Espa?a jugar¨¢ en Inglaterra
La selecci¨®n de Clemente sum¨® sin pasi¨®n el punto que le da el billete para la Eurocopa
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Espa?a formaliz¨® ayer la documentaci¨®n necesaria para acudir a Inglaterra. Fue un tr¨¢mite resuelto sin pasi¨®n. Un trabajo funcionarial que acab¨® de mala manera por el absentismo de unos y otros dada su conformidad con el marcador. El. partido naci¨® y muri¨® con el empate escrito en la frente. Pudo ganar Espa?a y, sin embargo, se mostr¨® indulgente. Dinamarca aprovech¨® la coyuntura y, restablecida la igualdad, firm¨® acto seguido el armisticio. Y todos a Inglaterra si Dinamarca no falla en la ¨²tlima jornada.Mantuvo el equipo espa?ol el esp¨ªritu de Clemente en el inicio. Es un grupo muy dif¨ªcil de batir, por su fiabilidad y tambi¨¦n solvencia defensiva, y, al mismo tiempo, le falta encanto. Parece como si le gustara manejarse en situaciones adversas.
La previa y el arranque del partido de ayer invitaban, en este sentido, a la comodidad. Le val¨ªa a Espa?a el empate y, sin embargo, al cuarto de hora ya estaba mandando en el marcador. Con todo a favor, se destremp¨® y entreg¨® el mando a los daneses. Reestablecido el equilibrio, la contienda adquiri¨® el tono de insipidez y especulaci¨®n previsto, por cuanto unos y otros firmaban el empate desde la salida.
La lectura de la alineaci¨®n aliment¨® el debate sobre el concepto del juego que posee Clemente. Ten¨ªa el colectivo los atributos de los que siempre presumi¨®: el espinazo de un fondista y las extremidades del velocista. Renunci¨® el t¨¦cnico a Donato en beneficio de Nadal, para no recargar el centro de gravedad del equipo y, por contra, prescindi¨® de un marcador-especialista como Ferrer, y equip¨® a Alkorta, como falso volante derecho, para que cuidara de reducir la maniobrabilidad de Michael Laudrup. La discusi¨®n sobre el m¨¦todo se extendi¨® a la suplencia de Alfonso, un futbolista en un estado de forma ¨®ptimo y cuya titularidad es entendida como un toque de distinci¨®n en un grupo muy f¨ªsico. Clemente entendi¨® que la columna vertebral comienza en una porter¨ªa y acaba en la otra y prefino a un ariete como Pizzi.
El grupo se manej¨® en la cancha de acuerdo a la pizarra. El gobierno que ejerci¨® del partido en el inicio fue indiscutible. No pudo nunca conectar su f¨²tbol Dinamarca. El dan¨¦s es un equipo que se va cayendo a trozos. Jam¨¢s tuvo una salida n¨ªtida de bal¨®n, y, bloqueado Laudrup en el flanco izquierdo, tuvo que fiar todo ? s sus recursos ofensivos al cuero que es cup¨ªa el zapatazo de Sclimeichel. La pelota llegaba n¨ªtida cada vez para la aviaci¨®n espa?ola. Hierro asegur¨®el control, y en esa hegemon¨ªa del medio centro naci¨® el gol.
Dej¨® de rugir la grada y Dinamarca baj¨® los brazos. El primer remate entre los tres palos del grupo local lleg¨® a la media hora. El partido estaba en manos del equipo espa?ol. Y, en este contexto, el conjunto de Clemente comenz¨® a descentrarse por sectores. A la lesi¨®n de Caminero siguieron tres errores seguidos de Nadal en el corte. El encuentro se convirti¨® en una emboscada para los forasteros. Dinamarca se hinch¨® y apabull¨® a Espa?a. La bronca f¨ªsica dej¨® malparado al ¨¢rbitro y al equipo de Clemente. Recularon tanto sus futbolistas que al final del primer tiempo se lleg¨® achicando balones desde la l¨ªnea de meta.
Pese al descanso, no supo administrar Espa?a su ventaja. El equipo sali¨® al campo con Alfonso, pero la noticia estuvo de nuevo en la retaguardia. Otra p¨¦rdida de bal¨®n sirvi¨® para que Laudrup, recibiera, por. bota de Nadal, la mejor de las asistencias y dibujara el empate materializado por Vilfort. Las tablas devolv¨ªan el partido a sus or¨ªgenes. Dinamarca recuperaba sus opciones. Espa?a encaj¨® con digusto el cambio de paisaje del choque. Le cost¨® asentarse y recuperar el tim¨®n. Tampoco expuso mucho Dinamarca. El empate val¨ªa para todos. No hab¨ªa que malgastar, por tanto, ning¨²n esfuerzo ni, sobre todo, rifar el bal¨®n.
Las opciones de gol se redujeron de forma alarmante en uno y otro bando. El encuentro discurri¨® aspero y emborronado. Tan mal pintaba que Clemente agot¨® el cupo de cambios al cuarto de hora dando entrada a Donato, para que el equipo encontrara otro punto de referencia en la divisoria. Hab¨ªa que garantizar la posesi¨®n del cuero el mayor tiempo posible y evitar cualquier error. Nadie lo quer¨ªa ya.
Despojado de cualquier inter¨¦s, el choque muri¨® ante la desaprobaci¨®n de la grada, entre silbidos. Fue, al fin y al cabo, un partido que naci¨® empatado y acab¨® en empate.
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