La guerra del GIA

"Nos comprometemos a no daros respiro y a privaros de toda alegr¨ªa hasta que el islam pueda conquistar Francia, de buen grado o por la fuerza", dec¨ªa un comunicado difundido el 7 de octubre en El Cairo por el Grupo Isl¨¢mico Armado (GIA). El texto, reconocido como aut¨¦ntico, anunciaba "acciones militares en el coraz¨®n mismo de Francia y de sus grandes ciudades".La declaraci¨®n de guerra se lanz¨® mucho despu¨¦s de, que, en julio, la violencia argelina llegara a Par¨ªs. Y no hizo sino confirmar que una parte del conflicto de Argelia se desarrolla sobre territorio franc¨¦s. Cuando, el 10 de octubre, Jacques Chirac anunci¨® su intenci¨®n de entrevistarse a finales de mes con el presidente de Argelia, Liam¨ªn Zerual, el GIA reaccion¨® inmediatamente.

El bolet¨ªn clandestino El Ansar, pr¨®ximo a los extremistas isl¨¢micos, afirm¨® que si Francia se adentrara en Ias arenas movedizas argelinas" cometer¨ªa "un suicidio", y exigi¨® que se cancelara la reuni¨®n prevista en Nueva York. Para el GIA, el encuentro de Chirac con Zerual equivale a un espaldarazo de Francia al r¨¦gimen militar de Argel.

Hubo quien vincul¨¦ el atentado de ayer con el proyecto de entrevista, aunque las bombas empezaron mucho antes de que Chirac decidiera ver a Zerual. El lugar elegido para el crimen, la estaci¨®n del Mus¨¦e d'Orsay, en el Quai d'Orsay, que acoge y da nombre a la sede de la diplomacia francesa, fue interpretado como una se?al.

El propio Chirac intent¨® el lunes calmar los ¨¢nimos, y dijo que en su conversaci¨®n con Zerual le har¨ªa ver que "la ¨²nica salida al conflicto era pol¨ªtica, no militar".

No son, en cualquier caso, los argelinos quienes colocan las bombas. Son franceses de origen argelino, inadaptados en suburbios marginales y captados por los islamistas. Jaled Kelkal, un joven con es tudios y sin trabajo, autor de peque?os delitos y reconvertido al terrorismo, podr¨ªa reunir todas las caracter¨ªsticas de los desconocidos a los que busca la polic¨ªa francesa.