Rompamos la cadena
La canci¨®n de Mikel Laboa tomaba la letra de unos versos de Harri eta herri, Piedra y pueblo, libro del poeta vasco Gabriel Aresti. Un encadenamiento de frases absurdas ten¨ªa por conclusi¨®n la consigna que serv¨ªa de p¨®rtico al poema: "Apur dezagun katea", rompamos la cadena. Recomendaci¨®n adecuada para los tiempos que corren.Surge la noticia de que un historiador ha recibido el encargo de una persona pr¨®xima a Gonz¨¢lez para redactar un informe sobre la persecuci¨®n sufrida por Manuel Aza?a tras la matanza de Casas Viejas, en 1933, a efectos de probar que el l¨²cido dirigente republicano sufri¨® ya el mismo cerco a que hoy se encuentra sometido Gonz¨¢lez. La derecha profunda no perdonar¨ªa a aqu¨¦llos que impulsan la modernizaci¨®n de Espa?a. Como conozco y estimo tanto a Fusi como a Rosa y, adem¨¢s, el primero se ha cuidado ya de puntualizar el alcance de la solicitaci¨®n, que no encargo, opino que el episodio queda cerrado.
Pero, por encima de las circunstancias concretas de la an¨¦cdota, sorprende que alguien pueda pensar en un paralelismo entre la situaci¨®n de 1933 y la actual, del mismo modo que no faltan los agoreros que evocan las conmociones del fin de la Segunda Rep¨²blica.
Para empezar, Aza?a no es un refugio muy seguro, a pesar de la coherencia de su proyecto pol¨ªtico y de la visceralidad de las campa?as que hubo de sufrir. Si los tiros a la barriga quedaron para la historia como un invento del acusador, los diarios del propio Aza?a arrojan una luz siniestra sobre su actitud cuando tienen lugar los sucesos insurreccionales del Alto Llobregat: "y mostr¨¦ mi resoluci¨®n de proceder con toda rapidez y con la mayor violencia a reprimir la rebeli¨®n" -consigna Aza?a el 23 de enero de 1932 tras el Consejo de Ministros-; "como Fernando (de los R¨ªos) me oy¨® decir que se fusilar¨ªa a quien se cogiese con las armas en la mano, quiso disentir: pero yo no le dej¨¦ y con mucha brusquedad le repliqu¨¦ que no estaba dispuesto a que se me comiesen la Rep¨²blica".
As¨ª que antes de investigar c¨®mo se persigui¨® a Aza?a, para ver si se parece al cerco establecido en torno a Gonz¨¢lez, conviene precisar lo que hicieron el uno y el otro antes de ser perseguidos. Las analog¨ªas son terreno resbaladizo.
Lo que importan no son las referencias, sino los contenidos. As¨ª, los conservadores pueden censurar a Ruiz Gallard¨®n por no limpiar de socialistas a Telemadrid y alg¨²n hombre de izquierda puede felicitarle por ello, pero mi experiencia personal del caso me dice que un ex militante comunista pasado. por el PSOE puede ejercer la represi¨®n ideol¨®gica con intensidad a¨²n mayor que lo har¨ªa un disc¨ªpulo directo de ?lvarez del Manzano. Y en la c¨²pula del PP, otro aviso para navegantes: Comisi¨®n,GAL, pero sin Intxaurrondo.
(Entre tanto, veo en la cadena francesa Antenne 2 un programa sobre Tierra y libertad, una pel¨ªcula que no me fue dado criticar en su d¨ªa. El autor del panfleto, Ken Loach, elogia el gran momento que supuso en el siglo el "socialismo libertario" (sic) encarnado por la pol¨ªtica del POUM. Es su aportaci¨®n, con los comunistas del PCE como ¨²nicos salauds (palabras suyas): el "anarcopurnismo". Menos mal que el veterano militante Wilebaldo Solano est¨¢ satisfecho).
Por fin, en la Comisi¨®n de los secretos, el Gobierno convence a la oposici¨®n de que entre los documentos robados por Perote hay cosas que afectan a la seguridad nacional. Pero a?ade que Manglano tard¨® cuatro a?os en informar de la sustracci¨®n, con el autor becado en Repsol. Lo cual no altera la calificaci¨®n que el Ejecutivo hace del general en cuanto hombre por encima de toda sospecha. Como dijo Billy Wilder, citando a Groucho Marx, nadie es perfecto. Volvamos a la vieja canci¨®n de Laboa: "Hau da fandango / biba Berango". Para asumir su conclusi¨®n previa.
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