Problemas de la paz
BOSNIA TIENE una paz sobre el papel y un alto el fuego sobre el terreno. No est¨¢ mal si se piensa que, a comienzos de este oto?o, violentos combates sacud¨ªan todav¨ªa esa rep¨²blica balc¨¢nica y ciudades asediadas como Sarajevo y Gorazde segu¨ªan sufriendo la lluvia de granadas de obuses y morteros. Del acuerdo de paz arrancado en Dayton por la diplomacia de Bill Clinton ya se han comentado la injusticia que representa para el proyecto de una Bosnia unida y multi¨¦tnica y el fracaso que supone para una Uni¨®n Europea que no logr¨® conseguirlo. Lo importante ahora es poner manos a la obra para conseguir que ese acuerdo sustituya sobre el terreno, de modo duradero, al alto el fuego en vigor.Su aceptaci¨®n a rega?adientes por parte de la mayor¨ªa de los dirigentes serbobosnios es un paso muy importante. Milosevic, el presidente serbio, ha tenido que presionar muy duramente a Karadzic para conseguirlo. Es un triunfo para este hombre que quiere que se olvide que, con su ideal de la Gran Serbia, fue, el principal responsable de la cat¨¢strofe.
El siguiente paso es la sustituci¨®n de los cascos azules de la ONU por los 60.000 soldados de la Fuerza de Ejecuci¨®n (IFOR) de la OTAN. En el caso de brit¨¢nicos, franceses y espa?oles, esa sustituci¨®n se limitar¨¢ a cambiar, el casco azul y las insignias de la ONU por los uniformes nacionales reglamentarios. La novedad estriba en la llegada de tropas estadounidenses. Clinton se dirige hoy a la naci¨®n norteamericana para explicarle por qu¨¦ debe contribuir con 20.000 soldados a la Fuerza, de Ejecuci¨®n. Ante una opini¨®n p¨²blica y un Congreso. reticentes usar¨¢ el argumento de que, sin el liderazgo y la presencia militar de Estados Unidos, el acuerdo de Dayton no tiene la menor posibilidad de materializarse. Tiene raz¨®n. Si los presidentes de Bosnia, Croacia y Serbia lo han firmado es porque Estados Unidos les apretaba las tuercas. La decisi¨®n de los l¨ªderes serbobosnios de aceptar el acuerdo de Dayton deber¨ªa ayudar a Clinton a convencer a sus compatriotas.
La IFOR, constituida esencialmente por aportaciones de pa¨ªses de la OTAN, representa la primera operaci¨®n terrestre real en la historia de esta organizaci¨®n. Los 1.250 soldados espa?oles estar¨¢n en el sector de mayor¨ªa francesa. El Gobierno. desea que constituyan una brigada bajo mando espa?ol y que tengan como tarea la que ya desempe?aban nuestros cascos azules: el control de la ciudad de Mostar. Dividida entre croatas y musulmanes, es la llave del buen funcionamiento de la, por el momento, vaporosa Federaci¨®n Bosnio-Croata, la entidad destinada a ser el espinazo sobre el que alg¨²n d¨ªa pueda reconstituirse un verdadero Estado unido, multi¨¦tnico y soberano. Pero los croatas de Bosnia no son demasiado entusiastas a la hora de asociarse en una misma naci¨®n con sus vecinos musulmanes. Prefieren, en su mayor¨ªa, estar vinculados a la Croacia nacionalista del presidente Tudjman, lo que hipoteca casi tanto como la rebeld¨ªa serbobosnia el futuro del proceso de paz.
Al inmenso problema de saber c¨®mo puede funcionar la f¨®rmula de Dayton -dos entidades, una serbia y otra bosnio-croata, en un mismo Estado- se a?aden innumerables rompecabezas concretos por despejar. Para empezar, c¨®mo conseguir pac¨ªficamente que los serbobosnios, que controlan varios barrios perif¨¦ricos de Sarajevo, acepten lo establecido en Dayton: la reunificaci¨®n de la ciudad bajo el control del Gobierno bosnio. Otro asunto espinoso, dejado para una mediaci¨®n internacional, es la ampliaci¨®n, reclamada por los serbobosnios, del corredor de Posavina, que une sus territorios situados en torno a Banja Luka con la madre patria. Un tercero es el esta blecimiento de un corredor entre Sarajevo y el sitiado enclave musulm¨¢n de Gorazde. Ser¨¢n las tropas de la OTAN las encargadas de abrirlo. Otras cuestiones pendientes son el futuro de los l¨ªderes serbobosnios acusados de cr¨ªmenes de guerra, como Karadzic y el general Mladic, y, el principal de todos, los dos millones y medio de refugiados, a los que se les reconoce el derecho a regresar a sus hogares o ser indemnizados. Un problema adicional es el del necesario entrenamiento y armamento del Ej¨¦rcito bosnio.
Todo ello hace patente que ser¨ªa absurdo pensar que lo principal del trabajo de paz ya est¨¢ hecho. Al contr ario, cuando por fin, baj¨® el liderazgo norteamericano, se ha conseguido detener la matanza es cuando comienza la verdadera faena: convertir en realidad un papel y una esperanza en medio de numerosos y complejos desaf¨ªos.
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