El hijo de un detenido: "Que pague por ello"
"Que le metan en la c¨¢rcel para que se toque los cojones, no; que le hagan lo mismo que ¨¦l le ha hecho a esa mujer y que le corten los cojones". As¨ª se expres¨® ayer Rosa Campuzano, la madre de Felisa Garc¨ªa -detenida como encubridora del asesinato de Anabel Segura-, sobre el futuro de su yerno, Emilio Mu?oz Guadix, presunto autor material del crimen. Rosa se parapet¨® ayer al otro lado del peque?o mostrador de la churrer¨ªa que regenta en el pueblo toledano de Pantoja, pero no se escondi¨®. Tampoco su nieto. "Si mi padre es culpable, que pague por ello", dijo Antonio Mu?oz, de 17 a?os.
Rosa recibi¨® a la avalancha de los periodistas s¨®lo preocupada de una cosa: que las televisiones no la filmasen junto a sus cuatro nietos, de entre 5 y 17 a?os. Su deseo no se cumpli¨®. Eso s¨ª, aprovech¨® para vender algunas latas de refrescos y no desatendi¨® las tareas del hogar, como la plancha y la comida.Los periodistas no entend¨ªan c¨®mo pod¨ªa estar tan tranquila. Y Rosa intent¨® explicarlo: "Porque yo no he hecho nada y estoy segura de que mi hija tampoco". Rosa Campuzano dice tambi¨¦n que no se llevaba mal con su yerno, pero sus palabras delatan una relaci¨®n conflictiva: "Ten¨ªa un genio muy jod¨ªo".
Emilio Mu?oz, efectivamente, debe de ser muy introvertido. As¨ª lo testimoniaron ayer varios vecinos de Pantoja, un pueblo de 2.037 habitantes censados que se conocen de toda la vida. "Llevaba aqu¨ª casi cuatro a?os y nunca se integr¨® ni se le ve¨ªa por los bares", apunt¨® Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez, el propietario del adosado adyacente a la churrer¨ªa. Este vecino record¨® otro dato que refleja el car¨¢cter de Emilio Mu?oz: "Siempre estaba de casa a la furgoneta, y viceversa. Eso s¨ª, con la man¨ªa de que la furgoneta estaba siempre muy limpia".
Sal¨ªan a cazar
El hijo mayor de este vecino, de 20 a?os, admiti¨® haber salido con ¨¦l a cazar, la ¨²ltima vez el domingo. Ahora piensa que cuando la familia de Emilio se mud¨® desde Fuenlabrada, hace tres a?os y medio, ya ten¨ªan planeado el secuestro. Este peque?o y tranquilo municipio toledano est¨¢ a 44 kil¨®metros de Madrid, 40 de ellos por autov¨ªa.
Los vecinos de Pantoja no hab¨ªan vivido nunca un trasiego as¨ª. El despliegue de los medios de comunicaci¨®n -unidades m¨®viles, c¨¢maras, tel¨¦fonos port¨¢tiles y hasta helic¨®pteros y avionetas- les interes¨® sobre manera y acudieron en bloque tanto al terreno donde estaba escondido el cad¨¢ver de Anabel como a la calle en la que viv¨ªa el presunto asesino con su esposa y sus cuatro hijos, y donde est¨¢ la ¨²nica churrer¨ªa de Pantoja.
Buceando en sus recuerdos, los vecinos de Pantoja apuntaron ayer varias hip¨®tesis sobre el clima familiar de los Mu?oz Garc¨ªa. Todas positivas hacia ella y negativas hacia ¨¦l. Unos s¨®lo revelaban algunas disputas y discusiones. Otros afirmaban que el marido maltrataba f¨ªsicamente a Felisa. Su hijo lo corrobor¨® anoche, en declaraciones a la SER: "Mi padre es violento, como todos los padres".
La madre de Felisa rememor¨® ayer el d¨ªa de hace 18 a?os en el que adivin¨¦ que su hija se arrepentir¨ªa de su matrimonio con Emilio Mu?oz, precipitado por un embarazo. Insiste incluso en que estaba planeando seriamente la posibilidad de separarse. Mantiene que si la voz de su hija resultase la misma que enviada en una cinta magnetof¨®nica por los secuestradores a los familiares de Anabel, para demostrarles que estaba bien, es porque Felisa "viv¨ªa amenazada" por su marido; "y, claro si a ti te apuntan con una pistola para que hagas algo malo, pues lo haces".
La suegra de Emilio Mu?oz, sin embargo, no encontr¨® vicios raros en su yerno. "Ten¨ªa gestos finos, pero no en el vestir, ni en las drogas o el alcohol; eso s¨ª, le gustaban mucho las motos y la suya la vendi¨® para afrontar la entrada del chal¨¦", indic¨®. Los Mu?oz Garc¨ªa se trasladaron hace tres a?os y medio de Fuenlabrada a Pantoja. Vendieron el piso en el que viv¨ªan a¨²n con hipotecas, y por el que les dieron tres millones de pesetas, y los entregaron junto con otros ahorros para comprar la nueva vivienda, uno de los 40 adosados de la primera urbanizaci¨®n de Pantoja, valorado en 9,2 millones de pesetas y todav¨ªa sin pagar.
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