La muleta 'pIanch¨¢'
Le pidieron a Anto?ete que pusiese la muleta planch¨¢, para que se viera. No es que Anto?ete la fuese a poner arrug¨¢ sino que su forma de torear, al ortodoxo estilo -que demanda muleta planch¨¢, ofrecer el medio pecho, cargar la suerte- - es lo que esperaba del veterano maestro la afici¨®n. "?Ponga la muleta planch¨¢, rnaestro!", se oy¨® gritar en el tendido. Y fue el maestro y la puso como para perpetuarla en bronce.La present¨® Anto?ete tan frontera al toro, tan geom¨¦tricamente perpendicular a su lomo y su l¨ªnea de flotaci¨®n, que no cab¨ªa m¨¢s. Cuando la afici¨®n se refiere a la muleta planch¨¢ quiere decir que no est¨¦ oblicua; quiere decir que no adelante el pico al pit¨®n contrario para aliviar la embestida.
Varias ganader¨ªas / Seis matadores
Novillos despuntados para festival: 1?, bravo y 4?, bravuc¨®n, de Joaqu¨ªn N¨²?ez; 2?,de Zalduendo, bravo; 3? de Palomo Linares, encastado; 5? de Alcurruc¨¦n, inv¨¢lido y pastue?o, y 6? de Jos¨¦ Luis Marca, inv¨¢lido, noble. Anto?ete: media trasera perdiendo la muleta y dos descabellos (oreja). Rafael de Paula: estocada corta trasera y rueda de peones (aplausos y saludos). Palomo Linares: estocada trasera y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Curro V¨¢zquez: pinchazo y estocada (oreja). Manzanares: media y rueda de peones (oreja). Ortega Cano: media ca¨ªda, rueda de peones y descabello (oreja). Plaza de Las Ventas, 29 de octubre. Festival homenaje al banderillero Bojilla. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
La muleta planch¨¢ era un s¨ªmbolo y mostrado de avanzadilla en. todo su esplendor; vino luego la verdad de la vida, la realidad del toreo, y ese lo interpret¨® Anto?ete en su cabal grandeza. Toreo sobre la mano diestra, que por la siniestra el toro iba peor. Toreo de mando, temple y ligaz¨®n. Toreo ajustado en los pases y en los tiempos. El toreo tal cual es: tres redondos y el de pecho, y no hace falta a?adir ninguna sesi¨®n a destajo. El de pecho de remate, o el. cambio de mano, o la trincherilla, que tambi¨¦n esperaba anhelante la afici¨®n.
Una trincherilla instrument¨® Anto?ete y la plaza se iba a venir abajo. La trincherilla constitu¨ªa el s¨ªmbolo n¨²mero dos de la torer¨ªa en estado puro. Resuelta en triunfo la actuaci¨®n magistral de Anto?ete, la afici¨®n aguardaba la trincherilla de Curro V¨¢zquez, que es otro art¨ªfice paradigm¨¢tico de esta bella suerte. Y el diestro correspondi¨® con creces. Muy bien en los redondos, la trincherilla la bord¨®. Digamos que fue trincherazo; es decir, la trinchera cl¨¢sica, corregida, aumentada y magnificada.
Ven¨ªa la tarde triunfal, el p¨²blico ovacionaba la comparecencia de cada, torero y le obligaba a saludar. Roto el pase¨ªllo, salud¨® el homenajeado, Enrique Bernedo Bojilla, un banderillero retirado tremendamente popular. Lo hizo desde el tercio, con sobriedad y torer¨ªa, sombrero en mano. Varios diestros le brindaron sus toros y se reprodujeron entonces las ovaciones. Al p¨²blico no se le agotan las ganas de aplaudir y ahora que ha terminado la temporada, seguramente dar¨¢ rienda suelta a su pasi¨®n aplaudiendo al amor de la mesa de la camilla lo que sea menester; por ejemplo, al televisor; por ejemplo, a la empleada de hogar, si quita el polvo.
Entre ovaciones, hubo momentos se?eros. Rafael de Paula, frente a un toro demasiado codicioso para sus limitadas facultades, dibuj¨® dos ver¨®nicas y dos derechazos de su marca. Palomo ci?¨® lances del delantal y cuaj¨® una corajuda faena con las ilusiones propias de un novillero valiente. Manzanares arm¨® un alboroto cuando par¨®, templ¨® y mand¨® el derechazo y el natural -principalmente el natural: temple, ajuste y arte- en sendas tandas memorables. Otras le salieron movidas Mas a nadie import¨® pues la magia del toreo ya hab¨ªa surgido de su muleta.
Ortega Cano recibi¨® por ver¨®nicas al sexto y puso al p¨²blico en pie. Literalmente en pie lo puso. Tomaba al toro de largo y pese a la velocidad. que tra¨ªa le cargaba la suerte y lo embarcaba cual si lo llevara flotando entre algodones. Pocas veces se produce en las plazas una conmoci¨®n parecida a la que provoc¨® el toreo a la ver¨®nica de Ortega Cano. En turno de muleta tambi¨¦n arnoniz¨® pasajes espl¨¦ndidos, lig¨® redondos a la perfecci¨®n, ci?¨® los pases de pecho.
Ligar... La afici¨®n goz¨® con la restauraci¨®n del toreo aut¨¦ntico y el p¨²blico en general descubri¨® que torear no es correr; que el toreo requiere parar, templar y mandar cargando la suerte y, adem¨¢s, ligar los pases. Con la muleta planch¨¢, por supuesto. Y volc¨® en una ovaci¨®n estruendosa su reconocimiento, al despedir al homenajeado y las cuadrillas, el maestro Anto?ete al frente
Babelia
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