Algo m¨¢s que una simple ama de casa
De Violeta Barrios, viuda del asesinado periodista Pedro Joaqu¨ªn Chamorro, se dijo de todo cuando accedi¨® a la presidencia en 1990. Que si s¨®lo ten¨ªa estudios b¨¢sicos, que era un ama de casa, que si su inteligencia pol¨ªtica era la misma que la de una langosta del Atl¨¢ntico... Todo era cierto, pero quienes se encargaron de propagar este bajo perfil de la presidenta se guardan ya hoy de hacerlo. Al menos tan contundentemente.En opini¨®n de Sergio Ram¨ªrez, si no fuera por la corrupci¨®n descubierta en el Gobierno, fundamentalmente en el reparto entre amigos de las empresas privatizada, Violeta Barrios estar¨ªa a la par en popularidad con el cardenal Miguel, Obando, sin ninguna duda el punto de referencia, moral m¨¢s importante de Nicaragua. "Pasar¨¢ a la historia por su condici¨®n de mujer y por su contribuci¨®n a la pacificaci¨®n y a la reconciliaci¨®n", advierte Ram¨ªrez.
Violeta Barrios, aconsejada por su yerno Antonio Lacayo, hizo una separaci¨®n constituci¨®nal de poderes. Ella se qued¨® como jefa de Estado, y Lacayo, como jefe de Gobierno. En ese papel la presidenta se gan¨® el cari?o de los jefes de Estado del mundo y ha sido, por su forma sencilla de entender y ejercer la pol¨ªtica, el mejor aval de Nicaragua hacia el exterior. Al menos para la captaci¨®n de donaciones, vital para la supervivencia de este castigado pa¨ªs.
Dentro de casa se qued¨® con papeles muy concretos. En un pa¨ªs donde se ha producido una triple transici¨®n: (de la guerra a la paz, de un sistema de Estado a un sistema m¨¢s abierto y de una econom¨ªa controlada a una econom¨ªa de mercado), la presidenta de Nicaragua pasara tambi¨¦n a la historia por haber peleado hasta la saciedad por conseguir sacar del Ej¨¦rcito a su otrora caudillo, el general Humberto Ortega, hoy ya en casa. De hecho, tras la paz y la reconciliaci¨®n, el Ej¨¦rcito sandinista pas¨® de 90.000 a 21.500 efectivos, convirti¨¦ndose as¨ª en las fuerzas armadas mas peque?as y de menor presupuesto de toda la regi¨®n centroamericana.
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