La gran explosi¨®n evolutiva tiene una nueva criatura
El registro f¨®sil se burla de las expectativas culturales para explicar la evoluci¨®n
En 1867, Ralph Waldo Emerson escribi¨® acerca del gusano que "luchando por ser hombre / sube por toda clase de forma". Como el trabajo de J. Y. Chen y sus colegas nos recuerda en la revista Nature (27 de octubre de 1995), el registro de f¨®siles se burla de nuestras expectativas culturales y de nuestras esperan zas psicol¨®gicas de explicar la evoluci¨®n como un continuo desarrollo progresivo con los humanos como cima.Ning¨²n fen¨®meno de la historia de la vida parece ajustarse menos al modelo de Emerson que la explosi¨®n del C¨¢mbrico, el extraordinario episodio que dur¨® s¨®lo 10 millones de a?os (hace entre 530 y 520 millones de a?os) y represent¨® la primera aparici¨®n en el registro de f¨®siles de pr¨¢cticamente todos los fila [las grandes ramas en que se clasifican organismos relacionados en el tiempo a lo largo de la evoluci¨®n] de animales modernos, entre ellos los gusanos an¨¦lidos y los cordados. Charles Darwin se enfrent¨® a este desaf¨ªo en sus preferencias por lo gradual con su honestidad caracter¨ªstica y escribi¨® en la primera edici¨®n de El origen de las especies: "De momento, el caso deber¨¢ permanecer inexplicable; y se puede alegar como argumento v¨¢lido contra los puntos de vista aqu¨ª expresados". Como de costumbre, atribu¨ªa la aparente rapidez a imperfecciones del registro de f¨®siles y especulaba con que los ancestros reconocibles de fila modernos deben haber habitado mares m¨¢s antiguos y que no se deben haber conservado: "Durante estos periodos de tiempo amplios y, sin embargo, bastante desconocidos, el mundo rebosaba de seres vivos".
Primos y precursores
El C¨¢mbrico temprano se divide en tres partes, llamadas -de la m¨¢s antigua a m¨¢s moderna- manakayana, tominotiana y atdabaniana, en honor a las localidades rusas en las que se encuentran con especial facilidad rocas de principios del C¨¢mbrico. La manakayana cuenta con muchos ejemplares y fragmentos fosilizados de primos y precursores, pero no con muchos restos de fila modernos importantes. Por consiguiente, la manakayana precede a la explosi¨®n c¨¢mbrica. A finales de la atdabaniana, hab¨ªan hecho aparici¨®n pr¨¢cticamente todos los fila modernos. Por consiguiente, la explosi¨®n c¨¢mbrica comprende la etapa tominotiana y atdabaniana.Frente a la expectativa de Darwin de que nuevos datos revelar¨ªan una continuidad gradual con una expansi¨®n lenta y constante, los principales descubrimientos del siglo pasado no han hecho sino subrayar lo masivo y lo geol¨®gicamente brusco de este acontecimiento de formaci¨®n del reino animal. La fauna invertebrada de Burgess Shale, descubierta por C. D. Walcott en las Monta?as Rocosas canadienses en 1909, proporcion¨® una buena visi¨®n de toda la gama de diversidad alcanzada en este principio tan favorable. [A Burgess Shale dedic¨® Gould su libro La vida maravillosa].
Posteriores interpretaciones de Whittington y de algunos estudiantes demostraron que Walcott hab¨ªa subestimado la verdadera extensi¨®n de la diversidad al clasificar todos los f¨®siles de Burgess en grupos existentes, mientras que muchos quedan al margen de las divisiones anat¨®micas modernas. Pero Burgess Shale data del periodo c¨¢mbrico medio posterior y, por consiguiente, proporciona un breve espacio de tiempo potencial para la diversificaci¨®n despu¨¦s del principal acontecimiento de la explosi¨®n en s¨ª.
Sin embargo, durante la d¨¦cada pasada, el descubrimiento y an¨¢lisis de otra fauna de organismos c¨¢mbricos invertebrados maravillosamente conservados en Chengjiang, China, ha demostrado que se alcanz¨® una diversidad completa durante la explosi¨®n -ya que la fauna de Chengjiang consta de una gama tan amplia como la de Burgess (entre ella, mucha del mismo g¨¦nero), pero data de rocas de la etapa atdabaniana, es decir, el periodo de la explosi¨®n c¨¢mbrica.
