Washington refleja la luz de Vermeer en una muestra ¨²nica
La National Gallery expone 21 de los 35 cuadros del pintor
Johannes Vermeer (1632-1675) pint¨® menos de cuarenta cuadros en sus 43 a?os de vida. Los expertos certifican como aut¨¦nticas exactamente 35 obras. De estas 35 casi dos terceras partes se exponen desde ayer, hasta el 14 de febrero, en la National Gallery de Washington, en una muestra ¨²nica: es la primera vez que se pueden disfrutar 21 cuadros en un mismo lugar en los 300 a?os de existencia de las pinturas del maestro holand¨¦s.
Robert H. Smith, presidente de la National Gallery, rebosa satisfacci¨®n: "La idea de que puedan reunirse tantos vermeers en un sitio es verdaderamente incre¨ªble". La cantidad no deja de ser el gancho estad¨ªstico de la muestra. Lo verdaderamente notable es la contemplaci¨®n de las obras, esas peque?as maravillas, esos milagros de serenidad", como se?ala el cr¨ªtico Paul Richard. La serenidad y los matices de iluminaci¨®n en La bordadora de encaje (1669-1770, Louvre), o en Una mujer escribiendo (1655, National Gallery), o en la Mujer con un collar de perlas (1664, State Museum, Berl¨ªn).Jan Vermeer, uno de los grandes maestros holandeses del siglo XVII, naci¨® en Delft, la ciudad que inmortaliz¨® para siempre en su Vista de Delft (1660-1661, Mauritshuis, La Haya). Es una de las obras que ha sido sometida a un tratamiento de limpieza para esta exposici¨®n, que podr¨¢ verse el a?o pr¨®ximo, a partir de marzo, precisamente en el Mauritshuis, el Real Gabinete de Pinturas de La Haya.
A Marcel Proust no le hizo falta contemplar la Vista de Delft despu¨¦s de la limpieza para describir la fascinaci¨®n que sinti¨® ante el tejado iluminado de amarillo por el resplandor del sol, a la derecha del cuadro. Ahora, el paisaje de las casas de la ciudad natal del pintor doradas por la luz del sol despu¨¦s de una suave lluvia realzan el an¨¢lisis de Kenneth Clark cuando asegura que "la representaci¨®n de la atm¨®sfera alcanza tal grado de perfecci¨®n que, debido a su absoluta precisi¨®n, nunca ha sido superada".
Documentos perdidos
De la traves¨ªa art¨ªstica de Vermeer se conoce muy poco. En 1653 estaba registrado en el Gremio de San Lucas, aun que no pudo pagar la inscripci¨®n hasta 1656, pero no hay datos de con qui¨¦n aprendi¨® el oficio (si es que fue aprendiz en alg¨²n estudio) ni de si viaj¨® al extranjero. Cartas, documentos, incluso dibujos y borradores se han perdido. Como otros artistas de su generaci¨®n, Y Vermeer comenz¨® pintando ambiciosas escenas de martirios cristianos (Santa Pr¨¢xedes 1655, Colecci¨®n Barbara Piascka Johnson), temas religiosos (Cristo en la casa de Marta y Mar¨ªa, 1655 National Galleries, Edimburgo) y mitos (Diana y sus compa?eras, 1655-1656, Mauritshuis, La Haya), las tres presente en la exposici¨®n de Washington. Se ci?¨® despu¨¦s a los paisajes cercanos, desde la Vista de Delft hasta la fascinante y minuciosa Callejuela de Amsterdam (1657, Rijksmuseum -Amsterdam).La expresi¨®n pict¨®rica de Vermeer concluy¨®, tambi¨¦n en l¨ªnea con las tendencias del momento, en la supresi¨®n d¨¦ la narrativa para dejar paso a los fragmentos de vida, al intento de captar con pinceladas cada vez m¨¢s precisas la belleza de los objetos m¨¢s, sencillos, a la intimidad de las habitaciones en las que se sorprende el instante cotidiano (Mujer escribiendo una carta con su criada, 1670, National Gallery, Dubl¨ªn), un ¨®leo que ha sufrido el sobresalto de haber sido robado dos veces, primero por el IRA, en 1974, y luego por la mafia dublinesa, en 1986; a la expresi¨®n de una hermosura como la del rostro de la Ni?a con un pendiente de perla (1665-1666, Mauritshuis, La Haya); o al reflejo del papel central que Holanda ocupaba en la ciencia y el comercio internacionales en el siglo XVII (El ge¨®grafo, 1668-1669, Frankfurt Art Institute).
Sus bi¨®grafos sugieren que Vermeer se refugiaba en el universo de la precisi¨®n y quietud de sus pinturas como equilibrio de la agitaci¨®n y el ruido que le acompa?aron durante toda su vida. El padre de Jan Vermeer ten¨ªa una hospeder¨ªa y taberna y era marchante de arte. Del matrimonio de Vermeer con Catharina Bolnes nacieron nada menos que 15 hijos. A pesar de que, como su padre, Jan Vermeer era comerciante de arte, su baja producci¨®n y la crisis del mercado hicieron que en el momento de su muerte, en 1675, atravesara una situaci¨®n de serios apuros eco n¨®micos. Su viuda luch¨® para salvar las obras de los acreedores, pero nueve a?os despu¨¦s de la muerte de Catharina, en 1687, 21 cuadros de Vermeer sal¨ªan a subasta en Amsterdam. Tuvieron que pasar casi 200 a?os, hasta mediados del siglo XIX, para que el maestro holand¨¦s empezara a recibir seria atenci¨®n del mundo del arte.
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