El Supremo y los GAL
QUIENES PENSABAN que la Sala Segunda del Tribunal Supremo iba a aceptar sin m¨¢s, en una especie, de convalidaci¨®n mec¨¢nica todo lo instruido por el juez Garz¨®n en el caso GAL est¨¢n desconcertados. Pero es su culpa, fruto de la desaz¨®n que les causa el que la justicia no act¨²e, ni en cuanto a ritmos ni en cuanto a decisiones, conforme a las expectativas trazadas por ellos d¨¦ antemano. El nuevo instructor, Eduardo Moner, no tomar¨¢ ninguna decisi¨®n respecto de los cuatro aforados se?alados por Garz¨®n sin antes valorar por s¨ª mismo los indicios que obran en la causa. Era improbable que adoptara medida al a sobre dichos aforados en virtud de lo instruido s¨®lo por Garz¨®n ysin esperar al pronunciamiento previo del instructor que legalmente les corresponde. La decisi¨®n, pues, es respetuosa con las garant¨ªas procesales de esas personas. Pero tambi¨¦n con La funci¨®n jurisdiccional del nuevo instructor.Es evidente. que el respeto al procedimiento se aviene mal con la justicia, expeditiva que algunos, querr¨ªan para este caso. Recelan de la instrucci¨®n del caso GAL, en el Supremo haya reca¨ªdo -no importa que por riguroso turno de reparto- en el magistrado que archiv¨® la denuncia de Rold¨¢n en el caso Crillon contra el ex vicepresidente del Gobierno Narc¨ªs Serra y el ex ministro deDefensa Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas.Pero quien ha ido m¨¢s lejos que nadie en lo que parece ser el inicio de una campa?a de presi¨®n, sobre el Supremo por parte de instancias pol¨ªticas y mediaticas que no han quedado demasiado satisfechas Con sus primeras. decisiones, en el caso GAL ha sido el secretario general del Partido Popular, Francisco ?lvarez Cascos. Su advertencia, al Supremo de que se juega su prestigio si no acompasa su decisi¨®n penal al veredicto que, a su entender, ya habr¨ªan dictado los ciudadanos espa?oles en este caso, constituye toda una formulaci¨®n de la justicia pol¨ªtica propia de los sistemas totalitarios. Lo cual no deja de ser curioso en el dirigente de un partido pol¨ªtico nada entusiasta del tribunal del jurado, integrado por ciudadanos.
Es cierto, que en estos anos no han faltado dirigentes pol¨ªticos -socialistas sobre todo- que han echado mano de la sociedad -el llamado sentir mayoritario o el voto en las urnas- para cuestionar o condicionar algunas decisiones, de los tribunales. El caso GAL es un ejemplo: la pretendida comprensi¨®n social por el fen¨®meno de la guerra sucia contra ETA ha sido esgrimida por algunos de estos dirigentes como atenuante o incluso eximent¨¦ implicados en ella. Es decir, como argumento suficiente para que los tribunales mirasen hacia otra parte. Pero ninguno se hab¨ªa atrevido hasta ahora a proponer un modelo de justicia tan contrario a la Constituci¨®n como el que ha insinuado el secretario general del PP como colof¨®n del caso GAL. ?Constituye esa concepci¨®n de la justicia que ?lvarez Cascos pretende aplicar al caso GAL la que su partido va a propiciar desde. el, poder? Aznar deber¨ªa aclarar que no es as¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.