De 90 millones en escoltas a s¨®lo 12

La relaci¨®n de Francisco ?lvarez y Javier de la Rosa sigue siendo estrecha, aunque ahora los contactos no est¨¢n motivados tanto por los trabajos de informaci¨®n que el financiero sol¨ªa encargar a la agencia de ?lvarez, Check-In, como por su com¨²n condici¨®n de inculpados en procesos judiciales. De hecho, fuentes conocedoras de los movimientos de De la Rosa apuntan, que las grandes sumas que destinaba habitualmente al cap¨ªtulo seguridad-informaci¨®n, que en el caso de su sociedad Quail alcanzaban m¨¢s de 600 millones de pesetas anuales, se vieron muy recortadas despu¨¦s de su paso por la c¨¢rcel. Hasta entonces, su servicio de guardaespaldas costaba unos 90 millones de pesetas anuales.Las dificultades de liquidez de De la Rosa se manifestaron poco antes de entrar en prisi¨®n por el caso de Grand Tibidabo. En esas fechas, el financiero dej¨® de pagar los gastos mensuales de su seguridad f¨ªsica, cubierta habitualmente por siete guardaespaldas. El ingreso en el penal redujo a¨²n m¨¢s el dispositivo, que qued¨® en un servicio m¨ªnimo para la familia.

Durante los meses en que el financiero estuvo privado de libertad, los gastos de seguridad se rebajaron a poco m¨¢s de un mill¨®n al mes. En la primavera pasada, cuando De la Rosa ya hab¨ªa salido de la prisi¨®n, la cuenta que ten¨ªa pendiente con la empresa que le proporcionaba el servicio de guardaespaldas, Toprisk, era superior a 50 millones de pesetas. Adem¨¢s, De la Rosa quiso que sus guardaespaldas llevaran armas, algo que representaba un problema legal puesto que la normativa excluye la concesi¨®n de permiso de armas a los agentes de seguridad privados. En los ¨²ltimos meses, De la Rosa emplea directamente a sus escoltas sin que participe ninguna de las empresas habituales del ramo.