Miedo en el cuerpo

Felipe Gonz¨¢lez rehuy¨® ayer el cuerpo a cuerpo, despu¨¦s que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, con un discurso tan inteligente como eficaz, explotara todas las debilidades del Gobierno a lo largo de sus relaciones con los chantajistas Mario Conde y Juan Perote. En esa huida, Gonz¨¢lez utiliz¨® el ardid de regalar a los medios de comunicaci¨®n un titular, esto es, que las elecciones generales se celebrar¨¢n un domingo del pr¨®ximo mes de marzo. Gonz¨¢lez sab¨ªa que esto pod¨ªa hacer picar al personal, y colocar el foco en otra cosa diferente al chantaje.Ayer, el presidente fue m¨¢s expresivo que el ministro de Justicia, Juan Alberto Belloch, respecto a quienes controlan el material sustra¨ªdo del Cesid.

Mientras el ministro hab¨ªa dicho que "el sustractor la hab¨ªa hecho llegar a terceras personas a las que Santaella representaba", Gonz¨¢lez dijo ayer esto: "Por distintas v¨ªas se advirti¨® al Gobierno que al menos parte de esa documentaci¨®n se encontraba a disposici¨®n de don Mario Conde". Sin embargo, no continu¨® profundizando y se limit¨® a resumir aquello que Belloch ya hab¨ªa informado.

Aznar hall¨® una clave importante para torpedear a Gonz¨¢lez. El pasado 21 de junio, el vicepresidente Serra compareci¨® sobre el asunto el esc¨¢ndalo de las escuchas.

El 29 de junio lo hac¨ªa Gonz¨¢lez. Entre medias, el 23 de junio, Gonz¨¢lez recibi¨® a Santaella. Seg¨²n aport¨® Aznar, el presidente pod¨ªa necesitar informaci¨®n de los chantajistas para poder acudir a la C¨¢mara con una composici¨®n de lugar m¨¢s precisa e, incluso, para saber hasta qu¨¦ punto era posible todav¨ªa salvar la situaci¨®n.

Lo que dice Aznar tiene sentido. Por una raz¨®n: el material de las escuchas fue aportado por el t¨¢ndem Conde-Perote. Fue un empuj¨®n para, que recomendaciones aparte, el 23 de junio Gonz¨¢lez recibiera a Santaella. Hasta entonces las charlas entre Belloch y Santaella, iniciadas en abril, no lograron llevar al aboga do al Palacio de la Moncloa. Era necesaria una bomba. Las escuchas.

Pero el pasado 23 de junio se inici¨® un atajo hacia la nada. Porque Conde, a trav¨¦s de Santaella, ped¨ªa algo imposible. Por eso, Gonz¨¢lez lleg¨® a la conclusi¨®n de que Serra estaba perdido. Que Gonz¨¢lez no quer¨ªa ahondar en estos temas estuvo claro desde el comienzo de octubre. Pod¨ªa haber comparecido en lugar o acompa?ado de Belloch, pero no quiso.

Una fuente solvente dice saber que cuando Jordi Pujol pregunt¨® a Gonz¨¢lez por qu¨¦ no comparec¨ªa, ¨¦ste le explic¨® que Belloch no conoc¨ªa todo, el asunto del chantaje mientras que ¨¦l, el presidente, conoc¨ªa cosas de las que no pod¨ªa informar.

Por tanto, Belloch no mentir¨ªa al no hablar de cosas que ignoraba. ?l, Gonz¨¢lez, no pod¨ªa. En caso de no hablar de esas cosas estar¨ªa mintiendo.

En su comparecencia del 29 de junio, aunque omiti¨® su entrevista con Santaella, el presidente insinu¨® que hab¨ªa una trama de intereses. No le puso nombres y apellidos.

Ayer Gonz¨¢lez eligi¨® nuevamente el perfil bajo. Es posible que la contundencia de Aznar, que por cierto fue duro y tajante con Mario Conde, le hiciera replegarse. Pero gente que se tiene por informada insist¨ªa anoche que aunque el discurso de Aznar pudo influir, Gonz¨¢lez iba decidido a ser muy prudente. Hay evidencias de ello.

Esto quiere decir una cosa: la t¨¦cnica del chantaje contin¨²a en acci¨®n. Hay miedo en el cuerpo.