"Planeta hace catalanismo en castellano"
Pregunta. ?C¨®mo ha cambiado su vida?Respuesta. Ha habido que hacer un esfuerzo, claro. Con Fernando ten¨ªamos dividido el trabajo atendiendo a dos ¨¢reas. El Este y el Oeste, podr¨ªamos decir. Esa divisi¨®n era posible por las circunstancias familiares que nos un¨ªan. Ya nadie podr¨ªa ocuparse del lado que yo desatendiera. As¨ª que ahora yo me ocupo de todo el Norte y delego mucho el Sur.
P. Me refer¨ªa al impacto de la muerte de su hermano en t¨¦rminos m¨¢s ¨ªntimos.
R. Mi hermano era para m¨ª como un front¨®n donde impactaban las decisiones estrat¨¦gicas. Un front¨®n util¨ªsimo de consulta, de evaluaci¨®n. Eso se acab¨® y ahora estoy m¨¢s solo.
P. Usted lleg¨® a Planeta porque su padre hubo de afrontar una depresi¨®n. Ahora debe ocuparse del conjunto de la empresa porque su hermano ha muerto.
R. S¨ª, es verdad. Pero las circunstancias son diferentes. Lo de mi padre sucedi¨® en 1969: yo ten¨ªa 23 a?os. Y quer¨ªa ser urbanista. Recuerdo que me llevaba mucho trabajo a casa: tuve que aprender muy r¨¢pidamente.
P. La literatura necrol¨®gica escrita sobre su hermano apuntaba que ¨¦l era el intelectual y que usted se ocupaba de asuntos algo m¨¢s rudos, cuadrar balances y todo eso.
R. No, la verdad es que a?os antes yo me hab¨ªa ocupado del ¨¢rea de librer¨ªas, del contacto con los autores, como mi hermano se ocup¨® luego. ?l era m¨¢s introvertido que yo y m¨¢s partidario que yo de la literatura que podr¨ªamos llamar informativa. Para entendernos: ¨¦l era m¨¢s lector de Temas de Hoy y yo lo soy m¨¢s de Seix Barral.
P. Durante los actos del ¨²ltimo Planeta su padre presentaba una apariencia muy gastada.
R. Mi padre est¨¢ bien. El problema es que tiene dificultades para moverse. Pero es un gran luchador y combate contra eso; la gente ve la lucha y, claro, en alg¨²n momento puede parecer una lucha pat¨¦tica. Pero tiene la cabeza.clara. Por lo dem¨¢s, todo el mundo sabe en la casa y en la ciudad que cuando mi padre caiga, caer¨¢ en medio de un premio.
P. ?Decide?
R. Sanciona. Sanciona todo lo importante. Siempre ha sido igual. Mi padre siempre ha preferido equivocarse que contrariar la opini¨®n de sus colaboradores.
P. Estar¨¢ usted al corriente de la literatura que examina las relaciones entre padres e hijos...
R. Me interesa ese asunto. Yo estoy devorado por la admiraci¨®n hacia mi padre y ser¨ªa est¨²pido negarlo. Le obedezco porque es mi padre, porque es mi jefe, pero sobre todo porque lo admiro. En las empresas donde hay un padre y hay un hijo nada es posible sin admiraci¨®n.
P. Usted preside el Instituto de la Empresa Familiar. Tambi¨¦n hay mucha literatura, y muy crepuscular, sobre esas empresas y su capacidad para resistir los embates generacionales.
R. A veces doy conferencias convocadas por el instituto y hablo sobre eso. La empresa ha pasado por tres etapas. Hasta los cincuenta la creencia era que el ojo del amo engordaba al caballo. No eran posibles las empresas sin due?o. Hasta los ochenta se aplic¨® el criterio contrario: cuanto m¨¢s lejos de la gesti¨®n estuviera el accionista mucho mejor para todos. Hoy hemos vuelto en parte al punto de partida. Para gestionar bien, probablemente no sea necesario ser el due?o. Pero no hay duda de que uno ha de sentirse el due?o. Por eso, aqu¨ª hay un planeta central y multitud de sat¨¦lites que desarrollan cada uno su propia estrategia y defienden con u?as y dientes sus posiciones dentro del grupo. Para que esa estructura tan atomizada funcione s¨®lo es precisa una condici¨®n: que entre los diferentes responsables y la c¨²pula haya absoluta confianza.
P. ?Por eso ya no est¨¢ en la editorial Rafael Borr¨¢s, el anterior director literario?
R. No era el hombre para este momento: lo sab¨ªa ¨¦l y lo sab¨ªamos nosotros. Pero las relaciones personales siguen intactas.
