Historia de una silla
La tortura de la familia se alarg¨® durante 900 cenas

Todo lo que unos padres pueden hacer por la libertad de su hija lo han hecho los de Anabel Segura. Todo lo que los medios de comunicaci¨®n pueden aceptar para cooperar contra un secuestro lo han aceptado en ¨¦ste. Incluso mentir.La vida discurri¨® al margen de los Segura desde aquel d¨ªa en que las piernas musculosas de Anabel desaparecieron dentro de una furgoneta blanca. Miguel Indur¨¢in ganaba carreras allende los Pirineos, a Mario Conde le interven¨ªan Banesto, Luis Rold¨¢n desaparec¨ªa y volv¨ªa a aparecer dentro de una gabardina, las portadas de los peri¨®dicos se emponzo?aban de esc¨¢ndalos y el pa¨ªs se contagiaba de los gestos del Chiquito de la Calzada, alguien desconocido en la tele aquel 12 de abril en que la raptaron.
Pero all¨¢ por la urbanizaci¨®n de La Moraleja, a diez minutos de Madrid, rodeada de campos de golf, piscinas y Mercedes Benz, hab¨ªa una casa donde cada cena se convert¨ªa en un suplicio. Eso de sentarse el padre, la madre, y la hermana de Anabel, mirarse entre ellos y mirar de reojo la silla vac¨ªa, cada noche se soportaba peor. Durante las primeras semanas, Rafael Escuredo se ofrec¨ªa a dormir con la familia por si llamaban los secuestradores. Una voz hab¨ªa exigido 150 millones de pesetas y s¨®lo Escuredo deb¨ªa hablar con ellos. Dos veces acudi¨® el abogado Escuredo con un malet¨ªn a un descampado, pero los criminales descubrieron la presencia de los agentes en ambas.
Y mientras tanto, las cenas. Durante el d¨ªa, Sandra Segura, la hermana de Anabel, asist¨ªa al mismo instituto alem¨¢n donde estudi¨® Anabel, el padre intentaba seguir dirigiendo la empresa de ingenier¨ªa donde trabajaba y la madre quedaba en casa. Pero por las noches, tocaba verse. Escuredo presenci¨® durante muchos meses las cenas. "Sin querer", narraba el abogado, "las miradas se desviaban a la silla de Anabel y entonces se produc¨ªa un silencio atroz". La madre callaba, y de vez en cuando, como hipnotizada, resurg¨ªa, se volv¨ªa hacia el abogado y le preguntaba: "Rafael, t¨² no nos dejas, ?verdad?".
Durante los dos a?os y medio que ha durado la tortura psicol¨®gica, Escuredo ha permanecido como portavoz, pero al cabo de los meses, por la noche, la familia qued¨® a solas contra la silla.
De pronto, la casa se inund¨® de ilusiones. El 24 de marzo apareci¨® liberada la farmac¨¦utica de Olot Maria ?ngels Feliu despu¨¦s de 492 d¨ªas de secuestro. Iba a hacer un a?o que desapareci¨® Anabel Segura. Mil habitantes de La Moraleja se lanzaron a la calle exigiendo la libertad de la chica, se tendieron pancartas y se prodigaron las apariciones de la familia en la tele. "Podemos estar ante un secuestro a la italiana: esos que consisten en mantener a alguien raptado durante varios a?os hasta que la familia se da por vencida", dec¨ªa Escuredo por entonces.
Pero los Segura estaban entregados de antemano. Hab¨ªan contratado incluso los servicios de empresas especializadas en el pago de rescates. Todo fluir¨ªa limpio, los delincuentes cobrar¨ªan su dinero en pesetas o en divisas, y liberar¨ªan a Anabel. Para eso hab¨ªa hipotecado la familia hasta el ¨²ltimo m¨¢rmol del chal¨¦. "Pero al menos que nos den se?ales de vida se dec¨ªa a s¨ª mismo el abogado, "que sepamos que le ofrecen lo m¨ªnimo para un ser humano, que de vez en cuando le den unas bragas limpias, una pasta de dientes... ".
