El colegio Arturo Soria funciona como un verdadero modelo de gesti¨®n cooperativa
Un grupo de padres decididos a tomar parte activa en la educaci¨®n de sus hijos compr¨®, en 1978 parte de las instalaciones que pose¨ªa la Instituci¨®n Educativa SEK en el distrito madrile?o de Ciudad Lineal y se constituy¨® en sociedad cooperativa. Fruto de aquella Iniciativa es el colegio Arturo Soria, uno de los escasos proyectos de esta naturaleza que sobreviven sin acogerse a los conciertos con el Estado.De los 200 socios fundadores se ha pasado a un total de 530, cifra que se traduce en 790 alumnos repartidos en los distintos niveles de la ense?anza preuniversitaria. La explicaci¨®n de la permanencia de un colegio en r¨¦gimen cooperativo durante tantos a?os, frente al fracaso de muchas otras experiencias similares en toda Espa?a, se encuentra, seg¨²n su director, Eduardo Ferrer Grim¨¢, en su "modelo pedag¨®gico".
Un modelo inspirado en las corrientes psicopedag¨®gicas de Piaget, la Instituci¨®n Libre de Ense?anza y la Escuela Activa, que arroja un balance de excelentes resultados acad¨¦micos. Raras veces desciende del 90% el porcentaje de aprobados en las pruebas de selectividad. Ferrer Grim¨¢ sostiene que la clave reside en "haber hecho realidad la investigaci¨®n en el aula".
Personas y no individuos
"En este centro siempre hemos defendido que la primera tarea de un docente es acercarse a los alumnos entendi¨¦ndolos como personas, y digo personas y no individuos, porque la mera individualizaci¨®n no significa tratar a los estudiantes como seres pensantes, y ello con independiencia de su edad", precisa Ferrer.Aunque el ¨¦xito no puede medirse exclusivamente por los resultados, admite, Ferrer precisa que "cuanto m¨¢s se insiste en este sistema de trabajo mejores frutos acad¨¦micos se obtienen".
La plantilla docente ha pasado de 38 a 53 profesores. Todos ellos son licenciados, pero no todos llegan al centro con una dilatada experiencia profesional. "No, de hecho, para nosotros no es tan importante que el profesor tenga experiencia previa como que encaje en la din¨¢mica del centro y en los principios de nuestra pedagog¨ªa", explica el director. Principios como "dignidad de la persona" y "bases cient¨ªficas que permitan la investigaci¨®n en el aula", son los pilares sobre los que se construye permanentemente el discurso del colegio.
Los docentes reclutados pasan por un proceso de selecci¨®n que incluye, am¨¦n del curr¨ªculo del candidato, una entrevista personal para calibrar su idoneidad. "Piense que en un proyecto de estas caracter¨ªsticas lo m¨¢s importante es la actitud del docente; aqu¨ª damos mucha importancia a la investigaci¨®n, es decir, el profesorado est¨¢ obligado a investigar, hasta el punto de que los materiales que se usan en clase est¨¢n, en buena parte, confeccionados por los equipos docentes". Reconoce Ferrer que este tipo de experiencias docentes responden, necesariamente, a una concepci¨®n de la ense?anza directamente imbricada en una "visi¨®n progresista de la vida", aunque hoy es preciso aclarar tales t¨¦rminos.
"Est¨¢ claro que es as¨ª; este colegio surge porque hay un grupo de personas preocupadas por la educaci¨®n desde una ¨®ptica distinta a la de la meta acumulaci¨®n de aprendizajes. Piense que el 72% de los padres y el 64% de las madres actuales socios, poseen estudios universitarios; en el 80% de las parejas trabajan ambos y, sobre todo, tienen una concepci¨®n abierta y progresista de la vida".
Por lo pronto, es significativo que en el ideario del Arturo Soria no tenga cabida el debate sobre la asignatura de la religi¨®n que ha vuelto a reverdecer en las ¨²ltimas semanas. "Para nosotros este asunto est¨¢ resuelto desde el principio", indica el director. "Nuestro ideario es la Constituci¨®n. La libertad de c¨¢tedra y la convicci¨®n de que la ciencia no puede tener condicionamientos morales, son principios inviolables para esta instituci¨®n acad¨¦mica, y se demuestra en nuestra pr¨¢ctica pedag¨®gica, con independencia de que cada padre, madre, profesor o alumno profese o no cualquier creencia ".
Adem¨¢s de las aulas, los laboratorios y los comedores, la cooperativa de padres del colegio Arturo Soria cuenta con unas instalaciones deportivas que pueden ser utilizadas por cuantas personas lo deseen. "No crea que este centro es un gheto cerrado sobre s¨ª mismo. No nos interesa en absoluto crear un clima invernadero para nuestros alumnos, por eso, la cooperativa decidi¨® que las instalaciones deb¨ªan estar abiertas al barrio y a cuantas personas quisieran utilizarlas".
Las palabras de Ferr¨¢n Grim¨¢ son en realidad una respuesta doble, ya que tratan de contestar a la pregunta de si no ser¨¢ esta experiencia educativa un modelo que funciona sin fisuras solo hasta que el alumno ingresa en la universidad abandonado a su suerte.
"Le aseguro que en casi veinte a?os no hemos detectado ninguna fisura porque hemos tenido en cuenta que ¨¦ste no es un colegio burbuja, es un centro educativo normal en todo salvo en la gesti¨®n y el m¨¦todo pedag¨®gico".
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