?Tiene usted cuenta abierta?
Recorrido de una dominicana por bancos y agencias de env¨ªo de dinero
B. A., Clarisa, una inmigrante dominicana de 34 a?os, con tres de residencia en Madrid, suele enviar parte de sus ahorros como interna de servicio dom¨¦stico a su madre de 75 a?os, que vive al sur de la isla caribe?a. Nunca usa un banco para ello. Siempre lo hace a trav¨¦s de la agencia Interenv¨ªos, ubicada en Cuatro Caminos, a pesar de que ella tiene una cuenta abierta en La Caixa.
"Para mandarlo a trav¨¦s del banco hace falta que mi familia en la Rep¨²blica Dominicana tenga. una cuenta corriente y, aunque somos 11 hermanos, nadie dispone de ella", explica. "All¨ª no es como en Espa?a, que cualquiera tiene cuenta", a?ade. Clarisa y una periodista de EL PA?S -que la acompa?¨® a cierta distancia- han recorrido diversos bancos y negocios de env¨ªo de giros para comprobar su atenci¨®n a los inmigrantes.
La prueba consisti¨® en enviar 50.000 pesetas a San Juan de la Maguana (Rep¨²blica Dominicana). A continuaci¨®n se pueden apreciar las diferencias.
El recorrido comenz¨® en Arturo Soria, un barrio acomodado donde trabajan numerosas dominicanas en el servicio dom¨¦stico, y concluy¨® en Cuatro Caminos, zona en la que funcionan diversas empresas de env¨ªo de remesas. En los bancos, varios de ellos sucursales de barrio y s¨®lo dos oficinas centrales, los empleados mostraron cierta extra?eza ante la petici¨®n de la inmigrante. En las agencias, dedicadas de forma exclusiva a estas transacciones, con menos controles y sistemas de seguridad, todo fue m¨¢s fluido.
Banco Santander. Agencia 85, en Arturo Soria, 187. Una empleada explica, muy amable, los dos requisitos para enviar sus ahorros: disponer de una cuenta en esta entidad y que su familia tenga tambi¨¦n cuenta en la Rep¨²blica Dominicana. No sabe indicar la comisi¨®n que cobra el banco, pero aventura que quiz¨¢, para mandar 50.000 pesetas, no le merezca la pena; y le pregunta si no dispone de otro conducto para hacer llegar ese dinero.
Correos. Agencia de la calle de las Ca?as. Cuando la mujer entra a la oficina, uno de los empleados comienza a decir con un tono de voz bien alto y una inusitada familiaridad: "?A ver qu¨¦ traes!". Cuando ella le plantea su petici¨®n le contesta que debe acercarse a otra ventanilla, donde ya la atienden con correcci¨®n y le aseguran que no existe, convenio para efectuar giros postales a Santo Domingo. "Tiene que hacerlo usted por transferencia bancaria", apuntan. Sin embargo, responsables de la Uni¨®n de Inmigrantes Dominicanos en Espa?a (UIDE) explican que en primavera se firm¨® un convenio para enviar giros postales a este pa¨ªs caribe?o con una tardanza de dos o tres d¨ªas.
Barcklays Bank. Arturo Soria, 191. A la inmigrante le exigen tener una cuenta abierta en ¨¦sta u otra entidad. Para m¨¢s informaci¨®n, le remiten a la Embajada dominicana.
Cajamadrid. Sucursal de Vicente Muzas, 15-17. El empleado se muestra algo impaciente ante las escuetas preguntas de la inmigrante. Explica que la entidad le puede dar un cheque por el valor de la cantidad que desea enviar (obviamente, entreg¨¢ndola en el banco) y que lo puede mandar por correo con el consiguiente riesgo de extrav¨ªo. El ¨²nico requisito, tener documentaci¨®n; es decir, carn¨¦ de identidad, pasaporte o permiso de residencia.
