Contradicciones y ambig¨¹edades

Los detractores del independentismo quebequ¨¦s afirman que sus impulsores se mueven en un mar de contradicciones y ambig¨¹edades entre liberalismo y nacionalismo, entre modernizacion y tradici¨®n dentro de una sociedad franc¨®fona donde las rivalidades hist¨®ricas -con los angl¨®fonos- se han movido siempre en un clima de envidiable tolerancia.La llamada revoluci¨®n tranquila de la d¨¦cada de los sesenta, que signific¨® la ruptura de las ligaduras con la Iglesia reaccionaria (por cierto, franc¨®fona) y el inicio del desarrollo econ¨®mico de la provincia, marca el arranque del nacionalismo quebequ¨¦s.

Desde entonces a hoy, el Estado federal y las provincias, de una parte, y Quebec, de otra, han convivido en un clima de recelos y torpezas pol¨ªticas de un lado, y de desplantes y lamentos por incomprensiones y humillaciones un tanto exagerados de otro lado.

Jacques Parizcau y Bouchard han manifestado durante la campa?a del refer¨¦ndum que el orgullo quebequ¨¦s ha sido herido por la falta de generosidad pol¨ªtica, que no financiera del Estado federal durante los ¨²ltimos diez a?os al negarse a reconocer la identidad quebequesa como la de un pueblo y una naci¨®n.

En tanto ese problema no quede resuelto con f¨®rmulas nuevas, pero al mismo tiempo, los franc¨®fonos no logren aunar a su causa a angl¨®fonos y al¨¦fonos, el caso Quebec continuar¨¢ siendo irresoluble comprometiendo el destino de Canad¨¢ como naci¨®n.