No le escuchen
De la talla de Seamus Heaney da una idea el hecho de que, pese a que es un Nobel previsto desde hace a?os -era s¨®lo cuesti¨®n de tiempo-, siempre ha tenido la sencillez de los grandes. Y no se trata de habilidad para parecer sencillo, una t¨¦cnica que van depurando todos los escritores famosos. En su caso, ¨¦l la va demostrando con numerosos argumentos, desde un f¨ªsico de le?ador de pa¨ªs fr¨ªo -fue el primero de una familia de campesinos en obtener una beca- a la inacabable sorpresa por su prestigio ("el prestigio reposa siempre sobre la estima de individuos", declar¨® a este peri¨®dico hace tres a?os), desde su facilidad irlandesa para aceptar unas copas de otros poetas desconocidos a su generosidad de pedagogo.Profesor en Harvard desde hace un lustro, a Heaney se le perdona, por ser quien es, una concepci¨®n de la ense?anza de la literatura frente a la cual sonr¨ªen buena parte de los profesores y cr¨ªticos de hoy, intoxicados de posmodernismo y deconstrucci¨®n.
"?sas son armas destructivas", dice Heaney, sin que de sus palabras haya que deducir censura: lo que quiere decir es que ¨¦sas no son aproximaciones con las que los alumnos se puedan enamorar de la literatura, que de eso se trata. De modo que sus clases consisten, al modo cl¨¢sico, en la ense?anza de las vidas de los poetas y sus obras. Para ¨¦l, los experimentos s¨®lo caben cuando ya se tienen algunas posesiones.
Como escritor, considera que tiene tambi¨¦n un poco de maestro de escuela, y se propone "no ense?ar nada que pueda ser ofensivo a una parte de mi familia, que son los fundadores": esto es, los escritores mayores de la tradici¨®n. Habitualmente imparte dos asignaturas, de enero a mayo (el resto del tiempo escribe): poes¨ªa moderna brit¨¢nica e irlandesa -¨¦l siempre ha reivindicado, a veces dolorosamente, el intercambio entre ambas- y tambi¨¦n un taller de poes¨ªa, donde ¨¦l mismo realiza la selecci¨®n entre los candidatos.
M¨¢s tiempo
Maestro de escuela, quiso ser independiente y se march¨®... para volver a la ense?anza cuando comprendi¨® que con un empleo ten¨ªa m¨¢s tiempo para su escritura. Intelectual liberal en la dura Irlanda del Norte de los setenta, cruz¨® la frontera y se fue a vivir al sur. No quer¨ªa terminar encuadrado en una foto amable. Irland¨¦s hasta la obviedad, para su o¨ªdo fue m¨¢s importante el anglosaj¨®n que el ga¨¦lico, y Thomas Hardy y Gerald Manley Hopkins, m¨¢s decisivos que Yeats: pocos compatriotas suyos se atrever¨ªan a decir lo mismo.
Lo que va a resultar interesante de este galard¨®n, que confirma lo sabido, es ver c¨®mo se defiende contra ¨¦l. Porque resulta que Heaney considera la poes¨ªa como un dif¨ªcil equilibrio en voz baja, y nada peor que ponerle un altavoz, "Tan pronto el escritor comienza a usar un meg¨¢fono, especialmente en poes¨ªa, aflora la tensi¨®n. Es mejor no ser escuchado mucho", me dijo un d¨ªa.
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