Nada. Veinticinco llamadas telef¨®nicas de los raptores y un supuesto mensaje de Anabel fue todo lo que al cabo de un a?o permit¨ªa a la familia pensar que la bella estudiante de tercero de Empresariales segu¨ªa viva. En la cinta, que tuvo que recoger Escuredo en un apartado de Correos, la falsa voz de Anabel ped¨ªa a sus padres en tono angustioso que acabaran con esa situaci¨®n insoportable. Corr¨ªa el 24 de junio de 1993 cuando la familia recibi¨® esa cinta. Para Anabel, la "situaci¨®n insoportable" hab¨ªa acabado tres meses antes el 12 de abril a las nueve y media de la noche, horas despu¨¦s de que la raptaran. Los criminales acabaron con su vida. Ahora se trataba de chantajear a los padres y de torturarles hasta la extenuaci¨®n con falsas esperanzas.
Hasta aquel mes de junio, los delincuentes llamaban a casa de Anabel y dejaban mensajes como ¨¦stos: "El portavoz de la familia? ( ... ) Su seguridad depende de usted ( ... ) No vamos a admitir ning¨²n error m¨¢s, ?comprendido? Lleven el dlinero a la carretera Nacional III...". Esa comunicaci¨®n, la ¨²ltima, se produjo el 28 de junio de 1994.
Cinco meses despu¨¦s, tras una entrega frustrada donde los torturadores descubrieron la presencia policial, los agentes decidieron difundir las voces por todos los medios de comunicaci¨®n. La prensa y los ciudadanos cooperaron. Los peri¨®dicos publicaron versiones que dejaban entrever la ruptura entre la familia y la polic¨ªa. Mentira. Jam¨¢s se origin¨® tal enfrentamiento. Escuredo sab¨ªa que muchos agentes sacrificaban vacaciones y horas de sue?o por la causa. Pero hab¨ªa que ofrecer confianza a los raptores.
Hubo muchas pistas falsas que era preciso investigar antes de desestimarlas, muchos presos que dec¨ªan haber escuchado buenas informaciones sobre el secuestro y estaban dispuestos a revelarlas con tal de que les eximieran de sus condenas, muchas horas de trabajo in¨²til.
Se ofrecieron primero 15 millones y despu¨¦s 30 millones a quien diera una pista precisa. En las zonas aleda?as a La Moraleja se decidi¨® llevar un lazo amarillo para reclamar la libertad de Anabel, lo mismo que con el secuestrado de ETA Julio Iglesias Zamora se hab¨ªa lucido un lazo azul. La polic¨ªa contrat¨® expertos en hipnosis y someti¨® a este experimento al ¨²nico testigo del rapto por ver si as¨ª recordaba la matr¨ªcula de la furgoneta. Investig¨® hasta a los amigos y familiares pr¨®ximos a Anabel, sonde¨® a profesores, a viejos conocidos que hac¨ªa a?os que no hablaban con ella... todo para echarse al fin en brazos de la tele.
Fue el pasado 6 de abril, cuando iban a cumplirse dos a?os del secuestro. En el programa Qui¨¦n sabe d¨®nde se oyeron las voces de los dos hombres que hab¨ªan hablado con Escuredo hasta el momento. Con esas voces y en esa fecha, la polic¨ªa esboz¨® un perfil de los delincuentes bastante aproximado a la realidad: se trata, dijo entonces la polic¨ªa, de dos hombres de unos 30 y 40 a?os. "El cabecilla es un hombre casado de unos 40 a?os, con un nivel intelectual medio, con trabajo estable. La segunda voz era muy vulgar y dificilmente reconocible". En uno de los mensajes, los criminales aseguraron: "Si no les hemos dado pruebas de Anabel es porque no queremos dar pistas a la polic¨ªa. Comprender¨¢n nuestra profesionalidad. Queremos el dinero y sola mente el dinero. La polic¨ªa, que investigue".Y eso hizo. A ra¨ªz del programa de TVE lleg¨® la pista clave. "Somos profesionales".
Como monumento a su profesionalidad, queda para siempre la silla vac¨ªa. Ma?ana se cumple la cena 902.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
