El nuevo muro de Berl¨ªn
La elecci¨®n del domingo para la C¨¢mara de Diputados de Berl¨ªn pone de manifiesto que un muro, esta vez en las mentes, separa a los habitantes de la capital alemana. La prueba palpable de la existencia de ese muro tan real como el de cemento que durante m¨¢s de 28 a?os dividi¨® Berl¨ªn, la ofrecen los resultados conseguidos el domingo por el Partido del Socialismo Democr¨¢tico (PDS), hijo m¨¢s o menos leg¨ªtimo del Partido Socialista Unificado (SED), que durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas gobern¨® con mano f¨¦rrea -una dictadura prusiano-estalinista en la delaparecida Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA).En el territorio de Berl¨ªn Este, que estaba cercado por el muro, el PDS consigui¨® el domingo 1 consagrarse como la primera fuerza pol¨ªtica. En Berl¨ªn Este el PDS obtuvo el 36,3% de votos, casi un 13% de aumento respecto a la elecci¨®n de 1990. En algunos distrotos los poscomunistas, herederos del SED, consiguieron, un porcentaje de votos superior a la Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica, (CDU) y los Partido Socialdem¨®crata, de Alemania (SPD) juntos.
En cambio, en Berl¨ªn Oeste el PDS es un grup¨²sculo pol¨ªtico con un 2,1% de votos, porcentaje insignificante, inferior incluso al del partido ultraderechista Los Republicanos, que consigui¨® un 2,6%. Si se comparan dos distritos berlineses separados en su d¨ªa por el muro y hoy en comunicaci¨®n perfecta, el fen¨®meno no puede resultar m¨¢s palpable. En Wedding, un barrio del Oeste que por su historia mereci¨® el calificativo de el rojo Wediling, el PDS s¨®lo logr¨® un 2,8% de votos. Unas calles m¨¢s all¨¢, en Berl¨ªn centro, situado en el Este, el PDS consigui¨® un 40,3%.
Para expertos en psicolog¨ªa Social, Sociolog¨ªa pol¨ªtica e incluso psicoanalistas no existe quiz¨¢ hoy d¨ªa lugar m¨¢s atractivo para trabajos de investigaci¨®n sobre el terreno qu¨¦ Berl¨ªn. Se necesitar¨ªa tender sobre el div¨¢n de Freud a m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n, de Berl¨ªn Este para que explique c¨®mo es posible que el domingo haya depositado su voto y su confianza en los herederos del antiguo r¨¦gimen tir¨¢nico. La tentaci¨®n f¨¢cil ser¨ªa concluir que la RDA no era tan tir¨¢nica o nos encontramos hoy ante un fen¨®meno de masoquismo colectivo, de aplicaci¨®n en Alemania del cl¨¢sico "?Vivan las caenas!".
El fen¨®meno resulta m¨¢s complejo. La democracia cristiana intent¨® ayer en Bonn, por boca de su portavoz m¨¢s destacado, el canciler Helmt Kohl, una interpretaci¨®n que tampoco satisface del todo. Argumentan Kohl y sus corifeos que en Berl¨ªn se concentra la antigua nomenklatura comunista del SED, que representa m¨¢s o menos unas 200.000 personas. Una cifra casi id¨¦ntica a los 222.000 votos conseguidos por el PDS en Berl¨ªn Este.
El secretario general de la CDU, Peter Hintze, hizo hincapi¨¦ en el hecho de que el PDS es un partido con un elevado grado de organizaci¨®n en el Este, Y que adem¨¢s ha conseguido presentarse como partido de protesta con una estrategia que llam¨® de caperucita roja, consistente en disfrazarse para disimular su condici¨®n de lobo feroz. Los dirigentes democristianos anunciaron su disposici¨®n para dar la batalla al PDS. Kohl expres¨® la convicci¨®n de que la unidad alemana va por buen camino y que se conseguir¨¢n sellar las grietas con el paso de una generaci¨®n.
Puede que el tiempo d¨¦ la raz¨®n a Kohl, pero el PDS no permanecer¨¢ cruzado de brazos. Sus dirigentes anunciaron que para ellos ya ha comenzado la campana para las elecciones federales de 1998. Kohl est¨¢ convencido de que el PDS no conseguir¨¢ jam¨¢s superar el 5% en todo el territorio alem¨¢n. Por eso el PDS tendr¨¢ que concentrar sus energ¨ªas en el Este, para lograr de nuevo, como hace un a?o en las elecciones federales, tres mandatos directos para el Bundestag. S¨®lo por esta v¨ªa podr¨¢ sobrevivir el PDS en, la futura Rep¨²blica de Berl¨ªn. Mientras1anto tendr¨¢ que conformarse el PDS con que sus votos queden sometidos a una cuarentena profil¨¢ctica. As¨ª lo dej¨® en claro de forma tajante ayer el dirigente socialdem¨®crata Rudolf Scharping, quien asegur¨® que respeta a los votantes del PDS, pero no se contar¨¢ para nada con ese partido a la hora de gobernar.
Esta es, por a?adidura,otra de las paradojas. de la elecci¨®n de Berl¨ªn. Sumados los votos socialdem¨®cratas, poscomunistas y verdes, se supera un 51%,de electorado progresista, pero la capital alemana seguir¨¢ gobernada por un alcalde democristiano, porque los votos del PDS no cuentan a la hora de formar coaliciones. Se trata de una especie de votos, malditos, condenados a permanecer encerrados dentro del nuevo muro de Berl¨ªn. La duda que surge es si esta cuarentena no aumentar¨¢ el atractivo del PDS para los alemanes del Este. A la larga podr¨ªa resultar peor, el remedio que la enfermedad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.