El Papa insta a EE UU a luchar contra "todas las formas de violencia"
ANTONIO CA?O Desde la h¨²meda explanada de Central Park, coraz¨®n de esta ciudad intensa y deshumanizada que simboliza la grandeza y las miserias del mundo moderno, el papa Juan Pablo II convoc¨® ayer a los norteamericanos a luchar con valent¨ªa contra "todas las formas de violencia" y a trabajar para satisfacer las necesidades de quienes sufren la pobreza, la marginaci¨®n o las enfermedades, especialmente el sida. El Papa aprovech¨® ese mismo marco para pedir a los miles de hispanohablantes presentes que no abandonen su cultura ni su fe cat¨®lica.
"Esto es Nueva York, el gran Nueva York, Central Park", dijo el Papa durante la homilia, tal vez percat¨¢ndose de que all¨ª, en el mismo escenario en el que han hecho historia los mitos del rock, en el que cada fin de semana se repiten los ritos del placer y la diversi¨®n, en el mismo lugar en el que hace pocos d¨ªas una joven brasile?a fue asesinada mientras hac¨ªa jogging, ¨¦l estaba convocando multitudinariamente a la espiritualidad y a la oraci¨®n.
"No tengan miedo de buscar a Dios. S¨®lo entonces esta ser¨¢ verdaderamente la tierra de la libertad, el hogar de los valientes. No tengan miend.0, no tengan miedo, no tengan miedo", proclam¨® el Papa ante unas 150.000 personas, muchas de las cuales hab¨ªan pasado la madrugada bajo una llovizna intermitente para vivir su gran experiencia de fe. "Es algo m¨¢gico, ¨²nico, incontable", dec¨ªa, entre sollozos, Anita, una dominicana llegada desde lo alto del Bronx.
Del Bronx, de Harlem, de Brooklyn, de Queens, de todos los barrios de la ciudad se hab¨ªa reunido gente, especialmente mujeres , j¨®venes y personas humildes. Muchos d9 los homeless (mendigos sin hogar) que habitualmente dan vueltas por la ciudad parec¨ªan tambi¨¦n haberse sumado al acontecimiento.
Ataque contra el aborto
El Papa hizo su tradicional, ataque contra el aborto, intercalado con frases de comprensi¨®n para los que sufren. "Es necesario trabajar- y rezar contra el aborto,_ contra la violencia de toda clase, incluyendo la violencia contra la dignidad de las mujeres y los ni?os que supone la pornograf¨ªa", dijo Juan Pablo II, como si Calvin Klein, criticado en Nueva York por su publicidad expl¨ªcitamente sexual, le estuviera escuchando.
La condena de la violencia le result¨® especialmente grata a Williams, un polic¨ªa que esta vez estaba entre el p¨²blico, pero que convive diariamente con la violencia en las calles de Washington Heights. "Es bonito ver a esa ciudad por unos d¨ªas entregada a un hombre de paz", coment¨®.
El Papa record¨® a los neoyorquinos que las precipitaciones y las ambiciones que marcan sus vidas no deben impedirles atender las necesidades de los pobres, los hambrientos, los homeless, los enfermos, por ejemplo, los que sufren sida".
La solidaridad del Papa con esos enfermos - sonaba c¨ªnica en los o¨ªdos de los participantes en una manifestaci¨®n convocada por organizaciones de homosexuales y lesbianas en protesta por la dura actitud de la Iglesia cat¨®lica contra las personas con esas inclinaciones sexuales.
Juan Pablo II pareci¨® disfrutar particularmente durante la misa de ayer al comunicarse en espa?ol con los latinos presentes. Estos eran, desde luego, los m¨¢s apasionados y ruidosos, con sus gritos de "?Viva el Papa?". "A ustedes, los que han venido de fuera o han nacido aqu¨ª en una cultura con profundas ra¨ªces en el catolicismo, les pido: conserven esa cultura y esa fe", dijo el Papa. El tenor Pl¨¢cido Domingo puso el sello hispano entre los cantantes que inspiraron la ceremonia, que termin¨® con la bendici¨®n del Papa a Am¨¦rica.
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