P. ?Ha pensado que la compra constante de editoriales comporta el riesgo de que el grupo acabe haci¨¦ndose antip¨¢tico?
R. S¨ª, deberemos explicar mejor nuestras compras para evitar esa antipat¨ªa que desata la su puesta voracidad. Ah¨ª est¨¢ lo de Tusquets. Hemos comprado la mitad de las acciones. Va a ser bueno para los dos conf¨ªo en que el tiempo acabar¨¢ demos tr¨¢ndolo. Y conf¨ªo en que los dos socios trabajen para divulgar la buena filosof¨ªa del asunto. No vamos a hacer de Tusquets, sino que vamos a garantizar la riqueza y la diversidad de Tusquets. De hecho, mis ideas no coinciden siempre con la direcci¨®n de las editoriales en las que participamos. Por ejemplo, creo que el cat¨¢logo de Seix Barral se ha desamericanizado en exceso. O creo que la pol¨ªtica que lleva Destino con el Premio Nadal es una pol¨ªtica err¨®nea: desde que compramos parte del accionariado, los responsables de Destino, por aquello del qu¨¦ dir¨¢n, supongo, decidieron alejar todav¨ªa m¨¢s su premio del Planeta. Bien, me parece que est¨¢n equivoc¨¢ndose y creo que la lealtad consiste en respetar su decisi¨®n, pero haci¨¦ndoselo saber.
P. La lengua y la cultura son se?as de identidad para el catalanismo. Usted es el hijo de un hombre que de alguna manera ha representado a la burgues¨ªa establecida con Franco. Y est¨¢ al mando del principal grupo editor en lengua castellana del mundo. Todo eso debe de dar, a ratos, una mezcla inc¨®moda.
R. Por lo que a m¨ª respecta, soy tambi¨¦n el hijo de mi madre, que lleva un mont¨®n de apellidos catalanes detr¨¢s. Bien: tengo un sentido muy poco excluyente de lo que es ser catal¨¢n. Que creo que es el mismo del presidente Pujol, o al menos del Pujol que una vez me dijo: "Mire, Lara, a m¨ª me interesa que usted haga enciclopedias, aunque sea en castellano. Porque una enciclopedia en castellano, hecha en Catalu?a, siempre pondr¨¢ que fue Narc¨ªs Monturiol, y no Isaac Peral, el inventor del submarino". Pienso lo mismo: nosotros, el catalanismo lo hacemos, sobre todo, en castellano.
P. Sobre el debate ling¨¹¨ªstico, c¨ªclicamente presente en Catalu?a y en Espa?a, ?tiene alguna opini¨®n confesable?
R. El aut¨¦ntico debate no se hizo cuando deb¨ªa hacerse, y no se hizo por las circunstancias que fuesen, la transici¨®n y todo eso, y ahora me temo que la ¨²nica pol¨ªtica que puede ya hacerse es la que se lleva a cabo. Nadie nos explic¨® con claridad cu¨¢l era el precio que ten¨ªamos que pagar por esta pol¨ªtica. Nadie nos previno sobre la pr¨¢ctica expulsi¨®n del estudiante latinoamericano de las universidades barcelonesas, especialmente de la Facultad de Medicina. Hemos dado por buenas muchas supuestas verdades muy discutibles. Eso de la lengua materna, por ejemplo... Yo..., lengua materna, tengo dos y hay muchos como yo.
P. ?Qu¨¦ opina en concreto sobre la propuesta del Partido Popular para que los padres de los escolares puedan elegir la lengua de ense?anza?
R. Ese debate, comparado con el que deber¨ªa hacerse, me parece peque?o, casi enano. Algo hay que reconocer a Pujol y es que su pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica ha causado muchos menos problemas de los que ha originado en B¨¦lgica, donde el problema se ha vivido de manera mucho m¨¢s virulenta. En cuanto a la propuesta del PP, no s¨¦; eso es por ejemplo lo que hacen en la escuela Aula y funciona, pero Aula es una escuela de ¨¦lite, donde se paga mucho. Yo no s¨¦ si un sistema as¨ª funcionar¨ªa en toda Barcelona y mucho menos si funcionar¨ªa en toda Catalu?a.
P. ?El giro catalanista del PP le inspira confianza?
R. Poca, la verdad. Han intentado arreglar las cosas con el fichaje de Trias de Bes, pero eso no basta: el PP todav¨ªa no convence en Catalu?a. Hay un abismo de sensibilidad catalanista entre el PP y Converg¨¨ncia. Falta tiempo. Hasta que del interior del partido no emerja una conciencia clara que obligue a la direcci¨®n a cambiar su postura, a contribuir a ese asunto tan dif¨ªcil de explicar en Espa?a, qu¨¦ es Catalu?a, pues, en fin, hasta que eso no pase es dif¨ªcil que el PP se transforme. Pero es tambi¨¦n cierto que no hay nada que produzca mayor sensibilidad que la necesidad de tener la y es probable, que eso le pase pronto al PP.
P. Tendr¨¢ usted alguna hip¨®tesis para explicar la corrupci¨®n pol¨ªtica y empresarial espa?ola de los ¨²ltimos a?os.
R. La falta de trato con el poder. Cuando se ha ejercido el poder durante alg¨²n tiempo se acaba aprendiendo que no conviene llevarse el poder a casa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.