Por comprensibles razones localistas, siempre buscamos criterios que puedan hacer que nuestros ancestros sean especiales o inherentemente m¨¢s avanzados; y, caso por caso, el registro de f¨®siles frustra nuestras pretensiones. Los libros de texto m¨¢s antiguos proclaman que nuestro f¨ªlum, el de los cordados, no apareci¨® hasta el periodo ordoviciano posterior y que esta evoluci¨®n debe implicar una categor¨ªa avanzada. Pero Burgess Shale contiene un cordado, el g¨¦nero pikaia, identificado equivocadamente por Walcott como un an¨¦lido poliqueto. Sin embargo, el pikaia permanece en el olvido, ya que todav¨ªa no se ha publicado ninguna descripci¨®n anat¨®mica general.
El descubrimiento y la descripci¨®n por parte de Chen y sus colegas de un cordado de la fauna de Chengjian de una etapa todav¨ªa m¨¢s temprana, bien conservado y claramente identificado, decide ahora el destino de este desafortunado intento de ensalzar lo especial de nuestra ascendencia. Los cordados surgieron en la explosi¨®n c¨¢mbrica. La ¨²nica aparici¨®n posc¨¢mbrica de un f¨ªlum corresponde a los ectoproctos, un grupo de organismos coloniales marinos abundante en el registro de f¨®siles del Paleozoico, relativamente escaso en la actualidad y completamente desconocido para el mundo a largo plazo (por mucho que los aprecien todos los peleont¨®logos). Los ectoproctos aparecen en el periodo ordoviciano y me refugiar¨¦ en el argumento de Darwin para predecir que todav¨ªa no hemos descubierto los representantes c¨¢mbricos.
Bien conservado
El nuevo cordado de Chengjiang, el Yunnanozoon lividum, descrito por un equipo maravillosamente internacional de cinco autores de cuatro pa¨ªses diferentes y distantes (la paleontolog¨ªa de los invertebrados siempre ha sido una aventura considerablemente ecum¨¦nica y dada a la cooperaci¨®n) est¨¢ tan bien conservado que tambi¨¦n se puede especificar su afinidad dentro de los cordados. Los cordados se dividen en tres l¨ªneas principales: los tunicados, los cefalocordados (representados actualmente por el Amphioxus y sus parientes) y los craneadols (incluidos todos los vertebrados).El Yunnanozoon, con sus g¨®nadas metam¨¦ricas y su notocorda anteriormente extendida, pertenece a los cefalocordados. Como se?alan los autores, el hecho de que una divisi¨®n principal ya aparezca diferenciada por caracteres ¨²nicos en la explosi¨®n c¨¢mbrica indica probablemente que las otras dos divisiones tambi¨¦n exist¨ªan entonces, y no s¨®lo el f¨ªlum de los cordados, sino tambi¨¦n todas sus divisiones fundamentales surgieron durante la explosi¨®n c¨¢mbrica. Lo mismo se puede decir de la singularidad de los cordados marcada por una evoluci¨®n ligeramente posterior.
Otros descubrimientos contin¨²an aumentando la velocidad y magnitud de la explosi¨®n c¨¢mbrica. Bowring y unos compa?eros suyos proporcionaron hace poco los primeros datos radiom¨¦tricos rigurosos del acontecimiento -y "r¨¢pido" resulta mucho m¨¢s r¨¢pido de lo que nadie pudiera imaginar- La etapa tommotiana y atdabaniana abarcan ¨²nicamente de 6 a 10 millones de a?os, en lugar de 30 como se dec¨ªa antes. Entretanto, nuevos descubrimientos de f¨®siles han ampliado la gama de otros fila, entre ellos los tard¨ªgrados y los pentast¨®midos, incluy¨¦ndolos en el c¨¢mbrico. El caso de los pentast¨®midos es especialmente destacable, ya que estos par¨¢sitos de los vertebrados carec¨ªan totalmente de toda clase de registro f¨®sil, mientras que su pr¨¢ctica restricci¨®n actual a los vertebrados como hu¨¦spedes hac¨ªa bastante plausible la idea de una evoluci¨®n posterior.
La explosi¨®n c¨¢mbrica tuvo lugar en un momento geol¨®gico, y tenemos razones para pensar que los principales dise?os anat¨®micos pudieron haber hecho su aparici¨®n evolutiva en aquel momento. Se han escrito libros sobre el significado potencial de esta notable fenomenolog¨ªa de la revisi¨®n de puntos de vista sobre la evoluci¨®n, la ecolog¨ªa y el desarrollo. Por muy especulativa y tendenciosa que pueda ser gran parte de este trabajo (incluido el m¨ªo), permit¨¢monos recreamos en la novedad y en la elegante documentaci¨®n de la fenomenolog¨ªa. Nuestro f¨ªlum, como demuestra el Yunnanozoon, forma parte de esta historia universal. En cuanto a nuestro lugar en la historia de la vida, somos parte de ella, no estamos por encima de ella.
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