?pica
Hac¨ªa tres a?os que H¨¦roes del Silencio no actuaba en Madrid y, ante la demanda de sus seguidores, el concierto programado para el martes se ampli¨® al lunes con el consiguiente, lleno absoluto en ambos recitales.Temprano" pasadas escasamente las 21.30, salieron al escenario Enrique Bumbury y sus compa?eros con los amplificadores al m¨¢ximo de potencia para acompa?ar el rock de unos compositoles que han creado una f¨®rmula personal de versionear el clasicismo de su propuesta. La libertad de interpretaci¨®n que permiten las letras de sus canciones son otro acierto para la apariencia misteriosa que pretenden. H¨¦roes del Silencio son unos estupendos creadores de himnos y consiguen la exaltaci¨®n propia de esta persistente inclinaci¨®n compositiva. Y la exaltaci¨®n fue la nota dominante durante la velada; el p¨²blico entregado como entregado estuvo Enrique Bumbury, manejando la soberbia de su actitud con destreza mientras cantaba y con algo menos de esa misma destreza cuando se dirig¨ªa al p¨²blico en sus arengas repetitivas de un discurso propio de ciertos pol¨ªticos y contradictorio en un artista del rock. ?O es que el rock ha perdido su capacidad innata de proponer alternativas no convencionales?
H¨¦roes del Silencio
Enrique Bumbury (voz y guitarra),Pedro Andreu (bater¨ªa), Joaqu¨ªn Cardiel (bajo), Juan Valdivia (guitarra), Alan Boguslavsky (guitarra). Sala La Riviera. 20 de noviembre.
Contrastes
Durante dos horas el quinteto recorri¨® con una velocidad y seguridad asombrosas, y tambi¨¦n con una linealidad algo machacona, los temas de su conseguido ¨²ltimo trabajo Avalancha, sin olvidar unas canciones anteriores que, coreadas por toda la sala, crearon una densa sensaci¨®n de comuni¨®n del grupo con su p¨²blico. Los m¨²sicos, est¨¢ticos y concentrados en su instrumento, sin participar de la puesta en es cena de Enrique (que result¨® bail¨®n, con el torso desnudo y toc¨¢ndose insistentemente el paquete), tuvieron alg¨²n que otro problema de sonido: el bajo se acopl¨® en varias ocasiones con el bombo de la bater¨ªa, ensuciando unos temas que en el CD brillan por su claridad.Enrique se present¨® a s¨ª mismo continuamente como un genio, refiri¨¦ndose al tiempo en el que compuso uno de sus viejos temas como "cuando los que se dicen cr¨ªticos estaban todav¨ªa con el cocherito ler¨¦"; sin embargo, demostr¨® el dominio perfecto de una voz potente aunque repetitiva en sus acordes, que fue capaz de lograr que todas las canciones sonaran sin distinci¨®n.
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