La conciencia de los diputados
Pongamos, para entendernos, que conciencia es conocimiento reflexivo de s¨ª mismo, y del bien y del mal conexo con nuestras acciones y omisiones.A esto es a lo que suele referirse la gente cuando habla de actuar en conciencia, y supongo que tambi¨¦n los se?ores diputados o senadores cuando hablan de votar en conciencia. Por lo que me produce cierto estupor, eso si moderado, o¨ªr a algunos, con motivo del suplicatorio que se va a pedir para Barrionuevo, que, como van a votar en conciencia, est¨¢n excusados de manifestar el sentido de su voto.
Me parece que, al hablar de ¨¦stos o parecidos modos, el lenguaje traiciona a los se?ores diputados, o quiz¨¢ los desnuda, qui¨¦n sabe. Porque, vengamos al asunto, yo tengo el mejor concepto de los se?ores diputados, al menos los presentes y pasados (a cuyo gremio tuve el honor de pertenecer), y siempre he cre¨ªdo que en toda ocasi¨®n votaban en conciencia, es decir, de acuerdo con su conciencia. Lo contrario ser¨ªa atribuirles condici¨®n de no conscientes, o sea inconscientes, o desalmados, y no es ¨¦sa, seg¨²n mi experiencia, la regla, sino, en todo caso, la m¨¢s rara excepci¨®n.
Porque la disciplina de voto forma parte de los elementos que integran la conciencia de cada diputado, que se ha presentado a las elecciones bajo una bandera, himno y programa; y, as¨ª, siempre que sus jefes le digan que vote algo consonante con dichos signos y manifestaciones, estar¨¢ votando en conciencia, ya que, de tener escr¨²pulos, no habr¨ªan osado competir bajo esas promesas.
Los se?ores diputados est¨¢n liberados expresamente por la Constituci¨®n del mandato imperativo de los electores, para conservar su libertad de diputados, pero con frecuencia parecen discurrir como si estuvieran sometidos a mandato imperativo de sus patronos y jefes de, partido, de modo que llegan a creer que su conciencia de diputados s¨®lo existe cuando expresamente se lo recuerdan, d¨¢ndoles suelta al voto consonante con su propio y personal criterio: habitualmente, al parecer por sus expresiones, su conciencia se transfiere a los jefes del partido, y el mandato al que obedecen no es ya imperativo, sino ciego, al modo de aquella gente de Vir¨ªato sumergida en la devotio iberica, o las m¨¢s modernas fortrias de la obediencia debida, y as¨ª parecen vivir de modo que su conciencia personal como diputados s¨®lo es de naturaleza intermitente, con apariciones fugaces en medio de un prolongado sopor.
Otra extra?a secuela de esta situaci¨®n an¨ªmica es la conexi¨®n del que llaman "voto en conciencia" con el secreto, del sentido de su voto: para una vez que tengo este problema de conciencia, que me lo dejen solventar ante m¨ª mismo; es muy ordinario preguntar a los dem¨¢s por cuestiones ¨ªntimas, y por ello el voto es secreto en este caso.
Pero el voto de un suplicatorio; o la, elecci¨®n del presidente del Gobierno (tambi¨¦n por voto secreto), por ejemplo no, son. cuestiones privadas del se?or diputado protegidas por el derecho a la intimidad del mismo, sino bien p¨²blicas, o sea de inter¨¦s p¨²blico, no s¨®lo por sus consecuencias, sino, sobre todo, porque los electores, los ciudadanos, tienen alguna razonable pretensi¨®n de saber c¨®mo el se?or diputado se comporta en esas y otras cuestiones cuya soluci¨®n es, precisamente, el contenido de la funci¨®n (p¨²blica) para la que ha sido elegido.
El voto secreto de los diputados, admitido por excepci¨®n en algunos casos, no casa muy bien con el sistema mismo de la democracia representativa, pites no se podr¨¢ opinar de la gesti¨®n de un representante cuya: funci¨®n esencial consiste en votar si no se sabe luego lo que vota. Por que los se?ores diputados votan, supongo, siempre en conciencia, pero su voto clama, tambi¨¦n siempre, por la publicidad. As¨ª que, cuando el Reglamento, por permitir el voto secreto, les permita ocultar el sentido de su voto, dejen a su conciencia en paz y amp¨¢rense, limpiamente, si quieren, en la argucia procedimental.
Pero lo m¨¢s chocante es que en el caso presente, al parecer los diputados pudorosos por raz¨®n de su conciencia lo son porque as¨ª se les ha ordenado o pedido desde las supremas instancias del Partido. Es decir, que sacan su conciencia libre a relucir por mandato imperativo. Quiz¨¢ sea algo excesivo eso de tener conciencia a la orden.
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