?A quien se embarga en Cuba?
"Quiero mandar a Fidel Castro un regalo de Navidad anticipado para que se lo entregue al pueblo de Cuba, un regalo llamado Ley de Libertad". Con esta impertinente desfachatez el senador ultraconservador Jesse Helms, presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, celebraba el refuerzo del embargo a Cuba. ?A Cuba? Sin duda, no; a quien el embargo embarga, agobia y desespera no es a Cuba, y menos al r¨¦gimen de Fidel Castro, sino a la poblaci¨®n cubana. Yo tambi¨¦n pertenezco a esa caterva de "intelectuales" que seg¨²n otros intelectuales, fuimos a La Habana a reforzar a Castro. Jam¨¢s tuve esas veleidades y el socialismo real muri¨® para m¨ª con la revoluci¨®n h¨²ngara de 1956. Pero si algo sabemos los espa?oles por experiencia propia es que la l¨ªnea que separa la presi¨®n sobre los gobiernos de la presi¨®n sobre los pueblos es muy, pero que muy fina, pues cuando la ONU declar¨® el embargo contra Espa?a fue Franco quien supo instrumentalizar la medida en apoyo del r¨¦gimen. Fueron "los a?os del hambre".En Cuba falta todo de todo. Por supuesto y para comenzar, libertad e informaci¨®n para saber qu¨¦ falta. Granma, diario del r¨¦gimen, es una hoja parroquial y los telediarios s¨®lo cuentan las muchas desgracias que rodean a la saludable Rep¨²blica de Cuba. Pero basta pasear por las calles de La Habana vieja para darse cuenta del grado de miseria y necesidad que padece una poblaci¨®n que cobra en pesos, pero que tiene que pagar en d¨®lares. La despenaliz¨¢ci¨®n del d¨®lar y la t¨ªmida privatizaci¨®n de algunas actividades de autoempleo han generado ya, una econom¨ªa dual en la que el sector dolarizado devora r¨¢pidamente al no dolarizado, y condena a la miseria a la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n. La bella, hermos¨ªsima, ciudad de La Habana se encuentra literalmente en ruinas. M¨¢s all¨¢ de la plaza de Armas y alg¨²n otro espacio tur¨ªstico, el resto como asolado por un bombardeo tras el cual los supervivientes tratan de rehacer sus vidas en medio de las ruinas. El optimismo risue?o y encantador de la poblaci¨®n, que en gran medida ignora su propia condici¨®n (pero que conoce perfectamente a Rold¨¢n y Conde), es el mayor contraste con la miseria de su existencia. El llamado "periodo especial", que se abri¨® en 1990, nadie sabe c¨®mo o cu¨¢ndo se cerrar¨¢, pero la palabra transici¨®n (al menos, econ¨®mica) no es tab¨². No obstante, la ¨¦lite pol¨ªtica cubana, cincelada sobre m¨¢rmol en a?os de lucha ininterrumpida, contin¨²a alegando "los logros de la revoluci¨®n": la sanidad y la educaci¨®n. ?Pero qu¨¦ queda de esos logros cuando en los hospitales no hay gasas o esparadrapo y en las escuelas y universidades no hay libros que estudiar? Al igual que tras la ca¨ªda del Muro, todos los esfuerzos e ilusiones, sacrificios y violen cias personales y colectivos que animaban el esp¨ªritu revolucionario cubano se han desvanecido y lo que queda detr¨¢s del espejismo milenarista son ciudades sucias y malolientes y una poblaci¨®n que necesita todo, desde bol¨ªgrafos y jab¨®n hasta herramientas, m¨¢quinas y, sobre todo, cultura, ciencia e in formaci¨®n.
Por eso la exposici¨®n de libros espa?oles organizada por el Ministerio de Cultura, evidentemente obviando el bloqueo, fue un ¨¦xito de la libertad y la solidariad. Hace anos que no reciben libros y las librer¨ªas exhiben alg¨²n viejo manual del FCE junto con las obras completas de Marx-Lenin y textos actual¨ªsimos de Kim Il Sung. He visto a m¨¦dicos repartirse un manual de medicina para copiarlo por partes. He visto ni?os devorando cuentos infantiles "en colores": jam¨¢s hab¨ªan visto uno. El espect¨¢culo de las masas de cubanos absorbiendo ansiosamente esa ventana de libertad que era la Feria del Libro Espa?ol en los altos del Capitolio era conmovedor. Y emocionante. Y el m¨¢s claro desmentido a la eventual eficacia de un embargo. Los cubanos no necesitan el embargo. Helms no es sino la contrapartida de Castro. Uno y otro se necesitan. Y entre uno y otro refuerzan las necesidades de la poblaci¨®n. Espa?a debe continuar presionando para levantar ese embargo.
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