mismo a?o, los familiares de un joven madrile?o llamaban pidiendo, ayuda porque despu¨¦s de 40 a?os se daban cuenta de que su hijo no ten¨ªa ning¨²n tipo de retraso mental sino que nunca hab¨ªa o¨ªdo. Por ¨²ltimo los casos que la medicina todav¨ªa no es capaz de controlar. Las sorderas por herencia, bebes sordos a causa de una rubeola en la madre gestante, y la temida meningitis.
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