Banco Bilbao Vizcaya. Agencia de L¨®pez de Hoyos, 364. Despu¨¦s de varias consultas entre quienes se encuentran en ese momento en la sucursal, la empleada, muy sol¨ªcita, aconseja a Clarisa que acuda a las oficinas centrales de la calle de Alcal¨¢, 16. La persona encargada de ofrecer informaci¨®n en esta sede central explica, a su vez, que a trav¨¦s de ese banco no puede realizar un env¨ªo a la Rep¨²blica Dominicana porque all¨ª no hay sucursales de esta entidad ni filiales. Si se tratase de otro pa¨ªs con sucursales o filiales, la exigencia ser¨ªa tener una cuenta en el BBV.
Banco Exterior de Espa?a. Calle de Alcal¨¢, 24. En esta oficina indican que, si se carece de cuenta en el pa¨ªs de destino, la ¨²nica y arriesgada posibilidad es comprar un cheque y enviarlo por correo. Sin embargo, en la sede de este banco en la carrera de San Jer¨®nimo, 36, la empleada, muy atareada y con trazas de dominar bien el tema, ofrece una explicaci¨®n diferente, completa y precisa. Le dice que sin una cuenta abierta en esta entidad le cobrar¨ªan una comisi¨®n del 13 por mil (650 pesetas de las 50.000) y 2.500 del coste de t¨¦lex. Adem¨¢s, el valor de la divisa (al efectuar el cambio) se encarecer¨ªa en dos puntos. El env¨ªo en d¨®lares -no en pesos- tardar¨ªa dos d¨ªas. En el caso de disponer de cuenta abierta, las condiciones mejoran: la comisi¨®n es del 5 por mil (250 pesetas), el gasto del t¨¦lex es igual y la divisa se mantiene en el valor del d¨ªa. No exigen que el receptor tenga cuenta en la Rep¨²blica Dominicana.
Agencia MoneyGram. Sevilla, 2. En esta oficina, ubicada en una agencia de viajes, a Clarisa le hacen el env¨ªo en d¨®lares a un cambio de 129,9 pesetas y le cobran unas 2.500 pesetas de comsi¨®n. Se comprometen a que el dinero llegue a su pueblo en diez minutos. S¨®lo necesita mostrar el pasaporte.
En R¨ªa Env¨ªa, asentada en Viriato, 4 0 (Chamber¨ª), le atiende un dominicano. Clarisa est¨¢ embarazada y ¨¦l, de un vistazo, sin conocerla, le comenta: "Mellizos, ?no?". A partir de ah¨ª charlan y descubren que tienen amigos comunes. Le cobran una comisi¨®n de 1.000 pesetas y le cambian el peso dos puntos m¨¢s caro que el valor de la divisa. El giro tarda de uno a dos d¨ªas. Al marcharse le regalan una estampita de Nuestra Se?ora de Altagracia, patrona dominicana.
En Interenv¨ªos, en Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde, 3 (Tetu¨¢n), agencia utilizada habitualmente por Clarisa, comentan, por tel¨¦fono, que cobran una comisi¨®n de 1.000 pesetas; y con un dep¨®sito, de 50.000 pesetas le llegan al destinatario 5.171 pesos dominicanos en, el mismo d¨ªa. Vale con presentar el pasaporte.
La agencia de Europhil, en la calle del Topete (Tetu¨¢n), est¨¢ bastante concurrida. Aqu¨ª le cobran 900 pesetas de comisi¨®n y por las 50.000 pesetas le env¨ªan 5.319 pesos. La remesa llega en uno o dos d¨ªas al domicilio del destinatario. Piden el pasaporte o, si no, el permiso de residencia. Con el dinero se puede mandar, gratis, un peque?o mensaje. "?Qu¨¦ quieres, que escriba?", le plantea la encargada a un veintea?ero dominicano que acaba de realizar un giro. "Pon: mam¨¢, cu¨ªdate y no te metas en l¨ªos". Empleada y clientes no pueden reprimir una carcajada.
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