? C¨®mo eran los 'santacolomas'?

?C¨®mo eran los santacolomas? ?Usted se acuerda? Y el veterano aficionado, poniendo los ojos en blanco, fue enumerando las principales caracter¨ªsticas del encaste.Uno, por m¨¢s que se esforzaba, no consegu¨ªa identificar las se?as personales de los toros con aquellos mastuerzos que iban saliendo. Habl¨® el aficionado de poca caja, de cara, la justa, de pezu?as peque?as, c¨¢rdena la capa y un par, de criadillas que eran como bombas de mano.

Esto debe ser lo que llaman el "afeitado gen¨¦tico"; es decir, que poco a poco, como quien no quiere la cosa, cruce por aqu¨ª, cruce por all¨¢, se joroba el pasodoble. Esto est¨¢ decididamente patas arriba. Con decir que un Santa Coloma pes¨® 600 kilos y otro la tonter¨ªa de 595 ya est¨¢ dicho todo. Y hablando de criadillas agresivas, esto es, de casta, de temperamento, de repetici¨®n y de quererse comer la muleta o al mismo torero si se terciaba..., pues recordemos con que dulce parsimonia embest¨ªan unos, o con qu¨¦ candidez aburrida oteaban los tendidos por si encontraban alguien conocido. Dicen que esto es lo que gusta a los toreros: el toro que no molesta, pero ya existen dudas de que esto sea as¨ª viendo c¨®mo Manzanares no pasaba de discretito en el primero, antes de formarle la carnicer¨ªa que le form¨® (12 descabellos), y c¨®mo en el cuarto, forzado y con enganchones, met¨ªa pico a mansalva.

Tampoco Litri dio muestras de inspiraci¨®n, antes al rev¨¦s, ya que en el primero simul¨® naturales agarrando la muleta por la argolla del palo, y en el quinto logr¨® sincronizar la embestida del toro y respingo suyo, con s¨ªntomas de estar asustado.

A Andr¨¦s S¨¢nchez se le notaron las pocas corridas. Puso voluntad pero no se enfad¨® con el primero y la faena al sexto result¨® deslabazada.