La ni?a que no quer¨ªa ponerse faldas
"Hasta hace dos a?os, que empece a ver a transexuales que contaban su historia en televisi¨®n, yo no entend¨ªa qu¨¦ me pasaba. Cre¨ªa que era la ¨²nica persona del mundo con este problema", cuenta Pedro, de 32 a?os, que naci¨® siendo una ni?a. "Mi padre me pegaba porque yo no quer¨ªa ponerme falda. Criticaban mi aspecto de ni?a chicazo y me rega?aban. Como tardaba en venirme la regla, a la que repudias con todas tus fuerzas, mi madre me llev¨® al ginec¨®logo, y luego tambi¨¦n a un psiquiatra, quien me diagnostic¨® una neurosis sexual. Pero realmente ning¨²n m¨¦dico sab¨ªa lo que me suced¨ªa. Yo parec¨ªa un bicho raro", confiesa con dolor.Pedro se oper¨® por primera vez en Madrid en enero de 1994. Desde entonces, por algunas complicaciones m¨¦dicas y otros motivos que prefiere no comentar, ha tenido que pasar por el quir¨®fano siete veces.
"Ha sido muy duro", asegura, "y todav¨ªa me queda otra operaci¨®n. Sin embargo, para m¨ª, era tan fundamental tener mi cuerpo de var¨®n que merecen la pena los sacrificios m¨¢s grandes. El precio tambi¨¦n es muy elevado y he podido coste¨¢rmelo gracias a la ayuda de mis padres. Pero tras la operaci¨®n, cuando te ves como tu mente siente, eres el ser m¨¢s feliz del mundo".
Actualmente Pedro se encuentra en paro. Tuvo que abandonar su empleo por no poder soportar "las iron¨ªas, las miradas por el rabillo del ojo y los chistes e indirectas de los compa?eros de trabajo".
Como a la mayor¨ªa de los transexuales, a Pedro le ha tentado muchas veces la idea del suicidio. Y tambi¨¦n, como tantos de ellos, no curs¨® estudios superiores, a pesar de sacar siempre muy buenas notas. "Ya era bastante duro el instituto como para seguir luchando en la Universidad".
"Te ves obligado tantas veces a hacer una doble vida, a dar explicaciones, a justificarte, casi a pedir perd¨®n por tu extra?a condici¨®n, que tienes que construirte una coraza para que no duela tanto vivir. Pero yo tambi¨¦n he tenido la gran suerte de encontrar pronto una novia, que ha sido mi mayor apoyo. Y una familia que ha acabado comprendi¨¦ndome, y muchos amigos que me han querido", dice esperanzado.
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