La luz del mundo

De aquella lucha con los materiales quedan, durante toda su vida, precisamente, los collages, que gozan, del mismo secreto que, toda su pintura: "Una paleta muy reducida con los colores b¨¢sicos, y el negro nunca". Pero de su pintura no quiere hablar. "Si digo algo sobre mi pintura, digo que son paisajes interiores. Formas que no tienen que ver con lo exterior,aparentemente: Son la vista de la luz del mundo".

Sin embargo, el Museo del Prado y la Generaci¨®n del 27, son las dos referencias que sit¨²an a este pintor que "no se entiende", sin Vel¨¢zquez ni Zurbar¨¢n, de los que se considera heredero. "No es que no quiera hablar de Rothko. Es que no me interesa: su pintura me parece muy limitada. Mis amigos han sido Jackson Pollock, De Kooning, Hoffmann, el griego Baziotes y Hedda Stern, una estupenda pintora venida de Rumania."

Si Nueva York es el expresionismo abstracto, su generaci¨®n "es la primera que hace algo, significativo en pintura en los Estados Unidos", El Prado es la juventud del 27. Es Alberti ("eramos amigos y pintores. Ibamos juntos al Cas¨®n a dibujar y despu¨¦s al Retiro, donde me recitaba a Rub¨¦n Dar¨ªo") y es Bu?uel y Dal¨ª- "me impresion¨® la influencia de Mantegna en aquella primera exposici¨®n suya en Madrid"- y son Pedro Salinas, y D¨¢maso Alonso, y Aleixandre y Juan Ram¨®n. "Lo importante de mi generaci¨®n" dice, "fue la poes¨ªa, no la pintura. Alberti dibujaba muy bien, y Federico Lorca", dice as¨ª, sin decir Garc¨ªa, "y Paco Bores que era un gran pintor. Pero lo importante fue la poes¨ªa".