El valor de Jaymee
La ni?a desahuciada y rechazada por la sanidad p¨²blica brit¨¢nica sobrevive con tratamiento privado

"No vale la pena rendirse. Hay que luchar hasta el final". Jaymee Bowen, la ni?a leuc¨¦mica de 11 a?os desahuciada por las autoridades sanitarias brit¨¢nicas hace ocho meses, no s¨®lo est¨¢ venciendo la enfermedad. En su primera aparici¨®n p¨²blica desde que, en marzo, iniciara un tratamiento privado, ha dado tambi¨¦n una lecci¨®n de valor y tes¨®n.Jaymee ha contado su lucha por recuperar la salud con el candor propio de sus pocos a?os. Se ha dejado fotografiar nadando, en una fiesta familiar y hasta en el metro de Londres. S¨®lo un recuerdo oscurece la amplia sonrisa que ha regalado a la c¨¢mara. "A los m¨¦dicos que me rechazaron no les debo nada. Pudieron ayudarme y se negaron". "Si yo encontrara al m¨¦dico que me rechaz¨®", ha dicho ante las c¨¢maras, "le dar¨ªa un pu?etazo y le dir¨ªa: 'Usted deber¨ªa pagar por esto. M¨ªreme: estoy bien".
Jaymee recuper¨® el mi¨¦rcoles su identidad. La orden judicial que la proteg¨ªa con la inicial B fue levantada ese d¨ªa a petici¨®n de su padre. Los Bowen necesitan m¨¢s dinero para proseguir el tratamiento en el hospital londinense de Portland. Vendiendo la exclusiva de su historia al rotativo Daily Mirror han conseguido ya unos cinco millones de pesetas.
Sir Thomas Bingham, el juez que ha permitido revelar su nombre, no ha ocultado su amargura. "Ser¨ªa mejor no explotar una enfermedad tan dolorosa con fines lucrativos. Pero s¨¦ que ese dinero es vital para la ni?a", ha dicho al anunciar su decisi¨®n de levantar la prohibici¨®n.
Los Bowen han podido costear la cl¨ªnica gracias a los 15 millones de pesetas abonados por un benefactor an¨®nimo en marzo. La Seguridad Social brit¨¢nica hab¨ªa corrido hasta entonces con los gastos de la quimioterapia y un trasplante de m¨¦dula ¨®sea, donada por su hermana Charlotte.
Enferma desde 1990, Jaymee crey¨® en 1994 que se hab¨ªa librado del c¨¢ncer. Viaj¨® a Disneylandia y regres¨® al colegio. Una exploraci¨®n rutinaria desvel¨®, en enero de 1995, que la leucemia hab¨ªa reaparecido, y el mundo se le vino abajo. "Pens¨¦: oh, no, ya estamos otra vez", dice ahora. Los inmun¨®logos le dieron menos de ocho semanas de vida. Rechazaron un segundo trasplante medular y la devolvieron a asa. "Morirse, ni hablar", sonr¨ªe. "Incluso sin esperanzas lo habr¨ªa intentado. Yo no me dejo vencer", afirma con un aplomo asombroso.
Su padre tampoco. Las dos peque?as viven con ¨¦l desde que se divorciara de la madre y su reacci¨®n fue fulminante. Acudi¨® al Tribunal Supremo alegando que Sanidad vulneraba, el derecho a la vida de su hija. Se derrumb¨® cuando la corte de apelaci¨®n dio la raz¨®n al centro m¨¦dico. Era el 10 de marzo de 1995. Tres d¨ªas despu¨¦s, un ciudadano an¨®nimo ofreci¨® el dinero y Jaymee fue admitida en la cl¨ªnica del doctor Peter Gravett.
Mientras ella recib¨ªa m¨¢s quimioterapia y c¨¦lulas sanas de su hermana, fueron varios los parlamentarios laboristas que criticaron con dureza a Sanidad en la C¨¢mara de los Comunes. "Juegan a ser Dios y encima se equivocan", dijo con sorma un diputado de la oposici¨®n en la C¨¢mara baja.
El ministerio contraatac¨® alegando que sus fondos y recursos econ¨®micos no son ilimitados y que a la chica no le daban m¨¢s esperanzas de vida. "Si hay alguien que merezca vivir es Jaymee", dice ahora su padre. "Ha soportado sesiones muy dolorosas sin rechistar. Tiene tanta vitalidad que a veces me abruma".
Desde que el doctor Gravett anunci¨® el pasado mes de septiembre que Jaymee Bowen ten¨ªa ya un 30% de probabilidades de sobrevivir, Sanidad abona parte de sus gastos. Ella sabe, de todos modos, que tendr¨¢ que contar su odisea muchas veces m¨¢s para poder pagar a los m¨¦dicos que la atienden eficazmente, pero tambi¨¦n con tratamientos muy costosos.
A la BBC, que la ha filmado gratis, le ha permitido seguir¨ªa durante seis meses. El programa de reportajes Panorama emiti¨® anoche una edici¨®n especial sobre su vida. Sin pelo, metida en la cama o jugando, Jaymee se ha ganado en unas horas la admiraci¨®n de sus compatriotas. Los Bowen son una familia corriente que est¨¢ venciendo la adversidad con enormes dosis de tes¨®n. Si pudieran patentar la f¨®rmula de su ¨¦xito, ¨¦sta tendr¨ªa tres ingredientes: coraje, apoyo y suerte.
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