"Eso no era de mi competencia"

"Las competencias son irrenunciables e intransferibles". ?se es uno de los principios con que se trabaja en la Administraci¨®n seg¨²n ha proclamado en la Audiencia Nacional uno de los ex cargos procesados por los supuestos delitos de imprudencia temeraria y contra la salud p¨²blica por el caso de la colza desnaturalizada con anilina, un aceite para uso industrial que se desvi¨® hacia el consumo humano y caus¨® 1.200 muertos.

As¨ª, durante las cuatro primeras semanas del juicio, ocho sesiones, puede convenirse que los abogados de las v¨ªctimas -su objetivo final es que, a trav¨¦s de alguna condena, el Estado sea declarado responsable: civil subsidiario y aqu¨¦llas cobren m¨¢s de medio bill¨®n de pesetas en indemnizaciones- se han visto engullidos por el laberinto del funcionariado.

Ciertamente, sus preguntas tienen que batirse no s¨®lo entre leyes, decretos, normas, disposiciones o circulares, sino tambi¨¦n contra una respuesta que se reitera hasta la saciedad: "Eso no era de mi incumbencia". Casi siempre, en efecto, el detalle en cuesti¨®n compet¨ªa en aquel tiempo, 1981, a otra secci¨®n, otro servicio u otra direcci¨®n general cuando no a otro ministerio.

"?Silencio! Si no, tendr¨¦ que desalojar la sala". El presiderite del tribunal, Jos¨¦ Antonio Mara?¨®n, tuvo que cortar de ra¨ªz el pasado martes la indignaci¨®n, en forma de exclamaciones y pataleos, de las pocas decenas de afectados que pueden asistir en directo a la vista -centenares de ellos tienen que conformarse con plantarse en la calle a costa de los automovilistas-. Una de las afirmaciones de Antonio Bard¨®n, ex jefe del Servicio contra' Fraudes, les hab¨ªa exasperado: "A m¨ª me correspond¨ªa defender los intereses de los productores, no el de los consumidores".

Conciencia c¨ªvica

Un ejemplo ilustrativo. El Ministerio de Agricultura no ten¨ªa en la ¨¦poca del s¨ªndrome t¨®xico competencias alimentarias -las asumi¨® despu¨¦s-, sino tan s¨®lo agr¨ªcolas. Por eso, entre otros cometidos, el departamento de Bard¨®n hab¨ªa de ocuparse de que comerciantes desaprensivos no abusaran de los agricultores, al venderles desde fertilizantes hasta maquinarias, y de que los precios en origen del aceite de oliva no bajasen por culpa de las mezclas fraudulentas, que extend¨ªan la oferta del mercado."?Es que sus inspectores no ten¨ªan conciencia c¨ªvica para informar sobre cualquier irregularidad que observasen?", le espet¨®, airado, uno de sus acusadores. "Por supuesto. Como pueda tenerla usted mismo. Y lo hac¨ªan", le contest¨® con sequedad Bard¨®n, que fue recriminado por el juez por aludir de manera frontal al letrado. Bard¨®n, ingeniero agr¨®nomo, incluso lleg¨® a disertar con iron¨ªa sobre los inicios de los movimientos en defensa de los derechos del consumidor: "No se produjeron hasta finales de los a?os 50 o comienzos de los 60. Kennedy se signific¨® mucho en ello en Estados Unidos. Pero, en Espa?a, el Servicio contra Fraudes fue creado por una ley de 1941. No creo que, entonces [referencia a la primera etapa de la dictadura de Franco], quien la dict¨® pensara mucho en los consumidores".