Destiempo
Conforme la ¨²ltima legislatura socialista declina, la pol¨ªtica se est¨¢ convirtiendo en una carrera contrarreloj donde ning¨²n corredor sabe c¨®mo sincronizarse, pues ignora cu¨¢l de los m¨²ltiples cron¨®metros le proporcionar¨¢ una marca mejor. De ah¨ª, que la obsesi¨®n del presidente del Gobierno, tal como la formul¨® en la Fundaci¨®n BBV, sea la de "alcanzar el dominio del calendario en lugar de seguir arrastrado por una serie cada vez m¨¢s numerosa de compromisos a fecha fija" (seg¨²n la cita de M. ?. Aguilar: EL PA?S, martes 31 de octubre, p¨¢gina 20).?C¨®mo se alcanza el dominio del calendario? Evidentemente, en democracia no s¨¦ puede romper ni parar el reloj. Pero, si no es posible congelar el tiempo, s¨ª se puede diferir o dilatar sus plazos forzando la duraci¨®n y haciendo que discurran al ralent¨ª o que terminen a destiempo. Es lo que intenta Gonz¨¢lez con su negativa a disolver las Cortes tras ver rechazado su Presupuesto o con su aplazamiento indefinido de la decisi¨®n de presentarse como cabeza de su lista electoral o renunciar a hacerlo. Pero actuando as¨ª se comporta como un ¨¢rbitro de f¨²tbol que al final de los 90 minutos de juego prolongase artificialmente el partido regalando al equipo que va perdiendo un precioso tiempo de descuento. Esta parcial arbitrariedad de erigirse a la vez en juez y parte es, sin duda, perfectamente legal, pero revela una peligrosa inclinaci¨®n a caer en la marruller¨ªa del peor juego sucio.
Si el partido ya ha acabado y es el PSOE el que lo ha perdido, ?por qu¨¦ no silbar ya su final definitivo? ?A santo de qu¨¦ viene tanta demora injustificada?'?Por qu¨¦ esperar a los idus de marzo cuando la disoluci¨®n podr¨ªa firmarse a tiempo de que la campa?a electoral comenzase pasadas las Navidades? ?S¨®lo por empe?arse en alcanzar contra viento y marea el dominio del calendario?Es posible que se trate, una vez m¨¢s, d¨¦ una pol¨ªtica de gestos que permita mantener el tipo cara a la galer¨ªa neg¨¢ndose a dar el brazo a torcer para seguir aparentando qui¨¦n es el que manda. No se crea, sin embargo, que esto es puro teatro, pues es quiz¨¢ alg¨²n mill¨®n de votos, de m¨¢s o de menos, lo que est¨¢ pendiente de gestos como ¨¦stos.Muchos le piden a Gonz¨¢lez, ya que ha perdido, que tenga la entereza democr¨¢tica de marcharse con elegancia, como hizo Su¨¢rez en su momento. Pero olvidan que la facilidad con que Su¨¢rez cedi¨® el poder le cost¨® a UCD su hundimiento electoral. Y Gonz¨¢lez no quiere que al PSOE le pase lo mismo. Por eso, para conservar intacto el fondo de resistencia electoral, hace falta mantener el tipo a cualquier coste. Lo cual, dicho sea de paso, nos beneficia a todos, por sucio que resulte el juego. Pues, si Gonz¨¢lez se rindiese f¨¢cilmente y, ante lo patente de su debilidad, el PSOE se hundiese, lo pagar¨ªa la democracia espa?ola, que no debe permitirse otro cheque en blanco para una nueva mayor¨ªa absoluta como la de 1982, cuando no se supo evitar la ca¨ªda en la tentaci¨®n de extralimitarse en el abuso de poder. Y un razonamiento an¨¢logo permite entender por qu¨¦ no se decide Gonz¨¢lez a presentarse o retirarse. Anunciar a destiempo que tira la toalla implica no s¨®lo regalar la mayor¨ªa absoluta a Aznar, sino, adem¨¢s, entregarle tambi¨¦n a Guerra el control del partido, como revela el hecho de que los guerristas postulen como candidato inveros¨ªmil a su l¨ªder a fin de vetar a los posibles sucesores. De ah¨ª, que, como en el juego del gallina (v¨¦ase, James Dean en Rebelde sin causa), haya que aguantar hasta el ¨²ltimo instante, al borde ya del abismo, esperando que el rival no soporte la tensi¨®n y se achante antes para quedarte t¨² con el honor de ser el ¨²ltimo en tirarte del coche. Pero esta apuesta contra el tiempo puede ser suicida si yerras el c¨¢lculo y te tiras a destiempo. Es lo que le podr¨ªa suceder a Gonz¨¢lez si tuviera que presentarse finalmente corriendo el riesgo de que el Supremo le procese. Y, como el presidente no puede asumir ese riesgo a destiempo, antes de que ocurra tendr¨¢ que tirarse en marcha del coche.
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