19 a?os de c¨¢rcel para un violador que rapto a su v¨ªctima a punta de cuchillo
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Al bajar del tren de Las Matas en la madrugada del 20 de marzo de 1994, su destino cambi¨®. En vez de un amigo, descubri¨® el rostro de un hombre que la rapt¨®, le puso el cuchillo al cuello y la viol¨®. La v¨ªctima, asistenta peruana de 26 a?os, supo entonces el r¨ªo de dolor que cabe en tres horas. El violador, Aly Yahya, de 33 a?os, tampoco olvidar¨¢: ha sido condenado a 19 a?os de c¨¢rcel por los delitos de violaci¨®n, rapto y detenci¨®n ilegal. Durante el juicio, declar¨® que era impotente. Su testimonio fue desmentido.
V¨ªctima y violador se conocieron antes de la agresi¨®n. Pese a que la relaci¨®n se cort¨®, Yahya la sigui¨® llamando por tel¨¦fono. Ella le pidi¨® que no la molestara. De poco sirvi¨®. El 20 de marzo de 1994, siempre seg¨²n el relato de hechos probados de la sentencia, la mujer se dirigi¨® de noche a su trabajo de asistenta en Las Matas, en el municipio de Las Rozas (44.000 habitantes). Subi¨® al tren en Madrid y descendi¨® en su destino. Al bajar, se encontr¨® con Yahya, quien le sac¨® un cuchillo y la oblig¨® a meterse en un Renault 5. El agresor iba acompa?ado por otro hombre. La llevaron hacia Madrid. Por el camino, le hicieron saber que iban a violarla.Una vez en la capital, pararon ante una casa. El acompa?ante de Yahya se march¨®. El agresor, siempre con el cuchillo, la oblig¨® a subir. Ya en el interior de la vivienda, le hizo sentir el filo del metal en el cuello y la tumb¨® en la cama. Luego la forz¨®. Ella intent¨® resistirse, quiso cerrar las piernas. No fue posible.
Tras la violaci¨®n, el hombre, sin soltar el cuchillo, la meti¨® de nuevo en el coche. All¨ª aprovech¨® para quitarle los documentos de asilo. Enfil¨® hacia la carretera N-VI, en direcci¨®n a Las Matas. A la 1.30, el veh¨ªculo fue avistado por la Guardia Civil, que les advirti¨®, sin detenerles, que iban sin luces de cruce. La esperanza qued¨® atr¨¢s.
Kil¨®metros de p¨¢nico
Al llegar a Las Matas, el violador volvi¨® a dirigirse hacia Madrid. "Como me denuncies, te mato", le grit¨® a su v¨ªctima, quien, presa del p¨¢nico, se hundi¨® en el pasar de los kil¨®metros. Uno tras otro. Hasta que a las 3.45, el Renault 5 se qued¨® sin gasolina. La Guardia Civil pas¨® por el lugar y se acerc¨® al coche. La mujer corri¨® hacia los agentes y les dijo que Yahya le hab¨ªa robado la documentaci¨®n y que no quer¨ªa seguir con ¨¦l. Los guardias la trasladaron hasta Las Matas. En Aquel momento, la v¨ªctima no se atrevi¨® a denunciar la violaci¨®n. Lo hizo dos d¨ªas despu¨¦s, aconsejada por sus empleadores.La v¨ªctima, cuya acusaci¨®n llev¨® con ¨¦xito la abogada Carmen Roney Albareda, recibi¨® durante todo el proceso la ayuda de la Asociaci¨®n de Asistencia a Mujeres Violadas (574 01 10). En el juicio, Yahya se declar¨® inocente y aleg¨® impotencia -el forense desminti¨® esta manifestaci¨®n-.
M¨¢s peso tuvo la declaraci¨®n de la v¨ªctima, considerada por los magistrados prueba de cargo. Sus palabras, "dram¨¢ticas y contundentes", seg¨²n la sentencia de la Secci¨®n Sexta de la Audiencia Provincial de Madrid, mostraron el infierno de la violaci¨®n, el abuso de la fuerza y, sobre todo, el miedo a su violador, que la hab¨ªa amenazado de muerte y que conoc¨ªa su direcci¨®n.
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