Administraci¨®n de EE UU sufre su segundo de cierre consecutivo
"Diferencias irreconciliables" entre el presidente Bill Clinton y el Congreso, seg¨²n la expresi¨®n del portavoz de la Casa Blanca, Michael McCurry, obligaron ayer, por segundo d¨ªa consecutivo, al clerre de una gran parte de las oficinas del Gobierno norteamericano. Es la primera vez en la historia que esta situaci¨®n se extiende por m¨¢s de un d¨ªa laborable, y las perspectivas son que el cierre se prolongue a¨²n m¨¢s tiempo. Las ¨²ltimas conversaciones entre las dos partes han sido descritas como propias de un clima de guerra fr¨ªa. Este clima habr¨ªa obligado a Clinton a anular su pr¨®xima visita a Jap¨®n. Anoche se daba por seguro que el vicepresidente, Al Gore, ir¨¢ en su lugar.
Ayer ni siquiera hab¨ªa convocados contactos formales entre la Casa Blanca y los l¨ªderes republicanos del Congreso, aunque se confiaba en que ¨¦stos se pudieran reanudar por la tarde. La ¨²ltima reuni¨®n entre el jefe de Gabinete, Leon Panetta, el presidente de la C¨¢mara de Representantes, Newt Gingrich, y el l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, Bob Dole, concluy¨® en la noche del martes sin resultados.Seg¨²n McCurry Panetta pidi¨® a los congresistas el levantamiento de los fondos para las operaciones, del Gobierno a cambio de un compromiso de las dos partes de equilibrar el presupuesto "en un cierto penodo de tiempo", y sobre la base de "condiciones econ¨®micas cre¨ªbles y mutuamente acordadas". El portavoz de la Casa Blanca inform¨® que los republicanos rechazaron esa alternativa. Los l¨ªderes del Congreso s¨®lo est¨¢n dispuestos a levantar el bloqueo de los fondos para el Gobierno a condici¨®n de que el presidente se comprometa p¨²blicamente a acabar con el d¨¦ficit. Bill CIinton dijo el martes que est¨¢ de acuerdo con ese objetivo, pero no cree que sea posible conseguirlo en siete a?os, como pretenden los republicanos, ni est¨¢ dispuesto a hacerlo a costa de reducir dr¨¢sticamente los programas sociales.
Los republicanos no quieren poner el Gobierno en marcha de nuevo sin, obtener algo a cambio. Y la Casa Blanca, que se ve beneflciada por los resultados de las encuestas, no parece tener prisa en resolver esta situaci¨®n.
Un sondeo de la cadena CNN mostraba ayer que, en este momento, un 49% de los norteamericanos considera que los dem¨®cratas est¨¢n m¨¢s capacitados para el presupuesto, mientras que un 36% se inclina por los republicanos. Hace s¨®lo cuatro meses, esos resultados eran f¨¢vorables al partido que controla el Congreso. En esa misma encuesta, un 49% de la poblaci¨®n culpa a los republicanos por el cierre del Gobierno, y un 26% al presidente.
Mientras los dos partidos siguen atascados en esa d¨ªscusi¨®n, el pa¨ªs trata de recuperar una cierta normalidad con la mitad de los servicios p¨²blicos que regularmenite recibe. Aunque todos los empleados en labores esencialies est¨¢n en sus puestos, el cierre afecta a los ciudadanos de diversas formas. 22.000 pesonas se quedan, por ejemplo, sin recibir diariamente el pasaporte. 28.000 ciudadanos tienen que renunciar cada d¨ªa a presentar sus documentos para aspirar a beneficios que les, corresponden de la seguridad social.
Aparte del da?o que el cierre de museos monumentos y parques nacionales hace al turismo, la Biblioteca del Congreso no puede satisfacer el mill¨®n de consultas que recibe diariamente. Tambi¨¦n hay algunos beneficiados, como los 39 inmigrantes ilegales que fueron liberados en Colorado por la escasez de funcionarios para atender sus casos.
El ¨²nico servicio que est¨¢ al completo son las Fuerzas Armadas, d¨®nde todo su personal en activo, 1.537.000 hombres y mujeres en total, permanecen en sus puestos. Sin contar con ellos, y con los 790.000 que componen el personal militar de la reserva, Estados Unidos tiene alrededor de dos millones de funcionarios civiles. El Departamento que ha sufrido el mayor recorte es el de Vivienda y Urbanismo, donde s¨®lo trabajaban 100 personas de un total de 12.000. En el Departamento del Estado trabajan 8.000 de 26.500.
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