As¨ª funcionan los chanchullos
Son muchas y variadas las artima?as que emplean los subasteros para acaparar las pujas y evitar que personas ajenas a su clan participen en ellas. Legalmente, no pueden impedir que un particular tome parte en el tanteo, pero s¨ª amargarle pujando al alza por el mismo piso para encarecerlo. Hasta hace poco, era dif¨ªcil para el p¨²blico, salvo los pujadores profesionales, tener los datos sobre los pisos embargados que todos los d¨ªas se subastan en los juzgados. Con suficiente antelaci¨®n, los subasteros sab¨ªan qu¨¦ pisos iban a salir a subasta. Se re¨²nen en determinados lugares fuera del juzgado y realizaban las llamadas subastillas. Es decir, se repart¨ªan los pisos entre ellos de tal forma que, cuando sal¨ªan de la reuni¨®n, cada miembro del clan sab¨ªa por qu¨¦ inmueble deb¨ªa pujar y por cu¨¢l no.Toda subasta tiene tres posibles fases. La primera, en la que el juez fija un precio a partir del cual hay que pujar. Si no hay licitadores en la primera, el juez fija una segunda subasta y reduce en un 25% el precio de salida. Y si esta segunda tambi¨¦n se queda desierta, el juez fija una tercera en la que el precio de salida es libre (es decir, que se puede empezar a pujar desde una peseta por un bien que valga muchos millones). La publicidad sobre los pisos embargados se limitaba antes a lo estrictamente legal (boletines oficiales), y por eso casi nadie ajeno a la trama de los subasteros acud¨ªa a las licitaciones (ahora EL PAS las publica cada 15 d¨ªas).
Precio libre
Los profesionales sol¨ªan esperar a la tercera subasta, en la que el precio es libre, y se llevaban pisos muy caros a precios irrisorios. Porque entre ellos no se hacen competencia. Si alg¨²n ciudadano acude libremente a la segunda subasta, entonces intervienen ellos y pujan.- Est¨¢n respaldados por muchos millones de beneficio durante muchos a?os, y pr¨¢cticamente les da igual elevar el precio de un inmueble y qued¨¢rselo por m¨¢s dinero del que vale -ya lo pagar¨¢n entre todos- con tal de que el competidor ocasional no se lo adjudique. As¨ª consiguen que se corra la voz de que los particulares no tienen nada que hacer si no es con la mediaci¨®n de un subastero y previo pago de una elevada comisi¨®n.No obstante, los subasteros no tienen inter¨¦s siempre en todos los pisos; y cuantos m¨¢s ciudadanos acudan por libre a las subastas, m¨¢s problemas hallar¨¢n los profesionales para mantener su estrategia, que cada vez les saldr¨ªa m¨¢s cara.
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